Matt se desperto aquella mañana de sabado, habia olvidado desconectar el despertador de la radio y sonó a una hora inapropiada, aunque últimamente para Matt cualquier hora era inapropiada para levantarse. Despierto, sin ganas de hacer nada, se quede tumbado en la cama mientras de fondo sonaba los 40 principales. Matt siempre había sido un chico listo y muy trabajador, pero desde que había empezado 1º de bachillerato la pereza le acechaba desde todas partes, él mismo lo había percibido, se daba cuenta de que no era el mismo; no hacía los deberes, nunca atendía al maestro en clase, cuando llegaba a casa nisiquiera le apetecía hacer aquellas cosas que siempre le habían gustado hacer. Esa mañana, se quedó inmóvil, tumbado bocabajo en la cama, concentrándose en no pensar nada, él era consciente de su actitud últimamente y ya hacía tiempo que había empezado a notar las consecuencias, le llovían conseqüencias por todas partes, pero el poco esfuerzo que conllevaba hacer algo era suficiente como para no hacerlo, aún sabiendo que por el mero hecho no hacerlo a su debido momento más tarde le costaría mucho más. Por suerte para Matt, aquel día fue diferente, algo en el fondo de su cabeza se sentía incómodo por esa forma de vida que en tan poco se parecía a Carpe Diem, más bien era como dormir despierto; ese algo empecaba entonces a despertar, una vez más el subconsciente había tenido que surgir para hacer su magía. En ese momento Matt empezó a pensar que hacía en la cama, y se respondía “no tengo nada que hacer fuera de la cama”, hasta que comprendió que esa no era la pregunta, era “qué puedo hacer fuera de la cama”, se levantó y se prometió que no volvería ha desaprovechar nunca más una mañana tan preciosa.
PD: La verdad es que no me ha salido tan bien como desearía (sobre todo la parte del final), pero últimamente estoy muy perezoso y la verdad es que siempre va bien ver el problema de uno desde fuera, jejej espero que se me pase este estado de navidades prolongadas que tengo encima
Saludos