Se quedo sola en la pequeña habitación acristalada, los rayos solares atravesaban los finos ventanales iluminando la estancia de cálidos tonos ocres, con la mirada perdida puso sus esbeltas y estilizadas manos sobre las teclas del viejo piano.
Con pulso firme y pausadamente comenzó a tocar... de repente la minúscula habitación había dejado de ser una estancia fría y silenciosa gracias a las notas que fluían de manera casi mágica del delicado instrumento.
Al cabo de un rato se podía adivinar la preciosa melodía obra de Satie. No tenia la menor duda, Gymnopedie Nº 1 era magníficamente interpretada por la misteriosa chica.
Yo, al otro lado de la puerta, hipnotizado era incapaz de dejar de escucharla, la melodía martilleaba mi cerebro de la forma mas deliciosamente posible, había perdido completamente la razón, esa canción me estaba volviendo loco, al cabo de un rato la música sorprendentemente se detuvo.
Con su obra interrumpida la chica de ojos oscuros salió de la pequeña sala, no tuve el valor de preguntar el motivo de su espantada.
Hoy por hoy solo sé que vivo para esperarla y conseguir que me vuelva a deleitar con su preciosa obra inacabada.