Era un sueño la primera vez que pisé una ciudad que no era la mía. Era desprenderte del olor que emanaban todas aquellas callejuelas que llevaban días sin que su basura fuera recogida por los basureros puesto que consideraban que su sueldo no era lo bastante decente como para recoger todos nuestros malolientes desperdicios. llegué por fin en tren una mañana gris, de cielo nuboso y de tez triste.Apenás dormí aunque pagué por una cama. Y es que el dichoso tren no consiguió dejar de moverse violentamente al ritmo de cada curva de vía que se interponía en su camino y en mi sueño. La mañana de Barcelona me envolvó. Me pareció la mejor ciudad española que había visto hasta entonces. Aun así sabía que alguien a quién quería ver se encontraba en la capital, a punto de irse al lugar que le correspondía. La melancolía se fue mezclando con mi percepción y otorgaron a Barcelona un puesto de honor en mi corazón.Aún así ni viejos rockeros con sus cuarenta lametones pudieron apartar de mi corazón su recuerdo. Sólo me queda decir 'Miss you'