Conflicto diplomático entre Bélgica y Holanda por dar balas a niños
La ocurrencia de unos soldados belgas de repartir balas de fogueo a los niños del pueblo holandés donde hacían maniobras ocasiona un incómodo incidente
Nunca aceptes un 'chokotoff' de manos de un extraño!", advertían los abuelos belgas a sus nietos. Mucho ha llovido desde convenga actualizar la recomendación. No sólo porque el famoso caramelo belga de chocolate y toffe tiene, entre tanto, pasaporte estadounidense sino porque, a juzgar por lo ocurrido la semana pasada en Holanda, más les valdría recomendar a los niños que no acepten balas de ningún soldado, aunque vayan en misión de paz…
Sucedió en Den Helder, una localidad portuaria cien kilómetros al norte de Amsterdam, durante unas maniobras del ejército belga. Bajo el atinado nombre de 'Crazy Trip' (en inglés, viaje loco), el ejercicio movilizó a 1.200 efectivos durante cinco días. Debía ser un grandioso simulacro de evacuación de población civil en zona de conflicto. Planificado con mimo durante año y medio por el Ministerio de Defensa, al final el ejercicio ha derivado en un incidente diplomático.
"La invasión belga", la llamaron con sorna los medios antes de su llegada. Pero en Den Helder no quieren volver a ver a los soldados belgas. Empezaron mal, haciendo unas prácticas de tiro por la noche junto a una residencia de ancianos. A la mañana siguiente pidieron disculpas con una flor. Pero sus tácticas para ganarse a la población local fueron mucho más lejos y han dejado mal sabor de boca en el pueblo.
"Han abusado de nuestra hospitalidad", denunció el alcalde, Cor Hienkes, tras descubrir que los militares belgas habían dejado abundante munición abandonada por sus calles al final de las maniobras. No sólo los cartuchos desechados sino también balas de fogueo intactas, un souvenir que los niños recogieron a puñados y exhibieron como trofeos.
Abrumado por los numerosos testimonios de la incompetencia de sus soldados, el Ministerio de Defensa no tuvo más remedio que admitir los hechos y aseguró que castigaría a los responsables. Pero no se trató sólo de un descuido, como en un principio dio a entender y como ocurrió dos años antes con una granada olvidada que hirió a un hombre.
Las imágenes de una cámara de seguridad de un bar muestran cómo los soldados belgas reparten balas entre los niños como si de caramelos se tratara. La policía holandesa ha abierto una investigación y ha recuperado varios cientos de balas y cartuchos usados, además de una caja entera de munición, en sus registros a escuelas y a través de las familias. Si se calientan, las balas pueden explotar y causar heridas.
La fiscalía belga ha abierto una investigación en la que el Ministerio de Defensa se ha personado como parte civil. Su titular, Pieter De Crem, se reunió el lunes con su colega holandés Eimert Van Middelkoop y se disculpó por el "inaceptable e intolerable" comportamiento. Aún así querría volver a desplegarlos en Den Helder, "el epicentro", dijo, de la colaboración entre la Marina belga y la holandesa. Muchos 'chokotoffs' tendrán que repartir...
Cuanta tonteria fingeroso escribió:y un chiquillo holandes puede pasearse viendo putas en escaparates y no pasa nada.Cuanta tonteria
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