Lut.xv. Genesis

Bueno otro toston mas... digo capi [+risas]
Bueno , a ver que me contais, tengo gans de acabarlo ya, la verdad....
Queria pedir disculpas tambien por las faltas de ortografia y acentos y to eso.... el word que tengo ta en ingles y no tiene correccion ortografica en español ¬_¬ , los iento...
Ala, que no os duela mucho la cabeza despues de leerlo....

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XV. GENESIS


“Por que?” Repetia tan sólo en su mente, con la tristeza morando en su interior. Esta vez habia conseguido hundir sus afiladas raices hasta lo más porfundo de su ser y no tenia intencion de huir, como en otras ocasiones.
Perdida.
Aislada.
Cada segundo transcurria lento arrancandao un pizca de su esencia, precipitandose hacia la nada.
Lo que debía haber ocurrido se desvanecia lentamente de sus pensamientos bajo el velo de las sombras. El presente habia ocupado el puesto de los designios de Aris sin remordimientos, y se extenderia con su mano destructora sobre toda su hermosa Creación.
En ese instante, a solas consigo misma, todo habia dejado de importarle ya. La esperanza se habia deslizado sigilosamente por su espalda dejandola desamaparada. En su soledad, el abatimiento por haber destrozado al Xarabamath con sus propias manos se habia convertido en una insignificancia, comparado con la herida que la mirada de Dharion le habia causado.
Los ojos del joven le habian atravesado hasta sus sentidos. El dolor se extendió sin descanso, haciendola sufrir una infinidad de veces mas que si cualquier Criatura de la Noche la hubiera devorado viva.
Recordaba su rostro, de atractivos rasgos, culpandola en silencio. La furia contenida estaba en su mirada, antes de girarse y darle la espalda para siempre. Antes de relegarla a la Oscuridad que su Padre le habia ofrecido como el más preciado regalo.
Tanto dolor la habia doblegado. Se abrazaba asi misma envuelta en las ropas otorgadas por su padre para sumergirla mas en su posesion. Se dejaba arrastrar como una muñeca rota sin apenas voluntad para pensar y mucho menos para vivir.
Percibió como era observada. Una presencia que conocia muy bien se acercaba lentamente y la rodeaba con su maligno poder.
- Hitsys...
Su voz era profunda, cargada de toda la oscuridad del mundo de las Sombras.
Ella lo oyó pero no quiso regalarle su atención.
- Hitsys...
El eco se propagó rebotando en el interior de su mente. Por mucho que se negara, Él podria entrar allí y obligarla a todo.
- Que quereis ahora de mi? - preguntó sin variar su postura.
- Que os comporteis como mi Hija...
Fue una orden más que una suplica.
- Dejadme morir...
- Morir? Por qué quereis morir?
- No quiero ser testigo más de esta locura. Habeis ganado. Destruirlo todo pero no me tortureis mas...
- Torturaros? Jamás os haria algo asi?
La voz sonó extraña, perdiendo su eco.
- Hitsys...
- Dejadme!!! - chilló ella.
Hitsys fue doblada de nuevo ante el poder de Netz. La prolongaciones de la nada agarraron sus manos y su cabeza, obligandola a mirar cara a cara al Dios del Mal. Esta vez se se enfrentó a sus aterradores ojos rojos mirandole de frente y urgando en lo mas profundo de sus pensamientos. La máscara de su Padre era severa y no permitiria ninguna desobedecia por su parte.
- Hitsys! No habeis entendido nada? -interrogó con curiosidad Netz.
- No hay nada que entender - desvió la mirada, la maldad del Dios era demasiado para sus ojos bicolor -, la Creación ya es vuestra, haced lo que deseeis con ella…
- Hitsys, la Creación no es solo mi posesión, tamién os pertenece… -su voz se extendió de nuevo por la nada con un tono serio pero tranquilo.
- No la quiero! -murmuró entre dientes.
- Cualquier mortal la aceptaria sin pensarlo y vos la despreciais a la ligera? -Él estaba sorprendido.
No obtuvo ninguna clase de respuesta a esa pregunta. La joven seguia retenida por su poder, que la mostraba como una hermosa criatura de cabello negro envolviendola suavemente. De mirada triste que no podia enfrentarse a Él, por miedo u otro sentimiento que el Dios no llegaba a entender.
- Entonces… que es lo que deseais, Hija mia? -preguntó paciente Netz liberandola de sus ataduras.
Hitsys dejó que sus brazos desacansaran a cada lado de su cuerpo, como si estuvieran muertos, mientras su cabeza continuaba baja con una infinidad de conflictos interiores empujandola al borde de la locura.
Tomó su tiempo para responder a la pregunta de su Padre. Él aguardaba tranquilo, disponia de toda la eternidad, practicamente.
Ella lo miró y tan solo dijo una palabra:
- Dharion…
El rostro de Netz se desfiguró en una horrible mueca de desagrado. Sus ojos resplandecieron por la ira lanzadose contra ella para volver a agarrarla con la negrura.
- Dharion! - gritó con su poderosa voz haciendo que el infinito se estremeciera por su poder - Como os atreveis a despreciar la Creación que os ofrezco por un simple mortal?
Hitsys temblaba en sus garras ante tanto odio. No podia liberarse y en su mente solo estaba la imagen del joven, una y otra vez, repitiendose sin cesar. Al igual que su nombre, resonando en sus oidos a cada segundo.
- Por qué? Qué puede ofreceros él que puede superar mi presente de dominar todo un Mundo?
Ella seguia temblando. Por primera vez en todo lo que recordaba de su existencia sentía verdadero pánico ante la ira de Netz.
- Hablad! - la movió bruscamente para arrancarle las palabras con sus ojos enfurecidos.
- Amor… -susurró.
- Amor?
Acercó su rostro al de la joven con curiosidad.
- Yo también os amo -dijo con una voz rota -. No es suficiente prueba que os entregue el dominio de la Cración sin condiciones? Os entregaría hasta mi propia alma inmortal si me lo pidieseis…
Ahora si que la joven se perdió para siempre entre los ojos rojos del Dios. Su expresión se relajó adoptando la sorpresa del momento ante las ultimas palabras de su Padre.
- Si tanto me amais… por qué todo esto?
Netz la liberó sosteniendole la mirada. Dejó que el resto de su cuerpo se materializara en la nada, frente a la joven.
- Por qué me habeis relegado a la Oscuridad? Por qué me habeis obligado a matarlos? Por qué me habeis forzado a traicionarle?
Las palabras de Hitsys estaban tan cargadas de tristeza como su mirada. Sus ojos ya no tenian ese brillo especial que le hacia parecer llena de vida, fuerte, y segura de si misma. Las preguntas sin respuesta la estaban haciendo dudar mientras perdia la coherencia de ella misma.
- Aris os ha hecho mucho más daño del que nunca llegué a imaginarme, mi querida Hitsys…
Se acercó hasta ella flotando en la nada con unos movimientos tan elegantes que hubieran sido la envidia de cualquie Andor de pura raza. La joven se asustó y retrocedió torpemente, apartandose ante la cercania de toda su maldad.
- Aris? Ella me ha causado el mismo mal que al resto de la Creación, desde el instante en que nos dio la espalda.
Netz se detuvo, su maldad tambien.
- Estais en un error.
Sonrió, ahora habia conseguido captar la curiosidad de la chica quien se relajo un poco dispuesta a escuchar, al menos.
- Aris no abandonó su mundo por volutad propia - dio un paso hacia su Hija - yo la obligué.
Dio otro paso mas tanteando las reacciones de la joven quien ahora no se movia en absoluto.
- Por qué?
- Porque me robó la obra más perfecta y hermosa que jamás, ni mortal ni dios, pudiera haber creado nunca: vos.
Hitsys abrió los ojos exageradamente al escuchar aquello. No necesito apenas instantes para ser consciente de la procedencia del mal; De el por qué de la decadencia de la Creación; El abandono de la Diosa y la Supremacía que Netz había conseguido; todo apuntaba hacia ella como única culpable del origen de el final.
- Acaso creiais que Aris iba a dejar su mundo por unos motivos tan triviales como los que sus sirivientes se empeñan en creer y proclamar hacia los cuatro vientos?
Hitsys contuvo la respiración. Se sintió mareada por un instante. Todo sus conocimientos se hicieron añicos. La historia que conocia, gracias a las sacerdotisas Kigianshais y los monjes Mendor, era mentira… Entonces, todo ello significaba que una multitud de vidas habian subsistido bajo el engaño de una falsa explicaion, acerca del abandono de la Creación por parte de su Dueña. Infinidad de seres murieron despues de que sus vidas fueran construidas alrededor de la mentira acerca de la osadia de sus antepasados: desearon convertirse en dioses y desafiaron a Aris.
- Se lo que estis pensando… Y no debeis sentiros culpable por ser quien sois… -dio un paso más hacia la chica con mirada perdida.
El hecho de haber descubierto que Netz era su Padre ya no tenia importancia, porque lo que Él le desvelaba ahora la sumiria en una locura irreversible.

Tras la marcha de Dharion ellos tambien decidieron abandonar la prisión ocupada desde que fueron arrastrados hasta los dominios de Netz.
Los soldados fueron los primeros en abandonar la celda, con Gort a la cabeza. Sus movimientos eran lentos, un tanto pesados porque el miedo corría libre por sus venas.
El optimismo no tenia cabida en sus mentes, pues habían sido despojados de todas sus armas, por consiguiente, de toda oportunidad para defenderse de los moradores de aquel edificio. Tan sólo pensaban en las Criaturas de la Noche, ya que contra Netz no tendian la menor oportunidad.
El Xarabamath se apresuró a encabezarlos a todos. Iluminaria sus pasos en las sombras. Sus almas recordaban el pasado perfectamente, cuando la vida se extendia en la Creación, y el lugar estaba habitado por Aris.
Habia pasado mucho tiempo desde entonces, y el olvido de la Diosa por todo lo concebido habia hecho mella tanto en las vidas de sus Hijos como en la hermosa construcción.
Las piedras antiguas tomaron el color verdoso del moho, a traves de los años. La humedad las habia vuelto gastadas y sucias como casa una de sus antiguas y pacientes compañeras, testigos de toda una larga historia de olvido.
Recorrieron, lentamente, como el grupo que eran, los calabozos.
- ¿Qué va a ocurrir ahora? - preguntó Nékhan asustada a Agmenon quien caminaba a su lado.
- El Xarabamath nos conducirá hasta Hitsys para despertarla - respondió el joven sonriendole para tranquilizarla.
Pero la princesa, en lugar de sentirse relajada por esa sonrisa de complicidad del chico, se hundió nuevamente,en la inseguridad. Además, en su interior arraigaba un fuerte sentimiento de molestia, celos y rencor hacia Hitsys, cuando en su cabeza sabía que los habia traicionado a todos y parecia que a nadie le importaba ese detalle, ni si quiera a su querido Dharion…


El guerrero dejó guiarse solo por su corazón, era la mejor luz en las tinieblas. Habia recorrido ya no sabía cuantos corredores a tientas, pero siempre, muy seguro acerca del rumbo que debia tomar. No dudaba ante cualquier decision entre izquierda o derecha; arriba o abajo. Siempre adelante, siempre tranquilo, paciente sin preocuparle para nada el tiempo.

El Xarabamath se detuvo. Con su poderosa presencia dio luz a una gran sala circular en cuyos muros se abrían una infinidad de puertas a otros tantos pasillos que corrían libres por el interior de la construcción como si fueran venas.
- ¿Qué es lo que sucede? -preguntó Kyo arrodillándose en el suelo y depositando a Nepher suavemente sobre su capa.
Estaba un poco cansado del peso del cuerpo de la sacerdotisa y necesitaba relajar sus musculos unos instantes.
- No lo se - repondió Agmenón dando un paso hacia el Xarabamath allí detenido a media altura del suelo.
- Se acaba su tiempo - dijo Aruadna adelantandose al monje y mirando al Xarabamth tambien - y aún queda mucho por hacer.
Todos dirigieron la atención a la niña. De nuevo su expresión dejó de pertenecer a una criatura de su edad y miró a todos como iguales. Para los monjes Mendor y las sacerdotisas Kigianshais no fue difícil leer en sus enormes ojos de Dherohosz, toda la sabiduría que se escondia en su mente.
Aruadna se acercó hacia la luz con paso decidido e introdujo su pequeño bracito en su interior, cerró la mano y tiró de algo. Arrastró la luz hasta situarla sobre el cuerpo de Nepher y una vez allí la dejó libre de nuevo.
En un primer momento los ojos bicolor de la chiquilla miraban tranquilamente al Xarabamath, pero su expresión comenzó a transformarse en una mirada de enfado y rabia, como si estuviera manteniendo algún tipo de discusión con aquella luz; Una discusión que nadie más podía ni oír ni entender...
- ¿Qué sucede, Aruadna? -interrogó Agmenon arrodillandose al lado de la niña y de su hermana.
- Debemos hacer un sacrificio -dijo sin apartar su mirada de la luz - y debemos decidirnos rápido, el tiempo se acaba...
- ¿De qué estas hablando, pequeña? - se apresuró a intervenir Kyo ya que no tenia ningun presentimiento bueno acerca de lo que acababa de escuchar.
- Apartaros!- ordenó Aruadna con un tono de voz que no aceptaba reproches.
Todos obdecedieron excepto el capitán que se mantuvo allí durante unos instantes sosteniendo la seria mirada de la niña.
Solo silencio...
- Kyo no lo pongais más difícil... -habló ella - No hay tiempo.
El hombre, muy a su pesar dio varios pasos para alejarse de la sacerdotisa y de la pequeña Dherhosz que clavaba sus ojos en él de una forma muy cruel.


Hitsys había perdido ya todas sus fuerzas. Sus rodillas se habían doblado arrastrandola a yacer en mitad de la nada.
- Han escapado -dijo Netz sonriente.
- Quienes?
- Aquellos que traje desde Mendor, vuestro Dharion los ha liberado.
La joven lo miró soprendida pues en sus palabras no captó ningun tono de preocupación, enfado o ira. Nada. Sonaban con su eco propagandose libremente, sin sentimiento.
- Dharion…
- Curiosa criatura - murmuró.
- No le hagais daño! - suplicó la joven conteniendo las lagrimas de tristeza en sus hermosos ojos.
Hubo un silencio aterrador para Hitsys. No supo que pensamientos corrian por la mente del Dios quien no dejó de observarla seriamente, como decepcionado, a punto de regañar a una hija desobediente.
- Él es inservible…
- No! Haré lo que deseeis! Seré lo que vos mi pidais! Cumpliré todos vuestros mandatos sin dudar, pero no le hagais daño! - volvió a suplicar.
En ese instante las lágrimas resbalaron por su rostro. La luz brilló en sus ojos y Netz dio el ultimo paso que lo situaba frente a ella. La joven lo observaba arrodillada, con la cabeza levantara para compensar su esbelta altura.
- Aris os ha convertido en una sentimental.
Se inclinó hacia ella y la cogió de los brazos con sus manos. El contacto con el Dios era frio, desagradable y doloroso. La levantó lentamente sosteniendole la mirada hasta que la situo, sin apenas esfuerzo, a la altura de su rostro para poder mirarla bien.
- Vuestra alma tiene su origen en mi! - chilló sin apenas mover los labios -, en mi maldad!, por qué lo negais?
- No lo niego - dijo ella retorciendose de dolor por las garras del Señor del Mal.
- Voy a arrancaros toda la basura que Aris ha clavado en vuestra alma.
Tras sus últimas palabras la acercó más hasta Él. La joven estaba exhausta por el dolor de sus brazos y apenas podia mantener los ojos abiertos ya.
El Dios repasó su rostro con mirada seria. Su configuración era sin duda la de una Humana. Sus dedos largos resbalaron por la fina piel de la joven, blanca y suave. El contacto entre ambos fue muy doloroso para Hitsys. Sentia como el frio de la mano del Dios le quemaba por donde quiera que se deslizara.
Netz se detuvo, y ella pudo abrir los ojos un solo instante. Fue tiempo mas que suficiente para que Él se fijara en ellos, en sus hermosos colores.
La tortura no habia hecho mas que empezar. Ahora, la mano gelida se posó en sus labios, que reaccionaron temblando para tomar el color morado el frio. Deslizó sus dedos hasta el interior de su boca para comprobar como los colmillos de los Dherhosz tambien estaban alli. Afilados, desarrollados, lo cual le daba un aspecto inquietante cada vez que hablaba o sonreia.
Le obligó a girar la cabeza hacia un lado para ver como las orejas puntiagudas de la raza Andor asomaban a traves de su larga melena negra.
- Aris os ha otorgado un hermoso cuerpo, sin duda alguna -dijo tras su examen - Veamos que ha hecho con vuestra alma.
Sin una palabra más Netz atravesó el pecho de la joven introduciendo su mano en el interior. Ella no pudo más que soltar un grito de agonia que recorrió toda la nada.
Corrió libre tambien por todos y cada uno de los rincones de la morada del Dios del Mal. Llegó a los oidos de todas las Criaturas de la Noche que, quietas, como pacientes estatuas, aguardaban las ordenes de su Señor; Hasta los prisioneros detenidos en la sala circular. Sus ojos recorrieron la estancia aterrorizados sin saber desde donde provenia aquel aullido de inmenso dolor.
Nékhan agarró el brazo de Agmenón, apretandolo con fuerza ante el panico que la hacia estremecerse.
Dharion también lo escuchó. Habia reconocido a su dueña sin ninguna duda. Sus pasos lo habian conducido hasta el final de un pasillo donde se levantaba una enorme pared deteniendolo. No había ninguna puerta, o él no la veia, de momento. Pero lo que si sabía es que Hitsys estaba al otro lado de aquel muro.

La mano de Netz rebuscaba en lo más profundo de la joven, prisionera en su garras. Ella se revolvia de dolor sin poder hacer nada ante la tortura a la que la estaba sometiendo. La agonia era indescriptible y todos sus sentidos se habian congelado, desde su propio cuerpo hasta las profundidades de quien era ella realmente.
- Aris os arrancó de mi lado por envidia - susurraba Netz al oido de la chica mientras seguia con la mano en su interior y ella tan solo podia mirar a la nada casi ausente por el sufrimiento -, y yo la castigué por ello. Quiso utilizaros en mi contra, ya que en vos deposité todo mi inmenso conocimiento y parte de mi poder. Hubierais sido su arma infalible en la lucha por el dominio de la Creación si yo no la hubiese detenido a tiempo.
Hitsys gimió de dolor cuando ya apenas le quedaba voz para nada más.
- Pero me ha costado mucho recuperaros… Al principio a penas pude distinguiros entre los demás mortales, pero cuando supe que erais Areg.Nuk.Arak fue facil seguiros la pista y atraeros hasta mi.
- Yo… no soy… Areg.Nuk.Arak… -apenas tuvo voz para pronunciar la frase.
- Aris os ha educado bien. Pero ahora que el Xarabamath está destruido jamás podreis liberar los poderes que ella os otorgó para rescatarla del lugar donde está prisionera.
Netz tiró de algo hasta el exterior del cuerpo de la chica. Hitsys observó aterrorizada que en la garra del Dios estaba prisionera su propia alma. Era la mitad de una esfera, brillaba de una forma increible. A la vez estaba dividida en dos partes equilibradas, una oscura donde el mal se revolvia con su inmensa energia; y otra blanca, con el poder pocedente de Aris.
- Hermoso espiritu…
- No le hagais daño…
- No temais, no voy a dañar vuestra alma, tan solo voy a completarla para que seais vos misma.
- No hagais daño a Dharion…
La conciencia de Hitsys cayó por fin incapaz de soportar tal sufrimiento.
Netz arrancó de las profundidades de su propia alma el pedazo que deseaba para acabar la composición del espiritu de su Hija. Unió a la mitad de la esfera en la que su poder y el de la diosa convivian, otra mitad, para configurar una esfera perfecta donde la oscuridad ocupaba las tres cuartas partes, mientras que, en una minimo espacio residia el poder de Aris, que no podria arrancar si no deseaba destruir por completo a su creación.
Luego depositó el alma de Hitsys de nuevo en su lugar. La recogió suavemente entre sus brazos como la muñeca en la que acababa de convertirse por completo. La miró sonriendo, orgulloso de ella, de en lo que la habia convertido. Por fuera era hermosa, algo que le agradable mucho. Aunque fuera el Dios del Mal y la destrucción sabia apreciar las cosas bellas y la criatura que ahora sostenia lo era.
El rostro de la joven se había relajado una vez recuperada su alma. Parecia dormir agena a todo, como una niña, aparentemente serena.
Le acarició la cara, ahora, Hitsys no reaccionaba ante su contacto, ya no sentia el dolor del mal, porque ella misma, en su mayoria ya era casi como Él.
- Cuando desperteis sereis la Dueña de la Creación y yo vuestro amado Dios.


Aruadna alzó los brazos y el Xarabamath se movió hacía arriba. Luego, la niña, los dejó caer con un movimiento lleno de energía y la luz siguió la misma trayectoria hasta introducirse en el cuerpo de Nepher que estaba a sus pies.
La mujer saltó retorciendose mientras gritaba de dolor.
Kyo cerró los puños cuando sintió como sus malos presentimientos acerca de lo que iba a ocurrir se hacían realidad. Quiso llegar hasta la mujer Andor que yacia en el suelo revolviéndose.
Alguien lo detuvo cuando apenas se hubo movido a hacia Nepher. En un primer momento pensó que se trababa de Gort, pero enseguida reparó en que habia sido Agmenón. El monje también tenía la misma expresión de tristeza que el humano pero aún asi no le permitió interrumpir el ritual.
Nékhan observaba la escena sin poder hacer nada, sus rodillas se doblaron y cayó al suelo abatida con la mirada fija en el cuerpo de la kigianshai, y como unos rayos azules la recorrían de arriba abajo.
Los demás permanecian paralizados y en silencio observaban.
El cuerpo de Nepher dejó de moverse de repente y la luz salió portando algo oscuro que había arrebatado de su interior. El Xarabamath se esforzaba por mantener esa cosa maligna prisionera dentro de los limites de su existencia luminosa.
El mal que había sido arrebatado del alma de la kigianshai comenzó a revolverse ahogado por el poder los espiritus de los Sabios. Su tamaño aumentaba considerablemente hasta que el limite de las fuerzas de la poderosa luz de esperanza para todos estalló iluminando toda la estancia durante unos segundos.
Entonces todas las columnas que sostenian el techo sobre sus cabezas puedieron verse perfectamente, con sus relieves en motivos florales que las rodeaban desde el techo hasta su base. La cupula cubierta de pinturas ya estropeadas por el paso del tiempo; las puertas, ahora abiertas que daban paso a una multitud de corredores; y el suelo, con sus baldosas dispuestas en un hermoso mosaico de colores apagagados que se extendian desde el centro de la sala hasta los extremos.
Agmenon liberó a Kyo en esos instante para que pudiera correr hasta el cuerpo de Nepher. Él tuvo la intención de hacer lo mismo pero sus ojos se tropezaron con la princesa, de rodillas en el suelo, mirando hacia la sacerdotisa tristemente y sin tener ya más lagrimas que derramar. Su pecho se convulsionaba ante la pena sin poder expulsarla al exterior.
- ¿Os encontrais bien? -preguntó el monje una vez que hubo llegado junto a ella.
La joven lo miró antes de contestar.
- No! - gritó desesperada - No estoy bien! Estoy harta de todo! Quiero que todo acabe ya!
Golpeó el suelo con sus puños porque no podia hacer otra cosa en aquel momento, mientras la oscuridad volvia de nuevo a rodearlos a todos con lentitud.
El monje se arrodilló a su lado y dudó antes de poner su mano sobre el hombro de la princesa.
- Nékhan - dijo con una suave sonrisa de tranquilidad - Nepher no está muerta.
La joven lo miró abriendo los ojos exageradamente y adoptando una expresión de sorpresa e incredulidad. El monje siguió sonriendo observando la hermosura que su rostro habia recuperado casi al instante.
- Pero... - apenas puedo articular las palabras en sus labios - El sacrificio...
- El sacrificio era del Xarabamath para salvar a Nepher ...
Entonces la joven devolvió su atención hacia el cuerpo en el suelo de la sacerdotisa, rodeado de todos los demas. Sin pensarlo dos veces se levantó para correr hasta su mentora.
Agmenon no pudo evitar seguirla con la mirada. Su grácil figura habia caido junto a su hermana. Él volvió a sonreir, timidamente, al verla recuperar la alegría que se le había quebrado en mil pedazos.

Nepher sintió como su cuerpo volvía respirar de repente.
Abrió los ojos, esta vez, dentro de la Creación de Aris.
El primer rostro amigo fue el de Kyo. Nunca habia visto esa expresion de felicidad en él, y creyó entender el motivo.
- Ya he regresado - dijo suavemente mientras alzaba su mano torpemente y le acariciaba el rostro.
Él capitán cogió su mano, que nunca antes se atrevió a tocar y la apretó con fuerza contra su cara mientras la besaba suavemente cerrando los ojos. Suspiró aliviado ante la recuperación de la mujer.
- Nepher... - susurró con amor su nombre.
Ahora era la princesa quien abordaba su mirada. Tenia los ojos rojos y un poco hinchados de llorar, pero aún asi seguia manteniendo el mismo dulce aspecto que recordaba.
- Tranquilizaos Nékhan, estoy bien - dijo la sacerdotisa intentanto incorporarse.
La princesa y el capitán la ayudaron muy felices de su milagrosa recuperación.
- Ha llegado el momento - dijo Nepher una vez en pie, intentando mantener el equilibrio asistida por los otros dos.



Observó la superficie de la pared, era rugosa y tenia algunos antiguos dibujos que habian perdido su color y casi por completo su forma por el paso del tiempo.
Cuando Dharion posó su mano sobre la fria roca esta se estremeció recorriendo toda su superficie. Una honda en un primer momento se creó alrededor de su mano sobre el muro; un honda que se fue extendiendo hacia todas partes, como si acabara de lanzar una piedra a un estanque de agua. Entonces sintió como podia introducir su mano, lentamente dentro de la roca.
No lo pensó dos veces, dio un paso para atravesar la pared. Era gruesa y sus ojos, en un primer momento no podian ver donde estaba. Cuando quiso salir al otro lado no pudo porque algo, en la parte exterior se lo impedia, retrocedió un poco y miró, se trataba de su arma, parecia ser que ésta no podria atravesar el muro, asi que la dejó caer para no demorarse mas.
Su vieja hacha habia quedado en el suelo, olvidada porque ahora mismo era solo un impedimento para seguir adelante. No le importaba quedarse desarmado porque estaba seguro de que cuando encontrara a Hitsys todo acabaria por fin y ya, ni si quiera, le importaba morir.


- Nekhan... - habló Nepher con la serenidad que siempre la había caracterizado -, debeis conocer muchas cosas aún... - la cogió de los hombros firmemente - y no tenemos mucho tiempo.
La princesa se asustó ante esa expresión dura de su mentora.
- No sufrais... mi niña - pasó su mano sobre la frente de la chica con cariño - no hay porque tener miedo...
La joven se relajó.
- ¿Estais bien? - preguntó en voz baja y triste.
Nepher asintió sonriendo.
Los ojos de Nekhan se fueron abriendo mas y mas conforme su cabeza se veia asaltada por todas las preguntas que solo Nepher podria responderle.
- ¿Qué ocurrió en el templo Kerjaid? - preguntó excitada y con velocidad - ¿Qué os sucedió realmente? ¿Cómo habeis logrado sobrevivir?....
La sacerdotisa se limitó a sonreir y dar un paso atrás ante la mirada expectante de todos. Aguardaban a que la mujer les desvelase los motivos de todo lo ocurrido en el pasado.
- Como siempre os dije - habló con ese tono lento y pausado que había utilizado tantas veces - yo siempre los supe todo antes de que ocurriera...
- ¿Y eso que significa, hermana? - fue Agmenon quien se acercó ahora dispuesto a abrazarla.
- Mi Agmenon - suspiró ella cerrando los ojos mientras lo estrechaba - Ha pasado mucho tiempo.
- Como os he hechado de menos, Nepher -dijo el joven cerrando los ojos y disfrutando de el infimo instante.
- Y yo, mi querido hermano, y yo -susurró ella.
Ambos se miraron felices por el reencuentro familiar. Hubieran querido disfrutar de esos instantes mucho mas tiempo pero la situación no lo iba a permitir de ninguna manera.
- Debemos encontrar a Hitsys - dijo Aruadna dispuesta a asumir el liderazgo de todos.
- ¿Cómo vamos a encontrarla ? - preguntó Kyo - este edificio es enorme y no sabemos nada acerca de la ubicación de…
- Tranquilizaos, Kyo - habló Nepher interrumpiendole mientras posaba su mano sobre su brazo- Dejad que Aruadna nos guie - sonrió a la pequeña.
Él asintió. Ahora que la sacerdotisa habia vuelto milagrosamente a la vida no esta dispuesto a discutir ninguna de sus sugerencias u ordenes. Su único deseo era de poder disfrutar de unos instantes de intimidad y poder confesarle su amor antes de que todo acabara y alguno de los dos muriera llevandose consigo ese sentimiento secreto.
- En cuanto a vos, mi querida Nékhan - dijo la sacerdotisa - teneis mucho que aprender en este corto paseo hasta Hitsys.
La mujer le tendió la mano.
Nékhan se quedó helada. Clavada allí de pie sin saber qué hacer o qué decir. Observaba con cierto recelo aquella mano amiga que le iba a desvelar una infinidad de secretos que la aterrorizaban. Sabía demasiado bien que si cogía esa mano y acompañaba a Nepher, toda su vida, toda su existencia, e incluso, quién era ella misma dejarían de existir y se tranformarian en algo completamente diferente. Lo que no sabía era si eso iba a ser bueno o malo...
- Adelante - susurró el monje en su oido mientras la cogia de los hombros y la empujaba suavemente hacia su hermana - , no tengais miedo, yo estare a vuestro lado.
La sacerdotisa aguardó con su infinita paciencia hasta que la princesa optó por poner su mano sobre la suya y dejarse guiar en la última lección que debería ofrecerle como su mentora.
En ese instante todo dio vueltas a su alrededor en un loco torbellino. La realidad se desvanecio a su alrededor y se encontró vagando en una nada oscura, junto a su amada sacerdotisa. Al fondo puedieron observar un una luz rojiza que se iba haciendo mas y mas grande, mas y mas intensa hasta que ambas recorrieron la distancia que las separaba: Era un inmenso rubí rojo como la sangre.




EL GUARDIÁN ROJO

La nada era el paisaje de su mirada.
El rubí era su prisión, su morada,
La Oscuridad, el arrullo de la espera.
La Soledad, la única compañera.
El rojo, la sangre de la vida.
Y el Tiempo quién diría.

- ¿Dónde estamos? - preguntó Nékhan con curiosidad observando aquella piedra preciosa como giraba sobre si misma y como reflejaba la luz provinente de ninguna parte.
- Cuando... - murmuró Nepher mirando maravillada aquella piedra roja como la sangre.
- ¿Cuándo?
La sacerdotisa se movió gracilmente alrededor de su hallazgo para observarlo más detenidamente, con minuciosa curiosidad.
- Estamos en el principio de todo -dijo sin apartar sus ojos del rojo fuego de la piedra preciosa -, cuando Aris decidió dormir y ocurrió el Gran Desastre....
La princesa observó. La presencia del rubí también la cautivo a ella con su dulce movimiento y ese color que ahora inundaba sus pupilas sin permitirle liberarse de un inmenso poder oculto en su interior.
- Y este rubí.... ¿qué es? - preguntó con mucha curiosidad prendada de él.
- El Guardián Rojo... -respondió Nepher.
- El Guadián Rojo ... - repitió suavemente la princesa alzando una de sus manos con intención de tocar el cristal.
La enorme piedra continuaba girando sin detenerse, sin que la presencia de las dos mujeres perturbase en los más minimo su deambular por la nada.
- ¿Guardián... de qué? - interrogó Nékhan mientras sus dedos tocaban la suave superficie rojiza y sentia como el poder corria desde la yemas de sus dedos hasta su mismísima alma pasando por todo su cuerpo mortal.
- Guardián de Areg.Nuk.Arak... - contestó la sacerdotisa sonriendo.
- Y... ¿quién es? - esta pregunta iba dirigida con la mirada directamente a Nepher.
La sacerdotisa no dijo nada y la princesa entendió que tan solo debia observar más de cerca en el interior del rubí y hallaria la respuesta.
La piedra preciosa roja giraba y la joven pelirroja se inclinó hacia ella, había algo en su interior. Algo vivo que de vez en cuando se movia suavemente. Por sus formas y aspecto no tardó en entender que se trataba de un cuerpo perteneciente a algún Hijo de Aris. Y cuando el rubí completaba su vuelta vio unos ojos abiertos que miraban fijamente al vacio y entonces supo quién era.
Se movió en la nada bruscamente intentando alejarse un tanto asustada por su descubrimiento.
- ¿Cómo puede ser...? - murmuró sin entender muy bien las intenciones de Aris.
Su cabeza se vio asaltada con infinidad de preguntas sin sentido que tampoco tenian respuestas racionales. Qué pretendía la Diosa con toda esas cavilaciones, era lo que ella se preguntaba. Y lo más importante de todo, qué hacía ella, una simple Humana, en medio de toda la historia que la Aris había preconcebido para que su descendiente la despertara.


MEMORIAS DEL TEMPLO KERJAID

Cuando la princesa pudo ser consciente de nuevo de donde se encontraban toda la nada se había transformado en algo. La mano de la sacerdotisa la había transportado esta vez a otro lugar, a otro tiempo muy distinto, que ella también había vivido.
Las antorchas arrojaban luz sobre ellas dos y sobre la pared del fondo. De repente un sonido pesado captó la atencion de Nékhan y giró instantaneamente la cabeza hacia allí. Nepher tambien lo hizo, pero despacio porque sabia lo que iba a ocurrir.
Parte de la pared se movió y dio paso a una esbelta presencia que se recortaba en la puerta a contraluz. La figura dio un paso al frente y la princesa abrió los ojos mas que nunca.
- Nepher! - exclamó.
Enseguida giró el rostro hacia la sacerdotisa que permanecia a su lado. La mujer observaba seria las imagenes del pasado sin decir nada.
Ambas siguieron los movimientos de la misma Nepher en el pasado, dentro de aquella habitación donde todo se decidió. Ambas vieron tambien a Natara-Arut, y escucharon, su conversacion.
Nékhan oyo las palabras por primera vez y Nepher las revivió con gusto amargo, porque sabia lo que acontecia despues.
- Sois vos... - murmuró la princesa mas para si misma que para que su compañera la oyera -, en el templo Kerjaid...
Cuando Nepher acabó de hablar con su antepasado se acerco hasta el muro que le diria la verdad de todo.
Nékhan tambien dio un paso hasta el muro porque tambien queria saber.
En un primer instante las palabras en la pared se le aparecieron irreconocibles, pero segundos mas tarde comenzó a entenderlas, torpemente al principio, pero mas fluido conforme llegaba hacia el final del relato. El asombro ante todo lo que estaba descubriendo se reflejaba en su rostro, como en el de Nepher cuando lo leyó por primera vez.
- No puede ser... - murmuró la princesa dando un paso atras y con los ojos tan abiertos que su expresion daba miedo.
Algo llamó la atención de ellas. Nepher, que había acompañado a su alumna en aquella vuelta al pasado, prefirio no mirar y apartó su vista hacia el lado contrario, pero aun asi los sonidos le estaban haciendo revivirlo todo.
En la entrada secreta de la habitacion se recortaba otra figura a contraluz. Dio un paso al frente y la luz de las antorchas la iluminó por completo. Sus ojos eran frios y parecian mirar mas alla de la realidad.
- Era ella... - murmuró Nékhan.
"- Qué haceis aqui, Hitsys?" - pregutó la sacerdotisa en el pasado.
La joven no respondió, una sonrisa macabra se dibujó en su rostro antes de que su mano se introdujera en el pecho de Nepher hasta alcanzar su corazon. La mujer lanzó un poderoso grito cuando sintió como la garra de Hitsys le apretaba su corazon y la sangre dejaba de circular con normalidad.
"- Por qué?" - fue lo unicó que pudo articular la sacerdotisa mientras iba cayendo.
" - Porque sabeis demasiado - sonrió la extranjera con la mano aun en el interior del cuerpo de la mujer andor- y aun no es el momento..."
Nepher miraba hacia otro lado, pero no pudo evitar llevarse la mano a la altura del corazon recordando el dolor y la agonia.
El cuerpo de la mujer se desplomó en el suelo.
Hitsys permaneció allí de pie con esa expresion tan extraña en su rostro. Una expresion que hubiera asustado al mismisimo Netz.
- No! - gritó la princesa.
Quiso lanzarse contra ella para castigarla pero su cuerpo tan solo traspaso las imagenes del pasado sin dejarle intervenir en lo mas minimo. La princesa se detuvo detras de la mestiza.
- Yo estaba en lo cierto... - dijo con lagrimas en los ojos - ella nos ha conducido hasta donde estamos ahora!
Se giró para observar a la sacerdotisa cara a cara mientras las imagenes del pasado continuaban discurriendo sin que nadie puediera hacer nada para detenerlas.
- Por qué? - preguntó tristemente la princesa.
- Porque lo descubrí todo - dijo Nepher bajando la cabeza - porque descubrí quien era el elegido -suspiró - porque la descubrí a ella...
Hitsys permanecio observando el cuerpo de Nepher en el suelo y de repente su expresion cambió, como si ella no hubiera sido quien hubiera hecho aquella horrible atrocidad.
"- Nepher!" - exclamó asustada dejandose caer al suelo pesadamente.
- Yo también lo se todo ahora - habló Nekhan con sus ojos puestos en lo que realmente pasó.
Bueno, vengo de leerme los dos últimos y la verdad es que sigues con ese ritmo endiablado, me he vuelto a reencontrar con tu maravilloso relato, porque ciertamente es impagable, has pensado en dedicarte a esto?... para mi eres realmente buena.

Y tengo bastantes dudas e interrogantes, pero como de momento se me han ido resuelto mientras leía capítulos no voy a darte mucho la murga.

A ver si sigues pronto porque me tienes en vilo, al final de este episodio incluso me he planteado que Dharion es Anak. :O

En fin, sigue por Dios. [angelito]

P.D: Ha sido curioso, pues según leía los nombres de los personajes recordaba todo lo anterior. No vuelvas a tardar tanto. }:/
Gracias Ninguno :)


Siento haber tardado tanto pero es que tenia unas dudas enormes acerca de resolver ciertos problemillas [risita] .
Pero bueno, ya estoy a mitad del ultimo capi y si todo va bien espero acabarlo pronto, pero tambien tienes que pensar que Lut es una historia muy compleja y que necesita de mucho tiempo para madurar y resolverse... o es que yo seré muy lenta escribiendo [mad] [mad] [mad]

A ver si posteo el proximo capitulo en lo que queda de semana...

Y dedicarme a esto... pues la verdad no se qué decirte... Cuando empecé Lut nunca pensé que nadie la iba a leer y mira tu por donde :)
Y lo de buena... no tengo ni idea, pero gracias por tu elogios, me ayudan mucho a continuar :p (y elevan mi autoestima)

Pos na, a ver que me dices en el siguiente capi, nos vemos.
[bye]
Na, está claro que pulir así el argumento y escribir como escribes tiene que llevar tiempo, porque sino serías una privilegiada mental (aunque deduzco que lo eres).

Y te aseguro que lo que escribes es realmente bueno, pocas lecturas me engachan de esta manera, además de que eres rica en demasiadas cosas que no sé explicar, pero si admirar.

Y eso, aquí espero poniendo un huevo. XD
Ninguno me estas sacando los colores [ayay]

Acabas de enviar mi ego a pasearse por el espacio X-D
Escrito originalmente por Hitsys
Ninguno me estas sacando los colores [ayay]

Acabas de enviar mi ego a pasearse por el espacio X-D


[+risas] Pues aprovecha para terminar el relato y postearlo.

Al césar lo que es del césar. [tadoramo]
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