Os voy a dejar aquí un artículo de opinión de Pilar Cernuda que me ha parecido al menos interesante. Los progres de salón y los comunistas de Lacoste ya podéis empezar a llamarla facha, los becarios del Grupo Prisa que posteáis por aquí ya podéis empezar con vuestra guerra del " y tú más....lo dice la Cadena Ser", pero como aún y así me parece el artículo esclarecedor lo voy a poner; es del EuropaSur de hoy:
LOS hay que no reparan en gastos y los hay que no reparan en ahorro. Felipe González decidió veranear a cuenta del Estado y sus primeras vacaciones como presidente las pasó en el Azor, idea que levantó ampollas a todos los niveles, sobre todo en sus propias filas; los años siguientes se instaló en residencias de Icona, sobre todo en Doñana, donde estaba bien servido, bien atendido y gratis total.
No pareció mal a los españoles la utilización de las residencias oficiales por parte del presidente. No sólo lo hacen jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, sino que además son garantía de que las obligadas medidas de seguridad no van a perturbar al vecindario. Aznar, sin embargo, prefirió los primeros años dejarse invitar por un empresario que ponía su chalet a su disposición en Oropesa, y luego alquiló en Menorca una casa que pagaba de su bolsillo. Con Zapatero volvemos atrás y copia el modelo González, pero con modificaciones. Por ejemplo, ha acondicionado La Mareta al gusto de su esposa. El año pasado la mujer del presidente dio instrucciones precisas sobre los cambios que quería hacer en la residencia que semanas atrás había ocupado la Familia Real en pleno sin que les pareciera necesario ningún tipo de arreglo. Sonsoles Espinosa viajó a Lanzarote para supervisar obras y asegurarse de que todo quedaba como ella quería..., con factura multimillonaria que pagó papá Estado. Queda el consuelo de que aquellas obras tienen perdurabilidad, este año Espinosa no ha ordenado cambios, que se sepa. Pero en cambio el presidente y su mujer no han dudado en coger un Falcon para llevar a sus hijas a Londres y darse un garbeo por la capital británica. Tampoco les costó un duro, durmieron en la embajada; sólo gastaron lo que pagaron en las tiendas a las que fueron de compras.
En Moncloa ha sentado fatal que haya trascendido la noticia y se han apresurado a indicar que el motivo del viaje no eran las compras sino recoger a sus hijas, que habían hecho un curso de inglés. Perfecto que las niñas aprendan inglés, es casi una obligación, pero el Falcon no está para utilizarlo en asuntos privados. Cuando las infantas estudiaban en Londres, era habitual ver a la Reina coger un avión de Iberia en fin de semana; y no se alojaba en la embajada, sino en casa de su hermano Constantino o en un hotel.
Enrique Barón, pillado cuando iba a esquiar en helicóptero, se inventó que un ministro era "un bien de Estado"; Alfonso Guerra no dudó en pedir un mystere una vez que se vió apurado para llegar a tiempo a los toros. Pensábamos que aquellos errores no iban a repetirse, pero el Zapatero del buen talante ha vuelto a las andadas y se toma los dineros públicos a título de inventario, aunque presume de que su Gobierno, por socialista, es ejemplo de austeridad. No es eso lo que se ve, sino todo lo contrario.
Porque además, cuando se critican esas actitudes, la respuesta que llega desde su entorno es arremeter contra el que critica. A eso hemos llegado.
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