Hoy encontrá este artículo de opinión de un tal Carlos Colón que me pareció muy acertado, ¿qué os parece?:
"Los imanes radicales se han venido abajo, las turbas asaltantes de embajadas se han dispersado, Ben Laden se ha entregado, Irán ha cerrado su central nuclear, Hamas se convierte al pacifismo, ETA se disuelve, ametralladoras y bombas son entregadas en los cuarteles de la Guardia Civil del País Vasco por docenas de terroristas arrepentidos: José Luis Rodríguez Zapatero anunció el martes pasado la construcción en Madrid de "un gran centro para la cultura de la paz" –de factura vanguardista, ojo, porque se trata de una "obra puntera de arquitectura para la paz"– donde van a trabajar juntas la Administración y las ONG (aunque curiosamente la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo –que aglutina a más de 400 organizaciones– no sabía nada). Como cada vez está más alejado de esta miserable realidad en la que vivimos y morimos los mortales, el presidente ha dicho con lenguaje poético y tolkieniano: "Ampliar las oportunidades a todos permite crecer a todos y, con ello, hacer más fuerte el tronco común", y los zapatólogos se han puesto a descifrar los enriquecedores mensajes que se pueden esconder en la poética declaración. El centro contará con salas de exposiciones porque será también "expresión brillante de la cultura contemporánea".
A lo mejor, quién sabe, en un simposio de la Alianza de Civilizaciones o en una de las salas vanguardistas del Centro para la Cultura de la Paz se habla alguna vez de René Guenon (1886-1951), el novelesco y extravagante pensador francés que, tras pasar por la masonería, el gnosticismo, el taoísmo, el hinduismo y el cristianismo –¡esto sí que es Alianza de Civilizaciones!– se convirtió personalmente en el puente espiritual entre Oriente y Occidente que siempre había querido ser en sus obras, convirtiéndose al islamismo con el nombre de Abdel Wahid Yahia, estableciéndose en El Cairo y casándose con la hija del jeque Mohamed Ibrahim. Pues bien, en este autor he encontrado, miren por donde, una definición bastante aceptable de Zapatero: "El lenguaje, vestido del pensamiento, puede ser también su disfraz. Que el lenguaje sea un disfraz del pensamiento debería suponer que hay un pensamiento escondido detrás de las palabras. Pero, ¿es siempre así? Se puede estar tentado de dudarlo, y de preguntarnos si, para algunos, las palabras mismas no llegan a ocupar casi por completo el lugar de un pensamiento ausente. ¿No hay demasiados que, incapaces de pensar verdadera y profundamente, llegan sin embargo a darse la impresión a sí mismos, y a veces a los demás, de que son capaces de hacerlo, encadenando con más o menos habilidad y arte palabras que no son más que formas vacías, sonidos que, aun ofreciendo tal vez un conjunto armonioso, están en cambio desprovistos de significación real?" Me gusta eso de las palabras que ocupan el lugar de un pensamiento ausente para definir la zapatespañolidad".
Un saludo.