XVII. DIOSES
“- Por qué no pude evitarlo, Dharion?”
Hitsys volvió a ver su imagen reflejada en aquella piedra roja…
Roja como la sangre…
Sangre de Dharion…
Estudió el magnificio rubí que ante ella giraba sobre si mismo. Le gritaba su secreto, y esta vez, tan sólo observó para entender lo que siempre habia deseado confesarle.
En un nuevo giro sintió como la superficie de cristal temblaba resquebrajandose con un hondo quejido. Diminutas esquirlas se vieron libres para deambular por la nada.
Sus ojos se fijaron en su interior y econtró lo buscado desde que su memoria podia recordar. Extendió las manos ansiosas, aferrandose a la respuesta a todas sus preguntas e inquietudes que la habian empujado a deambular por la Creación.
La imagen que asaltó su mirada fue la de un cuerpo prisionero en el tiempo y en el rubí. Su piel era pálida, fria, como una escultura en mármol carente de todo rastro de vida. Se le mostraba desnuda, sus atributos pertenecian a los de una mujer cuya raza era un misterio, pues su cuerpo parecia Humano, pero sus orejas eran Andors y sus manos portaban la elegancia estilizada de esta raza tambien. Lo que acabó por desconcertarla fueron sus ojos, que abría lentamente para clavarse en ella, pues cada uno tenia un color. Sonrió para mostrarle tambien que los colmillos pertenecian a la ultima de las tres razas que probablan la Creación.
Hitsys se separó asustada y pudo observar, nuevamente su reflejo en la piedra roja: ella era exactamente igual a la mujer que estaba prisionera en el interior del rubi.
Las grietas cubrieron toda la superficie del cristal rojo en apenas un segundo. Diminutos pedazos saltaron por el espacio augurando su desenlace. A traves de las aberturas un luz roja se filtró con un increible poder, que no pertenecia ni a Aris ni a Netz, entonces, el rubí estalló dejando que sus trozos se extendieran hacia el infinito de la nada. Lo que habia permanecido durante casi toda la eternidad prisionero en su interior quedó libre ante los ojos de Hitsys.
- Quién sois? - interrogó un tanto asustada, envuelto su cuerpo, y su alma, en la maldad de su Padre.
Ante ella había una joven con su mismo aspecto, pálida y fría, desnuda y con una mirada tan extraña…
- No lo sabeis? - respondió la presencia liberada del rubi.
La otra negó con la cabeza.
- No me recordais?
Hitsys volvió a dar una respuesta negativa con la sorpresa asaltando sus ojos.
La otra joven de piel casi blanca le dedicó una sonrisa de furia antes de lanzarse contra ella. Introdujo su mano perlada en el pecho de la joven morena y atravesó los limites de todo lo permisible para agarrar su alma y arrastrarla al exterior.
Hitsys contuvo la respiración un instante creyendo que volveria a sentir la agonia que Netz le causó haciendo aquello mismo, pero en este caso, a penas sintió una ligera brisas agitando su pelo y sus ropas.
Dejó que sus ojos se posaran en su espiritu, ahora sobre la mano de la otra femina que miraba con una curiosidad, casi infantil, la esfera cubierta, en su mayoria, por el poder de la maldad del Señor de las Criaturas de la Noche.
- Netz nunca juega limpio… -murmuró la extraña chica -, pero Aris siempre ha estado un paso por delante de Él…
Tras pronunciar aquellas palabras, con su otra mano hizo un movimiento horizontal frente al alma de Hitsys y ésta volvió a dividirse en dos mitadas. La primera cubierta por el poder del Dios, y la segunda, donde los origenes de Aris y Netz convivian en perfecto equilibrio.
La chica desnuda sopló con delicadeza sobre la mitad en el que la Oscuridad lo ocupaba todo, y esta se deslizó vagando en la nada hasta que se perdió en la distancia para siempre. Luego introdujo su otra mano en mitad de su pecho y tiró energicamente para sacar al exterior algo.
Hitsys sintio como un enorme peso se alejaba de su espiritu y volvia a ser ella misma solo por un leve instante.
La otra le mostró una nueva esfera, roja, como la sangre… como la sangre de Dharion…
Acercó ambos espiritus y el alma escarlata de la joven de piel perlada se engulló la mitad del alma de Hitsys.
Sintió como todo le daba vueltas y un inmenso poder la recorria de arriba abajo. Ahora todo volvia a tener sentido para ella. Ahora podia pensar con claridad y podia decidir sin la presión del poder del mal.
Fijó sus ojos en la otra que habia liberado su nuevo espiritu, una esfera roja y llameante, en cuyo interior la presencia del bien y el mal subsisitian en un perfecto equilibrio.
- Quién sois? - volvió a preguntar mientras quien era ella misma volvia a su interior a traves de su pecho.
- Soy Hitsys…
- Eso no puede ser… - dijo un tanto molesta oscureciendo sus ojos - Yo soy Hitsys.
- No lo entendeis?
- No…
- Siempre buscasteis algo?
- Si…
- Y nunca supisteis qué era ese algo?
- No…
- Siempre fue más un pensamiento, una sensacion, un sentimiento que algo material…
- Cómo podeis saberlo…
- Porque yo soy ese algo que habeis estado buscando durante toda vuestra existencia.
Hitsys enmudeció.
- He estado esperando tanto tiempo a que me encontrarais…
- Qué sois, entonces?
- Seguis sin saber quien soy?
La joven negó con la cabeza.
- Siempre he estado con vos, siempre os he acompañado, aunque ultimamente me obligasteis a proteger a otro…
- Dharion… -sus ojos se entristecieron.
- Si…Ahora me recordais?
- Mi alma!!!!
La otra asintió complacida dedicandole una sonrisa.
- Siempre estuve prisionera en vuestro colgante, para protegeros del mal, de la presencia de Netz que ha estado en vos… aunque desde que me obligasteis a proteger a Dharion quedasteis muy vulnerable ante el poder del mal…
- Si siempre estuvisteis conmigo porque he pasado tanto tiempo buscandoos!!!! Todo ha sido una perdida de tiempo que nos ha conducido a esto!!! Netz es el Dueño de la Cración y… - se detuvo entristeciendose antes de continuar - acabo de asesinar Dharion… -susurró dejando que su rostro cayera sobre su pecho.
- Tranquilizaos, no ha sido una perdida de tiempo.
Silencio.
- Los planes de Aris son extremadamente complejos - sonrió - pero si hubierais llegado a la Creación tal y como sois Netz hubiera dado con vos enseguida y no hubierais podido cumplir la misión que Aris os encomendó con éxito.
- Que misión?
- La de proteger al Elegido…
Hitsys alzó el rostro. Su expresión confesaba a la otra que nada tenia sentido en su cabeza ahora.
- Eso no puede ser cierto, soy obra de Netz y acabo de matar a Dharion!!!!
- Netz no os creó de la nada, y yo, vuestra alma soy la prueba más fiable de la verdad. -sonrió tranquila- Robó vuestra alma, me robó a mi, del descanso enterno en el Tuardhann, donde todos los espiritus disfrutan de su merecida paz.
- Por qué? - su voz seguia cargada de tristeza y confundida.
- Porque quiso luchar contra Aris para arrebatarle la Creación. Y quiso utilizaros, utilizarme, como su arma definitiva.- hizo una pausa - Aris no le permitió la minima oportunidad para actuar. El tiempo apremiaba y tan solo recurrió a vos,a mi, para asegurarse su triunfo.
- Sigo sin entenderlo…
- Netz nos habia otorgado gran parte de sus conocimientos para convertirnos en un ser increiblemente poderoso que acatara sus deseos sin cuestionarse nada. Aris nos elgió por ese motivo, porque eramos parte del Enemigo y eso nos otorgaba gran ventaja sobre Él…Aris, me encerró en ese colgante rojo para que mi esencia no sufriera ningun daño por parte del Mal, y siempre estuviera ahi para protegeros, o proteger a Dharion, en todo caso…Las Tres Semidiosas nos regalaron un cuerpo con sus mejores presentes, capaz de resistirlo todo… o casi todo…
Entonces Hitsys sintió una punzada en el costado donde Dharion la atravesó con su hacha y se llevó la mano instintivamente hasta ahi.
- Aris esta dormida, intentando reunir todo el poder que le permitira liberarse de una vez por todas de Netz - explicó con sus ojos clavados en la mano de la otra joven -, no ha podido intervenir en los hechos y por eso se han desarrollado de una forma muy distinta a como Ella planeó con increible minuciosidad…El hecho de que Dharion casi os matase, es una clara muestra de ello…
La otra le devolvió la atención sobresaltada.
- Como los demas acontecimientos que os acercaron a él de una forma muy poco “profesional”…
- A qué os estais refiriendo?
- El primer encuentro que tuvisteis fue perfecto, cuando parecia que ambos os odiabais creando unas barreras que jamas os permitiran llegar más lejos. Pero algo falló y tanto Dharion como vos caisteis en unos sentimientos que solo cambiarian el transcurso de los acontecimientos…
- Que?
- El primer beso que él os dio fue el desencadenante de una sucesión de situaciones no deseadas por Aris, pues Dharion quedó enamorado… y vos, Hitsys comenzasteis a experimentar unos sentimientos que se os habian prohibido…
Los ojos de la joven se abrieron exageradamente al escuchar como toda su existencia habia sido tan solo una manipulación de los deseos de la Diosa, ni si quiera unos sentimientos tan puros como el amor que corria por sus venas eran permitidos.
- Los sentimientos de las personas no se pueden controlar de esa manera…
- Los de las personas no, pero si los de una criatura que no tiene alma…
Hitsys enfureció al escuchar aquellas palabras de la otra que se referian a ella misma.
- Siempre intenté actuar de acuerdo a mis instintos…
- Qué mimetizaron y aprendieron demasiado deprisa de los Hijos de Aris…
- Aris hubiera podido evitarlo todo si yo hubiera sido un hombre… o Dharion una mujer…pero no podia esperar que todo funcionase bien cuando ambos poseemos sexos distintos que se atraen irremediablemente.
- Eso mismo le chillé yo, pero era su elección, y, en todo caso, yo, vuestra alma siempre fuí femenina…
- De todas formas eso ya no importa ahora… Dharion está muerto…
La otra no respondió y se limitó a dedicarle una extraña sonrisa.
Saltó hacia el cuerpo de Hitsys para ocupar el lugar que siempre le había estado esperando. En ese instante un centenar de explicaciones acudieron a su cabeza.
La sensación de vacio que siempre la habia perturbano enormente quedó disipada por el reencuentro entre su verdadera alma y su cuerpo.
Un pronfundo suspiro lleno tanto sus pulmones como todo su ser de la esencia vital que necesitaba para sentirse ella misma por primera vez desde que era Hitsys.
Entonces supo que Aris le habia encomendado la vida de su Elegido, Dharion, porque nadie más hubiera sido capaz de llevar aquella carga sobre sus espaldas. El simple hecho de que su alma fuese la primera en alcanzar el Thurdaran decia mucho a su favor. Por tanto, era un espiritu casi ancestral y repleto de una sabiduria que podria ser envididada por la mismisima Diosa de la Creación.
Pero con lo que Aris nunca habia contado es que esas misma cualidades que ensalzaban la perfeccion de esa alma serian una amenaza para sus planes. Aunque se hubiera esforzado en recluirla en una prision de cristal durante tantos años, a su verdadera esencia, vibrante y cargada de energía, no le costó ningun esfuerzo en atravesar las paredes del rubí y unirse al cuerpo que le habian regalado contagiandole los poderosos sentimientos que le habian marcado en toda su existencia.
Era ella misma otra vez, pero con otro cuerpo, sabía lo que queria y no permitiria que nadie se lo arrebatara esta vez.
Al principio no comprendió ese sentimiento que se generaba en su corazón con paso firme y calaba lentamente hasta lo más profundo. Pero ahora era una sensación tan fuerte que la arrastraria a cometer cualquier locura solo por él, solo por…
- Dharion….
Hitsys abrió los ojos, pero estaba ya dentro de la realidad que tanto daño le habia hecho a lo largo de su vida, o lo que recordaba de esta.
Encontrado lo ansiado durante toda su existencia, el mundo apenas tenia ya importancia cuando sentía como todos sus sentimientos, que siempre habian estado reprimidos, crecian, moviendose nerviosos… se extendian lentamente por todo su ser para acabar de completarla.
Sobre su hombro izquierdo habia un peso que apenas sintió antes de encontrarse con su alma. Ahora, giró el rostro levemente para observar de qué se trataba. Lo único que vieron sus ojos fue una larga melena dorada que descansaba sobre ella.
- Dharion… - mumuró tristemente.
Su segunda percepción de la nueva realidad fue el cuerpo del joven al que aun estaba aferrada con fuerza. Sentia una ligera calidez a traves de sus ropas, y como su mano seguia todas las formas en la espalda del chico, a pesar de la tela.
Cerró los ojos nerviosa.
No era la primera vez que estaba tan cerca de él, pero si fue el primer instante en que ella lo abrazaba con todas las respuestas en su cabeza.
Entonces, como siempre habia ocurrido cuando ambos estaban tan proximos y la joven se dejaba arrastrar demasiado por sus sentimientos Aris volvió a aparecer en su mente. Su rostro se desfiguraba en una horrible máscara de furia que le gritaba su desobediencia ante lo que habia hecho y lo que estaba haciendo.
Era la primera vez que consiguió ver los ojos de la Diosa llameando clavados en su persona. No hicieron falta palabras ya que Hitsys comprendió perfectamente que su amor por Dharion siempre fue terreno prohibido.
- Qué estais haciendo, Hitsys? – la voz de Aris resonó en su mente con un tono duro y que en nada recordaba la bondad que siempre la habia rodeado.
La mestiza no respondió y se limitó a sonreir mientras tomaba sus propias decisiones que corrian en dirección contraria a lo que la Diosa habia planeado para su vuelta a la Creación.
- Qué estais haciendo? – chilló con más intensidad Aris al verla totalmente fuera de su control.
Para Hitsys no fue en absoluto nada dificil, ahora que era ella completamente ella misma, empujar la divina presencia de la Diosa fuera de su mente y devolver sus atención a lo que realmente le importaba, lo que siempre le habia importado y lo que siempre le importaria: Dharion.
La respiración del guerrero era muy debil y la chica apenas la percibia a pesar de su abrazo. Pero aún asi, la sangre fria que siempre la habia caracterizado, corrio libre, de nuevo, por todo su cuerpo para permitirle actuar sabiamente, sin titubear, ante los siguientes instantes que serian decisivos para la supervivencia de ambos.
Hitsys reparó en algo. Su atención fue mas rapida que su recuerdo y se arrastró hasta aquel punto donde su mano asia firmemente la empuñadura de cristal blanco de Ghada. Sus ojos se abrieron sientiendose enormemente culpable y entristecida al contemplar como la sangre habia teñido casi por completo las vestiduras del joven tomando un tono escarlata bastante escandaloso.
La pena y el dolor por lo sucedido la asaltaron por apenas un instante y lentamente abrió la mano con intención de apartarla de la espada para no prolongar más su culpabilidad pero se detuvo con un movimiento seco mientras alzaba la cabeza y miraba a la nada.
La percepción de su entorno se agudizó enormemente y sintió como una nueva presencia, a la que conocia demasiado bien, habia hecho su aparición en la sala. Se trataba de un ser que siempre actuaba de acuerdo a sus caprichos y que desde hacia demasiados años habia obedecido los designios de Netz sin importarle en absoluto las consecuencias de sus irresponsables actos.
- Acabad con Areg.Nuk.Arak! - gritó Nezt desde la Oscuridad a la nueva presencia que acataria gustosamente sus mandatos.
- Como deseeis, mi Señor…
A Hitsys no le preocupaba en absoluto aquella criatura eterna y tan antigua como la Creación sino el motivo por el cual estaba alli: Dharion.
El sonido estridente de su arma arañando el suelo inundó la realidad. Caminaba despacio, envuelta en su oscuro atuendo mientras la maldad de la injusticia se reflejaba en sus ojos. Su pelo rubio siempre flotaba a su alrededor mostrando la maldad con la que el Dios habia envenenado a un ser que debia ser imparcial. La arrastró hacia las tinieblas para que toda la Crección funcionara de acuerdo a sus deseos.
- Hitsys, apartaros!!! - fue Netz quien volvió a hablar odernando a su Hija que acatara sus deseos.
La joven no se movió.
Permanecia con le cabeza mirando al frente, aunque en realidad no observaba absolutamente nada con sus ojos bicolor, sino con su extraña percepción de la cosas, para saber en todo instante dónde se hallaban tanto Netz como la Muerte.
- Hitsys!!!! -requirió de nuevo con su poderosa voz la atención de la joven.
Sabía que el instante definitivo se acercaba y lo único que ocupaba su cabeza era una persona, un presencia, un nombre: Dharion.
Escuchaba a Xhassa como acechaba por su espalda dispuesta a caer sobre el joven sin detenerse a preguntar nada, ni si quiera en pensar en las consecuencias.
Hitsys finalmente se inclinó hacia él y susurró unas palabras…
- No se lo permitiré… - dijo con un tono muy dulce.
- Hitsys, apartaros!!!!
La Muerte estaba a su espalda. Era fácil observar como la impaciencia la devoraba. Apretaba una y otra vez el mango de su arma a la espera de poder acercarse a su ultima victima. Acabar con él le produciria un placer indescriptible. La idea de destruir la unión entre un alma casi divina y un cuerpo totalmente mortal la hacia enloquecer por instantes balanceando su cuerpo increiblemente excitado para una criatura como ella.
Hitsys respiró profundamente y apretó la empuñadura de Ghada tomando la decisión más importante de toda su vida. Sólo le importaba él, tanto, que haría cualquier cosa para evitar que nadie, ni si quiera un Dios se lo arrebatara de las manos. Y la Creación… le daba exactamente lo mismo en aquellos instantes…
Apretó los dientes mientras tiraba con fuerza de la espada. Su corazón se encogió apenado cuando arrancaba la hoja del arma de la roca y del cuerpo del joven. Sin detenerse a nada más, giró en un perfecto moviento alzando a Ghada de forma horizontal y dejando que toda su rabía se descargara en su ataque.
No hubo sangre esparcida por la realidad, tan solo, esencia liberada y un espeluznante grito.
Xhassa abrió las manos dejando caer su arma delante de ella. En el siguiente instante su cabeza rodaba por el suelo hacia un lado, mientras su cuerpo se desplomaba, como algo vacio y pesado, hacia la parte contraria.
- Hitsys! – rugió Netz.
Ella sabía demasiado bien que Ghada jamás podría acabar con la Muerte pero su mente no había podido hacer una elección más acertada para dejarla fuera de juego durante algun tiempo.
Tiempo… Tesoro valioso del que apenas disponia.
Tiempo que necesitaba ser bien empleado, y así lo haría.
Dio un paso hacia delante, con el enfado patente en su rostro y dispuesta a hacer cualquier cosa.
La ira de un Dios es algo que todo mortal sabe que debe temer pero Hitsys no tenia tiempo para dejar que el miedo anulara sus acciones. Aguardaba paciente a la respuesta de Netz, con la expresión de criatura salvaje, capaz de todo, patente en el rostro.
Aunque Netz fuera un Dios y deseara acabar con Areg.Nuk.Arak en aquel instante no podria hacerlo. El poder de cercenar la union entre las almas y el mundo material habia sido otorgado solo a Xhassa y necesitaba de ella para impedir que el Elegido despertara a Aris.
Lo único que el Señor de las Criaturas de la Noche podria hacer era alejar todo lo posible al guerrero de Hitsys y asi ganar el tiempo que la Muerte requeria para recomponerse.
El Dios no se demoró en absoluto en su respuesta a lo sucedido, tal y como Hitsys esperaba. Tiró de la prolongaciones de su cuerpo deseando arrastrar almoribundo Dharion al interior de sus dominios donde la Oscuridad y la nada eran la fuente de su poder.
La mestiza reaccionó al instante. Con un movimiento cargado de increible precisón giró sobre su misma para devolver su atención a la amenzaba que cubria elcuerpo del joven.
Con una calma, que exasperó enormemente a Netz, ella, depositó su mano sobre el pecho del joven y el cuerpo de este se vió iluminado repentinamente por una aureola roja. El poder que lo envolvia se encargó de consumir en instantes la presencia de las oscuras telas que profanaban su cuerpo, y habian marcado su piel, en las zonas donde la seda blanca de sus vetiduras no lo protegian de un contacto directo de los haces de maldad controlados por el Dios.
Dharion no cayó al suelo como era de esperar, sino en los brazos de ella que le evitaron estrellarse contra las baldosas inundadas con la sangre de su vida.
- Maldita seais, Hitsys!!!!!
Ni si quiera el contraataque de Netz la pertubaria lo mas minimo. Su atención estaba más puesta en dejar a Dharion sobre el suelo con delicadeza que en la furia que se engendraba a su espalda como respuesta a sus intenciones.
La realidad se tambaleó como otras veces. Las paredes se quejaron doloridas, crujieron mientras la roca se retorcia y las gietas surcaban su superficie libres hacia todas partes por culpa de la maldad que contenían.
Hitsys se inclinó hacia Areg.Nuk.Arak y dejó sus calidos labios sobre los frios del joven para regalarle un beso de esperanza antes de levantarse energicamente y devolver la atención hacia el otro lado de la sala donde Netz estaba reuniendo una cantidad de maldad que ni si quiera ella seria capaz de contener.
Las hondas en la realidad era cada vez mayores y la definicion de esta un espejismo ante los ojos bicolor de la joven que apretó la empuñadura de Ghada preparandose para actuar.
De repenete las tres mujeres cubiertas por la escuridad alzaron sus brazos obedeciendo al Dios ciegamente. Sus voces se alzaron en la repetición continuada y frenetica de unos salmos en la antigua lengua de los dioses. El tono de su voz era profundo y tan maligno como el Señor al que servian ahora sumisas.
Ellas eran el punto de contacto entre toda la Creación y Netz, y a través de las tres Semidiosas podia absorver todo el poder del mundo para engrandecerse aún más si cabia.
Una columna de oscuridad surgió desde el circulo central proyectandose hacia la cupula de sala y cuando alcanzó el limite de la roca lo traspasó destrozando la poca resistencia que esta podia ofrecer a tal poder desatado. Su altura se prolongo hasta los cielos y no se detuvo hasta perderse entre las nubes oscuras mostrando a toda la Creación el demonio de Netz sobre todo.
La nada era lo único que podia observarse en el centro de la sala, girando sobre si misma como un torbellino hambriento de realidad, que devoraba como una criatura tan salvaje como Hitsys.
Ella habia permanecido de pie, negandose a aser arrastrada por la maldad del Dios, mientras que sus vestiduras y su cabello volaban libres hacia el centro de todo.
Entonces lo vio y supo que era el final. Sonriendo como la criatura salvaje que siempre habia sido dedicó su última mirada hacia Dharion, aun tendido en el suelo a la espera de tambien su destino se decidiera.
Netz lanzó toda su furia hacia Hitsys. La joven no se movió pues aguardaba el momento con una luz de locura en sus ojos bicolor. Abrió ambos brazos ofreciendole su pecho como objetivo para su ataque y el Dios no desaprovecharia la oportunidad perfecta.
Su garra se convitió casi en un proyectil envuelto en el poder de la nada y cruzó a casi toda la sala hacia el pecho de la chica.
El rostro de Señor de la Noche se desdibujaba en una monstruosa mueca al fondo de todo mientras su poder alcanzaba su objetivo sin que nada ni nadie puediera detenerlo, o asi lo creyó Él.
Su poder alcanzó a Hitsys y la lanzó hacia atrás con increible violencia, pero lejos de ceder sus pies descalzos se aferraron a las baldosas dañadas y manchadas de sangre.
La sorpresa cogió de nuevo desprevenido al Dios ante lo que sus ojos observaban. La chica no habia abierto los brazos para entregarle su vida si no para proyectar un escudo insible ante ella, de forma que se prolongara a lo ancho y largo de su cuerpo para proteger a Dharion todavia en el suelo tras su persona.
Aquella protección tan solo podia verse cuando la maldad trataba de alcanzarla a ella, entonces, el choque entre ambos poderes proyectaba hondas rojizas a lo largo de la superficie de su escudo y lo hacia visible. Netz comprendió en ese instante que la barrera que le habia impedido llegar hasta el alma de Dharion no pertenecia a Aris, sino a Hitsys.
- Qué clase de criatura sois!!!! – gritó enfurecido el Dios mientras una de las paredes de la sala cedia ante su maldad.
Un aluvion de rocas se espació por la sala pero no dañó en absoluto a las tres mujeres que permanecian de pie, cuya misión era la de unir a Netz con la Creación.
Lo que nadie pudo evitar fue que el polvo lo inundara todo, convirtiendose en un bruma espesa que no dejaba ver mas allá de dos pasos de distancia.
La tensión aumentaba a cada instante y ella lo sabia. Aunque pudo detener el ataque del Dios eso no significaba que pudiera mantenerlo a raya durante mucho más tiempo. Permanceció con los brazos abiertos buscando desesperadamente con sus ojos al Señor del Mal. Su pecho respiraba apresuradamente ante el esfuerzo realizado y su boca se mantenia abierta para inspirar las grandes cantidades de oxigeno que el cuerpo necesitaba. Pero, por desgracia, el aire inspirado estaba cargado en esceso de polvo lo que hizo que la joven empezara a toser y su concentración descendiera más de lo deseado.
Las voces de las Semidiosas no se apagaron en ningun momento tal y como su Señor les ordenaba. Las palabras antiguas era lo único que se podia escuchar en toda la habitación acompañadas del toser nervioso de Hitsys que empezaba a ahogarse.
Netz lo sabia y esperó el momento oportuno.
Xhassa era ella misma otra vez. El tiempo que Netz habia ganado para ella fue más que suficiente para que la Muerte volviera a portar su arma y obedeciera los designios de su Amo.
Hitsys vio su silueta acercandose entre el polvo y haciendo grandes esfuerzos se preparó para enfrentarse a su eterna perseguidora. Volvió a empuñar Ghada con fiereza, y aún gozando de un deplorable estado fisico, se lanzó contra ella nuevamente sin ofrecerle una sola oportunidad de acercarse a Dharion.
La joven sabia demasiado bien que su acción dejaba el cuerpo de Dharion al descubierto pero ese hecho era un detalle muy importante para poder vencer a Netz.
Xhassa detuvo el ataque sin problemas porque lo esperaba ansiosa tal y como comprobó Hitsys a reflejarse en sus claros ojos cuando ambas tenian las armas cruzadas entre ellas.
- Sois una estupida!! – gritó Xhassa con las mismas carcajadas de locura que desde la antigüedad conocia.
Lejos de verse cogida por sorpresa Hitsys tan solo sonrió con la mirada de furia que la caracterizaba. No dijo nada, tan solo dio un salto para alejarse de la otra. En ese momento un nuevo ataque de tos la dejó con la guardia baja. Esta vez fue tan intenso que incluso le hizo incar una rodilla en el suelo y utilizar a Ghada a modo de apoyo.
La Muerte no desaprovecharia la oportunidad, como tampoco lo haria su Señor…
Xhassa alzó su guadaña dispuesta a cercenar la vida de Hitsys. La joven seguia en el suelo tosiendo mientras tenia una mano en el pecho intentando aliviarse sin éxito.
La hoja del arma de la Muerte brilló cuando descendia en un amplio circulo hacia su victima pero jamás llegaria a acabar su recorrido.
Hitsys alzó la cabeza en ese instante entornando su mirada bicolor y el metal se detuvo a escasos centimetros de su cara.
- Aún no ha llegado mi hora, Xhassa. – dijo poniendose en pie.
La otra jamás entenderia cómo la joven pudo detener su ataque tan solo con su mente pero, de todas formas, ella tampoco era su objetivo real.
- Pero la de Areg.Nuk.Arak si!!! – fue la voz de Netz la que interrumpio el enfrentamiento entre las dos mujeres.
A su antojo el aire se movio en dos remolinos para disipar el polvo del derrumbamiento que le habia servido como una baza más para conseguir que sus deseos se cumplieran.
Cuando la realidad volvió a quedar tan limpia y clara como antes los ojos de Hitsys llegaron aterrorizados hasta el cuerpo de Dharion. Netz lo tenia ahora bajo su control. Envuelto de nuevo por sus apendices de tela lo acercaba peligrosamente hacia la columna de Oscuridad en el centro de la sala.
- No!!! – gritó ella.
El joven estaba suspendido a una gran altura y el Señor del Mal lo portaba hacia su destino. Varios brazos de nada surgieron de la columna central, a pesar de la enorme distancia que aun separa a Areg.Nuk.Arak de su final, y se enrollaron tanto en sus piernas como en sus brazos tirando ansioso de devorar a su presa.
Algo llamó la atención de Hitsys y tuvo que dejar de observar el espectaculo para velar por su existencia. Xhassa no se habia dado por vencida, era un criatura demasiado tenaz. Atacaba dispuesta a llevarse consigo el espiritu tan singular de la joven.
La mestiza dio un salto hacia atrás sin la menor intencion de reanudar una lucha que no la llevaria a ninguna parte con aquel ser. Rapidamente miró a Dharion y calculó la distancia entre él y el centro. Luego, devolvió sus ojos a Xhassa que cargaba con su arma deseosa de cercenar aquello para lo que habia sido creada.
Hitsys volvió a hacer uso de su maestria en la lucha, y esquivó con elegancia a su oponente apartandose hacia un lado y luego girando sobre la punta de sus pies para coger a la otra con la guardia baja. Sin pensarlo dos veces alzó a Ghada con ambas manos y descargó toda su fuerza en un golpe diagonal en la espalda de su adversaria.
Nuevamente, un grito espeluznante cruzó la sala y llamó la atención de Netz.
Solo necesitaba un instante y corrió como nunca lo habia hecho hacia el centro de la sala.
Xhassa cayó de rodillas retorciendose mientras la esencia de su cuerpo escapaba por segunda vez en la realidad convirtiendola en un enemigo ineficaz, de momento.
El Señor del Mal entonces entendió las intenciones de Hitsys y empujó con todas sus fuerzas el cuerpo de Dharion para que fuera engullido por la Oscuridad.
Cuando Areg.Nu.Arak prenetró en los dominios del Mal, Hitsys tambien lo hizo, con legendaria espada forjada en el Thurdaran alzada sobre su cabeza.
En el instante en que la Nada comenzó a devorar el cuerpo de el Elegido la mestiza dejó caer el arma con toda la ira, oido y furia contenidos en su interior libres para que la hoja de esta se hundiera hasta la empuñadura en el mismisimo centro del Principio y Fin de la Creación.
Netz aulló sintiendose herido en lo más profundo de su exitencia y la realidad se deformó con una enorme honda, retorciendose sobre si misma a causa del poder descontrolado que el Dios dejaba escapar de su grito.
La joven no tenia la intención de abandonar el lugar que ocupaba, en mitad de la nada hasta que una luz de esperanza iluminara sus ojos.
Otra sección del muro cedió ante los acontecimientos y se desplomó hacia el exterior, derribando muros cercanos de otras salas contiguas. Esta vez la nube de polvo permanecio alejada del centro de la sala, pues era tan el poder que emanaba de esa zona lo mantenia todo alejado.
Hitsys aguantaba en el centro del torbellino cuando sus cabellos y sus ropas se movian a un ritmo frenetico. Sus ojos estaban clavados en la espada hundida en el mal con la fe ciega en el éxito de su acción.
No necesitó esperar mucho. Una diminuta luz surgió en el lugar donde la sangre de Dharion se aferraba al cristal de la hoja de Ghada y se extendiendo lentamente.
La expresión de la joven se relajó sintiendo como la misión que Aris le habia encomendado quedaba cumplida con éxito, aunque el verdadero motivo no era su mandato, sino el amor que la unia al guerrero. Entonces, alzó los ojos hacia la figura del chico y pudo verla reaparecer entre la columna de maldad.
Ahora la luz volvía a abrirse paso entre las tinieblas gracias a la sangre del joven, cuyo efecto en la maldad de Netz había sido casi como un milagro.
La claridad se extendió desde el centro, como un torbellino, hasta las tres mujeres que habian sido engullidas por el poder de Netz. El poder de Aris volvió a cubrirlas para devolverse su aspecto de pureza divina, preparandolas para que lo que debia acontecer despues.
Las tres Semidiosas mantuvieron sus brazos alzados mientras sus voces se transformaban en un extraño cantico mezclado con el inmenso poder que emanaba del circulo del centro de la sala.
La luz de Aris, con su divina presencia, iluminó por completo toda la habitación haciendo que el edificio entero temblara ante tanta bondad y pureza.
En aquel instante, una columna luminososa ocupó el lugar donde momentos antes la maldad estaba, y se extendió, como la nada lo hizo, hasta el cielo.
Los canticos de las tres mujeres no habían cesado en ningun instante desde su comienzo. Inundaban la estancia con sus dulces voces augurando el desenalace de todo.
En medio de la sala se desarrollaba el magnifico espectaculo de poderosa luz blanca. En el centro de la columna luminosa se hallaba el cuerpo de Dharion flotando a gran altura. En un primer momento el chico aparecia con el rostro inclinado hacia delante, para que su larga melena rubia lo cubriera en parte, flotando tranquilamente a su alrededor. Sus ropas también se agitaban a causa del torrente de poder liberado bajo su persona. Parecia muerto a simple vista, pero Areg.Nuk.Arak comenzó a moverse lentamente.
Sus pulmones respiraron el oxigeno necesario para volver a ser él y abrió los ojos con una sonora exhalación.
La calma era uno de las mayores cualidades en Aris y ese don había sido otorgado también a su joven vástago. Así que requirió de su tiempo antes de erguirse y mirar de frente a Netz, con una sonrisa de criatura no real.
Tenía los ojos más brillantes que nunca y podía notarse como el poder de la Diosa corría libremente por cada fibra de su cuerpo.
Netz actuaria en consecuencia sin demorar en absoluto su respuesta. Dejó que la nada lo envolviera con su manto oscuro y se extendiera a su alrededor como la plaga que todo lo devora. En instantes la parte del edificio en donde el Dios se hallaba desapareció engullida por el monstruo de Oscuridad que liberó preparandose para la lucha.
No cruzaron palabras pues no fueron necesarias en ningún instante. Aris estaba presente en Dharion, de alguna forma que Él no comprendia, aunque esa no era su mayor preocupación.
Areg.Nuk.Arak aguardó con la serenidad patente en el rostro iluminado por el poder que emanaba desde su interior.
El Dios fue el primero en atacar lanzando una oleada de Oscuridad hacia la columna de luz donde el joven flotaba como una criatura mistica, más allá de su naturaleza Humana.
La negrura chocó contra la luz y un aluvion de rayos salieron despedidos hacia todas partes dañando los muros que aun se mantenian en pie, el suelo y el techo, el cual comenzaba a caerse a pedazos.
Hitsys permaneció aferrada a Ghada en el centro de la luz porque sabia que era el lugar más seguro de toda la Creación en aquellos instantes. Sintió el choque de las dos fuerzas en su propio cuerpo y casi fue arrancada de su lugar. El flujo de poder era increible y apenas le permitia observar como se desarrollaban los hechos. Ni si quiera era capaz de ver a las tres Semidiosas a sus alrededor, cuyos canticos no habian cesado en ningun momento desde que empezaron.
Despues de este primer encuentro entre ambos contricantes para tantear sus fuerzas, el segundo asalto prometia ser mucho más violento.
Netz volvió a atacar concentrando toda su atención directamente hacia el cuerpo de Dharion ya que estaba seguro que era el punto más debil del poder de Aris.
La Oscuridad intentó penetrar en la Luz para alcanzar el origen de su poder, pero, del encuentro de las dos fuerzas opuestas se escuchó un estruendo esordecedor. Una honda de poder se liberó del choque entre ambas presencias y arrasó todo lo encontrado a su paso.
En apenas unos segundos todas las paredes y columnas del antiguo palacio sufrieron la misma suerte, sucumbiendo ante la lucha de los dos titanes. Entonces, todos los pisos de la construcción cedieron facilmente ante la falta de fuerza necesaria para soportar su peso. La edificación quedó reducida a una enorme montaña de escombros donde el polvo se extendió libre hacia todas partes en un primer momento.
Ninguno de los dos adversarios desaprovecharia la ocasión. La nube espesa de polvo que todo lo envolvia con su pesada presencia se disipó subitamente ante el aumento de poder de los dos enemigos. Sus presencias era lo único que se mantenia intacto, entre la montaña de rocas que se habia convertido el edificio, y con ellos, Hitsys, aferrada aún a Ghada, y las tres Semidiosas.
Cuando los dos estuvieron al descubierto para verse las caras se dieron cuenta de que habian tenido el mismo pensamiento: Alrededor del cuerpo de cada uno flotaba un ejército inerte formado por las rocas y piedras, en su mayoria de gran tamaño, restos del edificio.
Dharion sonrió divertido ante lo curioso de la situación y lanzó su ataque dirigendo todas y cada una de su piedras con energicos movimientos de sus brazos.
Netz lo imitó ordenando a su ejercito pétreo cual seria su objetivo.
El encuentro entre los proyectiles tuvo lugar a mitad de camino entre ambos. La mayoria de las rocas chocaron entre ellas mismas pulverizandose en el aire ante la violencia con que eran dirigidas por sus respectivos dueños.
Pero Areg.Nuk.Arak centró su atención en una piedra en especial, una de gran tamaño que consiguió esquivar a las demás y ganar terreno en dirección a su oponente. Netz habia reparado en la estratagema del joven y no pudo más que sonreir seguro de si mismo, pues no iba a ser cogido por sorpresa con un ardid tan simple. Alzó una mano y pulverizó el proyectil a escasos centimetros de su cuerpo. Aunque esta acción era la que el chico aguardaba con calculada paciencia.
Fue un infimo instante en el que el Dios perdió toda su concentración en el resto de la realidad y el Elegido aprovechó para atacar.
La luz cruzó la distancia a una velocidad impreceptible para los ojos mortales. Alcanzó su objetivo con increible punteria, traspasando la gruesa capa de maldad que protegia a Netz, hasta clavarse en uno de sus brazos.
El contacto entre ambas fuerzas hizo que los rayos volvieran a quedar tan fuera de control como antes y cubrieron a toda Kayss con sus mortifera lluvia, llevandose consigo la vida de los habitantes que intentaba huir aterrorizados ante el estremecimiento del cielo y de la tierra.
El Dios del Mal habia sido cogido por sorpresa y su cuerpo material sangrando era la mejor prueba de ello. La rabia pudo leerse en sus ojos encendidos y su respuesta fue inmediata.
Liberó un grito a la vez que su poder continuaba aumentado, alimentandose de la realidad que engullia como animal hambriento. La realidad se deformó con una honda enorme sacudiendolo todo.
Las Tres Semidiosas comenzaron a elevarse lentamente del suelo pues este amenazaba con hundirse en las profundidades de la Creación de un momento a otro. Hitsys, por su parte, prefirió permanecer donde estaba.Tenia los ojos alzados hacia Areg.Nuk.Arak y brillaban de una forma especial al poder contemplarlo nuevamente con vida, aunque fuera de aquella forma tan extraña.
- Dharion…
Murmuró la joven dejando que su deseo de estar con él escapara a través de sus labios solo por la forma en que pronunció su nombre.
El guerrero la escuchó a pesar de la distancia, de los canticos de las tres Semidiosas y de los continuos estruendos que se sucedian a un increible ritmo con cada nuevo encuentro entre su poder y el de la Oscuridad. Entonces, el joven, dirigió la mirada hasta ella bajo sus pies, sentada en el suelo y aferrada a Ghada como único medio de permanecer con vida. Los ojos claros de él se relajaron y el poder de la luz se debilitó notablemente porque su atención habia sido capatada por entero por la joven que le devolvia una mirada de fe ciega en su supervivencia.
- Areg.Nuk.Arak!
Una voz autoritaria de mujer gritó ese nombre en el interior de su mente como advertencia a un cercano peligro. Fue demasiado tarde y Netz golpeó al joven ante su perdida de interés en la lucha.
El cuerpo de Dharion descendió velozmente hacia el suelo para acabar incrustado en las baldosas de los restos de la sala ante la violencia del ataque de su adversario.
La columna de luz donde Hitsys se hallaba perdió intensidad permitiendole ver a través de esta. Entonces, encontró a Dharion con sus ojos. Estaba en el centro de un agujero que él mismo creó al precipitarse hasta alli, pero no se movia en absoluto. La joven, alarmada ante la falta de señalesde vida del chico no pudo reaccionar de otra forma. Abandonó la protección que el circulo central le brindaba para corrar hasta él. Asi olvidada para siempre su propia seguridad.
Hitsys no pudo abandonarse al cuidado de Dharion como deseaba porque notaba a su espalda como la maldad se precipitaba hacia ellos como un torbellino de caos. Instintivamente giró sobre sus talones y sus ojos brillaron antes de poder cruzar ambos brazos ante su persona para protegerse y proteger al joven tras ella.
El golpe recibido fue increiblemente violento, pero aún asi pudo soportarlo, pero las consecuencias para la chica fueron nefastas. El Dios, lejos de detenerse, continuó empujando con su haz de Oscuridad detenido en los brazos de ella. Sabia que su resistencia se doblegaria en instantes y asi fue.
Las fuerzas de Hitsys fallaron y cayó al suelo clavando una rodilla. Ahora sentia como su escudo se resquebrajaba por todas partes y el poder del mal comenzaba a acariciar su piel quemandole en los brazos.
- Hitsys!!!!
Dharion gritó su nombre tras recuperarse del aturdimiento de su cuerpo mortal.
La chica no soportó más el dolor de su cuerpo y cedió ante el poder de Netz. La honda de maldad la lanzó por los aires hasta que su espalda golpeó una de las montañas de escombros más cercanas. Su cuerpo despues cayó sin dar más señales de vida.
- Hitsys!!!!
El grito de Areg.Nuk.Arak reanimó el poder de la Luz tanto en el centro de lo que quedaba de la sala como alrededor de su persona. Su atención empujaba a Netz a un segundo plano porque solo le importaba ella.
- Qué estais haciendo, Areg.Nuk.Arak!!! – la misma voz de antes resonó en su mente – Dejad de comportaros como un estupido y concentraros en Netz!!!!!
El chico no dijo nada. Elevó su cuerpo para flotar suavemente hasta la chica.
- Areg.Nuk.Arak!!! Olvidaos de Hitsys, ella ya no importa!
- Silencio! – gritó cogiendose la cabeza para sacar esa voz de mujer.
- Qué os ocurre Dharion? – inquirió con su tono burlon Netz al observarlo forcejear consigo mismo - Estais teniendo algun problema con Aris?
El guerrero devolvió la atención al Dios. A los ojos del joven se asomaba la furia que lo hacia casi incontrolable para la Diosa.
- Siempre le ha gustado mandar sobre todo, y su Elegido no iba a ser un excepción – dijo el Señor del Mal riendose dispuesto para un nuevo ataque.
- Olvidad a Hitsys! – Aris hablaba en su cabeza - Derrotad a Netz!!!!
- Basta. – su mirada estaba fija en el cuerpo de la joven sobre la montaña de piedras.
- Olvidad a Hitsys!
- Silencio! – sus pies se depositaron justo al lado de la chica.
- Derrotad a Netz!!!
- Dejadme en paz!!!
- No deseaba tener que hacerlo pero me habeis obligado a tomar el control de la situación!!
Hasta el momento la presencia de Aris en su interior se limitó a un inmenso poder, pero ahora, tras sus últimas palabras, sintió como su alma divina abandonaba su escondite en el interior del su propio espiritu Humano.
Dharion tan solo pudo sorprenderse ya no pudo controlar más su cuerpo que ahora obdecia ciegamente a Aris. La Diosa lo devolvió al centro de la columna de luz mientras aumentaba la intensidad de poder preparandose para el ultimo enfrentamiento.
- Qué estais haciendo? – chilló el joven convertido ahora en el arma de lucha de la Diosa.
- Lo que deberiais haber hecho vos…
La claridad estalló aumentando su diametro considerablemente, cubrió toda la zona de Kayss donde se hallaba, y su presencia casi alzcanzó los muros de Mendor desde lo cuales, Kyo y sus hombres, los sacerdotes y sacerdotisas, y los sirvientes de la princesa observaban el espectaculo tanto marvillados como aterrados.
- Hitsys!!!!
- Olvidaos de ella! Ya ha cumplido su misión y ahora está muerta….
Al escuchar la ultima frase de la Diosa algo se revolvió en el interior del joven, una cantidad de sentimientos tan indescriptibles como poderosos. Ni si quiera podia expresar con palabras la ira contenida ante la actitud de Aris pues estaba muy lejos de ser la esperanza que las sacerdotisas profetizaron hacia los cuatro vientos.
- Basta ya…
El tono de sus palabras pondria el final a todo.
Cerró los ojos y liberó todo lo contenido en su interior de una forma tan brusca que ni si quiera Netz tuvo a penas tiempo para contratacar.
La luz corrió libre por toda la superficie de la Creación teniendo como origen el cuerpo de Dharion. Su poder clavó sus uñas hasta las mismisimas entrañas de la tierra y borró sin esfuerzo todo rastro de maldad.
Los colores del mundo fueron engullidos por tanta claridad, y no hubo un solo rincon en todo el planeta donde la luz no alcanzara para limpiarlo todo y portar a los supervivientes la paz prometida durante tantos años.
Netz jugó su última carta. Su cuerpo mortal se consumió en llamas para dejarlo libre por completo. La presencia del Dios fue una criatura creada de Oscuridad, sin forma definida pero cuyo poder se alzaba hacia los cielos, liberandose en aquella zona donde el poder de Aris aún no habia llegado.
La Diosa rodeaba su mundo con un manto blanco muy poderoso, mientras Netz se extendia alrededor de la Creación tambien, pero ocupando la zona del cielo como lugar elegido desde el que tendria lugar su último ataque.
Todo quedó en silencio durante unos instantes. No se escuchaba absolutamente nada y ni si quiera el viento traia consigo el murmullo del poder de los dos titanes como antes.
- Este será el final de ambos… tanto el vuestro, Aris, como el de Netz.
Tras las palabras de Areg.Nuk.Arak llenas de una seriedad indescriptible el poder de la luz se movió hacia el cielo.
El Dios reaccionó lanzandose en ese momento hacia la Creación, y más concretamente hacia la presencia de su Enemiga.
Esta vez el encuentro entre ambos Dioses trajo consigo consecuencias fatales para todos.
El sonido del choque entre amos fue ensordecedor para todas las criaturas pacientes del mundo. Absolutamente todas necesitaron de llevarse las manos hasta la cabeza para taparse de los oidos, y aun asi, no pudieron acallar el estruendo.
Una lluvia de rayos de luz y oscuridad recorrió todo el planeta de arriba abajo durante un periodo de tiempo bastante largo en el que las fuerzas de ambos enemigos forcejeaban tanto en su resistencia como en su deseo de devorar al otro.
El poder de los dos Dioses parecia muy igualado y ninguno cederia con tanta facilidad hasta que Dharion intervino escapandose al control de Aris en su propia mente.
- Qué estais haciendo, Areg.Nuk.Arak!
El joven no dio explicación alguna de sus intenciones. La Diosa estaba demasiado cegada por su deseo de recuperar la Creación asi que no pudo evitar el desenlace. La amenaza de su existencia, lejos de estar en el exterior, se hallaba en el interior del cuerpo que ocupaba, y más concretamente en el debil espiritu tras el cual se habia ocultado durante tantos años.
Aris sintió como todo su plan se desmoronaba. La precaución que tuvo antaño de dar a su Elegido un alma tan debil, incapaz de alimentarse de su poder divino y de oponerse a sus designios, no sirvió de nada. Subestimó, como en su momento lo hizo Netz, el poder de los sentimientos mortales y ese error la empujó a ser engullida por el espiritu de Dharion.
El Dios del Mal sintió como el poder de la luz habia cambiado de manos y pertenecia ahora a un criatura cuyo cuerpo era Humano pero cuyo espiritu era divino, una combinación muy inestable...
Los sentimientos primaban en el raciocinio de el Elegido con un considerable aumento de poder que recorrió la superficie del planeta nuevamente, sacudiendolo con violencia.
Dharion dirgió los ojos hacia Netz, una masa de negrura sobre el cielo y alzó los brazos para que su poder luminoso le obedeciera al instante. Una infinidad de haces de poder surgieron desde la superficie de la Creación para rodear el cuerpo vaporoso de Oscuridad de su Enemigo, y tiraron de Él hacia la luz.
Por mucho que el Dios se resistiera, esta vez, no tenia forma de escapar. Los brazos de poder procedentes de Areg.Nuk.Arak, se multiplicaban a cada instante cubriendolo, dañandolo, mientras lo atraian hacia su clara presencia.
La paciencia siempre fue una de las mayores virtudes de Aris y su Elegido lo desmostró una vez más cuando se tomó su tiempo para engullir la Oscuridad del Dios con la furia liberada y tan fuera de control como su mente.
Netz desapareció entre la luz para siempre pero la calma no arribaria a la Creación hasta mucho despues, pues el poder procedente de Dharion se extendió nuevamente más allá de los limites del nuevo mundo.
EPILOGO
Hitsys abrió sus ojos bicolor de nuevo, pero lo único hallado fue la penumbra. Un tanto asustada se incorporó subitamente. El movimiento de su cabello trajo consigo dulces aromas de esperanza...
Con su caracteristica mirada de desconfianza ojeó su entorno. Se encontraba en una comoda cama de sabanas de seda que le hicieron sonreir, hacia mucho tiempo que no dormir en un lugar como aquel.
Prosiguió con su minuciosas inspección de la realidad, la habitación en la que estaba le recordaba increiblemente a la que ocupó durante su estancia en el palacio de Oruk. Las paredes de piedra estaban cubiertas con tapices de colores. Las columnas talladas en marmol repletas de motivos tribales y la puerta del fondo de madera oscura. Aunque su mayor atención se fijó al otro lado de la sala, donde unas pesadas cortinas impedian que la luz del sol penetrase en el interior.
Con la curiosidad como unica guia abandonó el lecho envuelta en ropajes muy ligeros de gasa que acentuaban las curvas de su cuerpo. El suelo estaba frio pero la sensación era más agradable de lo que recordaba. Con paso tranquilo se hacercó hasta el bacon y tiró de la tela para poder mirar al nuevo mundo.
En un primer momento cerró los ojos instantaneamente ante tanta claridad. Pero luego los comenzó a abrir despacio, para que sus pupilas se acostumbraran a la luz.
- Oruk!
No sabia cómo habia llegado alli, y mucho menos porqué. La situación del balcon le mostraba toda la urbe extendiendose en el interior del recinto formado por sus altas murallas de piedra. Pero, lejos de ser la ciudad oscura y fria, con la que se encontró al despertar de la misma forma que hoy lo hacia, halló un lugar repleto de vida y movimiento. Habia sido reconstruida y los materiales empleados ya no tenian ese color oscuro y grisaceo que tanto recordaba a Netz, si no el color rojizo muy vivo de la roca de aquellas tierras.
Examinando mas detenidamente las cercanias enseguida comprendió que estaba en el palacio de Oruk. Y sus ojos se posaron sobre los enormes muros que delimitaban los dominios del lugar. Reconoció sin ningun problema a Kyo dirigiendose a una de las torres, con Gort a su espalda como fiel soldado.
Entonces salió al exterior. Ahora podia ver el cielo con un increible tono azul intenso, limpio y puro como el aire que solo era un recuerdo en su alma.
- Hitsys, buenos dias!!!
Una voz familiar la sacó de su ensimismamiento. Reaccionó instantemente hacia la dirección de la cual provenia y se tropezó con Nékhan. Caminaba por el jardin al que daba su habitació, y en sus brazos llevaba a una niña de unos dos años de edad, con el cabello tan rojo como ella, y de mirada clara. Pero lo que más llamó la atención de la mestieza fueran sus dos orejas Andor asomando a traves de sus rizos escarlata.
- Buenos dias…Nékhan… -saludó la otra torpemente.
- Taris, decidle hola a Hitsys… - habló la princesa sonriente a la chiquilla que abrazaba con fuerza.
- Es vuestra…?
- Hija? – no le permitió concluir la frase – Si.
La Humana sonrió.
- Pero cuanto tiempo he estado dormida!!! – exclamó la joven de cabello negro levandose una mano a la cabeza e intentando recordar algo coherente – Nékhan…
Tuvo la intención de preguntar algo pero su voz se ahogó al observar la tierna escena. Agmenón se acercó hasta la joven madre y la rodeó con uno de sus brazos para darle un beso nada mas llegar junto a ellas dos, después dejó sus labios marcadas tambien en la frente de la Taris.
La princesa murmuró algo al joven y este enseguida alzó los ojos hacia la joven en el balcón.
- Buenos dias, Hitsys. – dijo con el orgullo de padre y marido en su rostro.
- Qué está ocurriendo aquí? – inquirió la mestiza asustada ante tanta quietud y todos las cosas nuevas que estaba descubriendo a cada instante – Decidme que sucedes!!! – chilló confundida.
- Tranquilizaos, Hitsys – de nuevo, otra voz familiar le hizo voltear la cabeza hacia la izquierda.
En el balcón contiguo observó asustada el rostro de Nepher. A su lado Aruadna, con una edad de unos doce años, le devolvia una mirada sonriente.
- Nepher…Estais viva… - fue lo primero que asaltó su mente pues Hitsys jamás supo del despertar de la sacerdotisa.
De todas formas su nivel de confusión era tan grande que no le dio una sola oportunidad a la mujer para explicarse y la asaltó con otro pregunta de mayor importancia para ella:
- Decidme, qué está ocurriendo? – suplicó agarrandose al borde de la pared que delimitaba el balcon.
- Hitsys no me corresponde a mi daros explicaciones – dijo tan serena como recordaba.
- Entonces a quién corresponde? – preguntó enfurecida, con el ceño fruncido y resuelta a hallar todas las explicaciones a tanto cambio.
- A mi.
Desde el interior de la estancia escuchó su voz y no pudo evitar que la emoción la invadiera acelerando su corazón como nunca antes le habia ocurrido.
Decidida volvió a la estancia buscandolo con la mirada por todas partes.
- Dharion!!!
Su alegria se esfumó cuando no lo encontró en la sala.
- Dónde estais? Qué está ocurriendo?
- Tranquilizaos, Hitsys…
Otra vez su voz, procedentes de todos los rincones de la estancia, pero sin rastro de su persona.
La joven agudizó la vista y giró sobre sus pies descalzo examinando la realidad con desconfianza.
- Seais quien seais, dejad de jugar conmigo. – ordenó enfurecida.
- No habeis cambiado en absoluto – en sus palabras se percibia facilmente un tono de tristeza y melancolia por el pasado.
- Quién sois?
- Dharion.
- Si es asi por qué no os mostrais? – en su tono demostraba que no creia en sus palabras en absoluto.
Hubo silencio y las cortinas del balcon volvieron a tapar la claridad de la sala para inundarlo todo con una penumbra bastante acogedora.
- Qué estais tramando?
Hitsys adoptó una actitud defensiva, ya no se fiaba de nada. Pero su rostro se relajó cuando encontró una silueta muy familiar al otro lado de la estancia, oculta bajo la oscuridad que una de las columnas de la sala le proporcionaba.
- Dharion?
- Os dije que era yo.
La joven corrió hasta el chico pero éste la detuvo en seco alzando una na mano y dejando que su voz inundara la estancia.
- No os acerqueis mas!
- Qué es lo que sucede, Dharion!!! –chilló más perdida que nunca – Me despierto en mitad de Oruk y todo es completamente distinto! He encontrado a Nékhan siendo madre y la esposa de Agmenón! A Nepher sana y salva! Y a vos… - se detuvo para coger aliento aterrorizada ante todo lo vivido – A vos que no os puedo ver… y ni si quiera acercarme….
- Lo siento Hitsys… - su voz sonaba increiblemente culpable y triste.
- El qué sentis? Qué ocurre? – la falta de información la estaba volviendo loca por instantes.
No soportó más la espera y se acercó hasta el joven dispuesta a obtener todas las respuestas. Sin pensarlo dos veces alzó sus manos para cogerlo de los brazos. Entonces sintió como un inmenso poder la recorria de arriba abajo, mucho más poderoso que el de Netz, o incluso el de Aris. Asustada dio un salto atrás.
- De dónde proviene tanto poder? – preguntó con los ojos fijos en la silueta de la que solo podia ver el brillo de sus ojos.
- Es mi castigo por amaros.
Hitsys no tuvo palabras para responder a aquella afirmación tan serena. Tan solo se llevó la mano al pecho y dio otro paso para alejarse del joven.
- Cuando me protegisteis por segunda vez en la lucha Netz os asesinó…
Los ojos de Hitsys se abrieron aterrorizados y sintió flaquear las piernas ante las palabras reveladoras del chico.
- No quise que volvierais a la vida hasta que el mundo estuviera reconstruido practicamente del todo… ya habeis sufrido bastante…
- De qué estais hablando Dharion? – preguntó ella casi mareada, incapaz de digerir tanta información.
- Es demasiado complejo… - murmuró él con un tono amargo.
- Da igual, necesito saberlo todo o me volveré loca, si no lo estoy ya…
- Aris no existe. Netz no existe.
- Cómo!
Ahora si que todo el mundo que ella conocia se derrumbaba ante las ultimas palabras del joven dejandola sumergida en un caos indescriptible.
- Cómo que Aris no existe!!! Entonces….
No pudo continuar con sus divagaciones porque Dharion se lo impedió con el relato de lo ocurrido:
- Cuando Netz destruyó el Xarabamath arrebató a Aris la unica forma de abandonar mi cuerpo cuando yo consiguiera despertala. Entonces, lo único que Ella podia hacer para recuperar la Creación fue utilizarme como arma.
- Pero venció?
- No.
- Entonces…
- Aris cometió varios errores. El primero fue menospreciaros a vos; el segundo confensarme que estabais muerta; y el tercero arrebatarme el control de mi cuerpo sin permitirme actuar de acuerdo a lo que mis sentimientos me dictaban en aquel instante. – sacudió la cabeza – Lo demás no lo recuerdo muy bien, pero se que la ira me consumió y deseé acabar con todo… Cuando fui otra vez consciente de lo que habia ocurrido ambos Dioses ya no existian y yo tenia en mis manos su inmenso poder…
Hitsys no tenia palabras.
- Creo que de alguna forma me fusioné con Aris y Netz a la vez, asi que ahora tengo sus poderes divinos…
- Ahora sois un Dios…
- Si deseias decirlo asi… supongo…
- Entonces, cuanto tiempo he estado… muerta?
- Siete largos años, el tiempo suficiente para que el mundo sea un lugar habitable de nuevo…
El rostro de la joven se suavizó con una amplia sonrisa. No dijo nada más y se acercó hasta Dharion para abrazarlo sintiendo como el poder de su interior tambien la asaltaba a ella.
- No me importa que seais un Dios…
- Esa es la parte que menos me preocupa – dijo con una sonrisa amarga.
- No os entiendo…
- Mi…mi aspecto tambien es diferente. – dijo avergonzado – A pesar de tener tanto poder no puedo modificar mi aspecto a voluntad como podia hacerlo Netz…
- Tampoco me importa…
La joven levantó el rostro hacia Areg.Nuk.Arak pero él continuaba siendo una silueta que se negaba a mostrarse.
- Yo no me enamoré de vuestro aspecto sino de vuestra persona…
El chico levantó una mano para acariciar el rostro de la mestiza con suavidad. Una vez más, toda su energia quedo libre al contacto entre las pieles de ambos, y corrio de puntillas sobre la cara de la chica aumentando la intensidad de sus caricias.
- Mostraros tal y como sois, por favor… - suplicó ella con una voz muy dulce para despues besar la mano detenida sobre su mejilla.
- Preferiria no hacerlo…
- Os aseguro que sea lo que sea, jamás hará que mis sentimientos cambien hacia vos – habló muy segura de si misma.
- Prefiero que me recordeis tal y como era antes…
La tristeza de la voz de Dharion oprimió el corazón de Hitsys empujandola a reaccionar de un forma muy brusca.
- No os lo voy a permitir! – gritó dando un paso hacia atrás para alejarse – No hemos pasado tantas cosas juntos, ni hemos sufrido tanto para que ahora, cuando todo ha acabado y podemos disfrutar de la paz, os preocupeis por cosas tan superficiales como son vuestro aspecto! – sus palabras eran increiblemente duras – No soy ninguna niña, Dharion, y mi amor por vos no está basado en vuestro aspecto – añadió cruzando los brazos sobre su pecho muy enfadada.
- Cómo deseeis…
Hitsys se sorprendio ante la facilidad con la que el joven Dios accedió a complacerla sin oponese mucho más, quizás, porque él tambien necesitaba estar seguro de que la joven seguia amandolo a pesar de su transformación.
Las cortinas se separaron despacio para que la luz definiera con lentitud el cuerpo de Areg.Nuk.Arak.
Los ojos de la joven se abrieron sorprendidos ante lo descubierto. Sus brazos dejaron de cruzarse ante su pecho cuando el enfado se desvaneció por completo de la mente, ocupada ahora en contemplar la nueva apariencia de Dharion.
- No me mireis asi… - susurró el joven un tanto avergonzado.
Ella no dijo nada y permanecio observandolo durante largo rato con una expresion muy extraña en la cara.
- Decidme algo, Hitsys… por favor…
- Sois…- tragó saliva porque no podia continuar – sois la criatura mas hermosa que he visto nunca!!!
- Qué estais diciendo!!! Me he convertido en un monstruo!!!! – chilló.
- Estais muy equivocado…
Hitsys sonrió muy feliz de contemplar al ser en el que se habia convertido Dharion al fusionarse con los dos Dioses por un solo motivo: ella.
Un aura de luz siempre envolvia toda su persona de la cual emanaba una paz contagiosa a todas las criaturas vivientes a su alrededor. Su cabello era mas largo que antes, alcanzando su cintura, pero los mechones de su larga melena que partian desde su frente y se delizaban sobre sus hombres eran de dos clases muy distintas. Unos continuaban manteniendo su aspecto rizado y el color dorado, mientras que los otros formaban parte de su nueva transformacion, y eran completamente lisos y de un negro intenso. A través de su pelo, dos orejas puntiagudas de la raza Andor asomaban otorgandole un aspecto distinguido y singular.
Hitsys se fijó ahora en sus ojos y volvió a sonreir para calmar la inseguirdad del chico. Como ella, el joven tenia un ojo de cada color. El derecho poseia el azul intenso caracteristico de su mirada, mientras el otro, era tan rojo como lo fueron las pupilas de Netz.
A pesar de que sus labios estaban cerrados Hitsys habia visto como los colmillos que ella misma poseia por parte de la raza Dherhosz tambien estaban presentes en la dentadura del chico.
Luego, continuo con su constitucion, que no habia sufrido, aparentemente ninguna transformacion nueva, seguia siendo Humano, donde los musculos de su antigua profesion no habian perdido sus cuidadas formas.
Lo unico diferente en él fueron sus manos, tan esilizadas y de largos dedos como las que Hitsys tenia.
- Creo que no solo os fusionasteis con Aris y Netz… - dijo Hitsys acercandose al joven para rodearlo con los brazos -, creo que tambien absorvisteis a las tres Semidiosas.
- Creia que me odiarias por esto…
- Odiaros? – lo miró frunciendo el ceño – Cómo podria hacer algo asi? Habeis salvado la Creación, me habeis devuelto a la vida y os tengo entre mis brazos… No seais tonto…
El joven la rodeó tambien clavando su nueva mirada en la de la joven.
- Ahora os pareceis más a mi… - susurró la chica a la vez que se ponia de puntillas.
Hitsys acercó sus labios hacia los de Dharion mientras cerraba los ojos y cuando ambos se encontraon el mundo volvió a dejar de tener sentido para siempre. Se entregaron el uno al otro como desearon desde el primer instante en que se conocieron.
FIN