La icónica actriz Claudia Cardinale, musa del mejor cine italiano, ha fallecido este martes a los 87 años en Francia y «en presencia de sus hijos», según ha declarado su representante, Laurent Savry, a la AFP.
Nacida en Túnez el 15 de abril de 1938, de padres sicilianos, Cardinale trabajó con cineastas de altísimo nivel, como Luchino Visconti, Federico Fellini o Sergio Leone, protagonizando obras maestras como 'Fellini ocho y medio', 'El gatopardo' o 'Rocco y sus hermanos'. «Nos deja el legado de una persona libre e inspirada, tanto como mujer como artista», ha asegurado Savry.
Cardinale, bellísima, se convirtió pronto en uno de los rostros más conocidos y admirados del cine europeo. Musa de los mejores directores italianos (y franceses), no tuvo nada que envidiarle a los demás rostros deseados de la época, como Sofía Loren, Catherine Deneuve, Monica Vitti o Anna Karina.
Debutó a lo grande, en 1958, con 'Goha, el simple', de la mano de Omar Sharif, y 'Rufufú', donde coincidió con Marcello Mastroianni. Casi nada. Después, llegaron 'Fellini ocho y medio', 'Rocco y sus hermanos' y 'El gatopardo', que la lanzaron a la categoría de leyenda. Pocas imágenes más bellas ha dejado el séptimo arte que la de Cardinale con Burt Lancaster y Alain Delon en esta última.
Y, después, claro, mucho más. 'Hasta que llegó su hora', 'La pantera rosa', 'Los profesionales', 'Fitzcarraldo'. Cardinale pasó a la historia del cine hace mucho, porque era bastante más que un mito erótico. Era una estrella mayúscula, capaz de llenar la pantalla con su magnética presencia. Uno de sus últimos papeles fue en la española 'La artista y la modelo', en 2012, dirigida por Fernando Trueba.
Contrajo matrimonio una sola vez, con el productor de cine italiano Franco Cristaldi (14 años mayor que ella) en 1966. Se divorciaron apenas una década después, y desde entonces compartió su vida con el cineasta Pasquale Squitieri, fallecido en 2017.
