Cultivo espejismos en mi madrugada
que se evaporan con la luz del alba
Siembro mis sueños
en el fondo del infierno
y los fantasmas del averno
se encargan de romperlos.
Inserto una semilla
en la tierra que pisas
repleta de hormigas
que devoran mi alegría
Riego mi alma con la esperanza
de poder acariciar tu melena
Recojo el fruto obtenido
de todas mis andanzas.
Un corazón malherido,
de cosecha ajena.
(maldita naturaleza)