Menudo gilipollas, ahora aparte del divorcio pierde el curro y no sé si pisará cárcel. Pero eso sí... ¡el tío tuvo que ser el rey de las anécdotas esa noche, en su bar favorito con los colegas (¡Eh tíos, he dejado a la parienta en Pakistán... como terrorista!)!