El juego tiene unas mecánicas sencillas que se basa en intentar unir líneas para seguir el camino del protagonista.
Cada cierto tiempo aparecen escenas en las que empieza a recordar su vida y vas entendiendo un poco el sentido del por qué ha emprendido la marcha. Las escenas están cargadas de nostalgia.
El apartado artístico es precioso. Es el único motivo por el cual me lo compré.
Yo lo catalogaría más como un cuento cortito que como un videojuego.
Precio alto para la duración pero muy emotivo. Son 15 capítulos que se pasan en una tarde o menos.
Se puede jugar tanto táctil como en modo TV pero el joycon se descentra y te toca recalibrar cada dos por tres.