Falkiño, me parece que tienes un poco de empanada mental con este tema

, lo de la falta de mamíferos es más falso que una licencia de obras en Marbella.
Los indios caribes, que efectivamente también practicaban el canibalismo, nada tenían que ver con los Aztecas.
Aztecas, por su parte, fue el nombre que los españoles dieron a los indios que se llamaban a sí mismos Mexicas (y más de un lector espabilado caerá ahora en la cuenta del porqué del nombre de cierto país norteamericano

)
Eran un pueblo emigrado desde el norte, ostigado por las hambrunas. Se establecieron en el actual México y a punto estuvieron de extinguirse, ya que las tribus ya asentadas allí les atacaban contínuamente, tratando de expulsarlos. Si se salvaron fue gracias al arco y la flecha, armas desconocidas para sus enemigos, y que permitieron a los Mexicas no ser exterminados totalmente. Sin embargo eran víctimas contínuas de los ataques, las enfermedades y la hambruna, ya que no poseían territorio que cultivar ni ganado que pastorear.
Al borde de la desesperación más absoluta, se abrió paso entre ellos el culto a un nuevo dios, Huitzilopochtli, dios duro, como dura era su vida, y, según cuenta la tradición, habló con los Mexicas a través de sus sacerdotes con estas palabras:
Alimenta al dios Sol con sangre y esa sangre brillará en la tierra
Alimenta al dios de la Lluvia con sangre y esa sangre regará los cultivos
Los Mexicas obedecieron, dieron muerte a una mujer y su bebé, les arrancaron los corazones, con los cuales regaron la tierra, y después los descuartizaron y los guerreros comieron su carne. Al día siguiente, los Mexicas entablaron batalla y vencieron. Atribuyéndolo al sacrificio, no dudaron en ofrendar a Huitzilopochtli las vidas de todos los prisioneros. Esa fue la manera en que los Mexicas sellaron su pacto con los dioses: ofrecerían sangre a cambio de victoria y alimento. Y solo había una manera de conseguir sangre: la guerra.
Esta historia, en parte tradición y en otra muy buena parte corroborada por estudios rigurosos, sería el origen de los Aztecas como imperio. En un principio no parece que tuviesen la intención de crear un imperio, pero más tarde ocurrió algo que, unida a la necesidad de sangre para satisfacer a los dioses, hizo que los Mexicas pasaran de ser unos nómadas bárbaros y totalmente atrasados a una de las civilizaciones más importantes del mundo. Ese hecho fue que se aliaron a los Toltecas, entonces un floreciente imperio, mucho más avanzados, cultos y refinados que sus vecinos bárbaros. Los Mexicas lucharon a su lado como mercenarios, y vieron las ciudades de los Toltecas, especialmente Tula, una ciudad que debió ser magnífica. Sin embargo, ocurrió que los Toltecas traicionaron la palabra dada y tras la batalla no cumplió con sus compromisos. El botín prometido se convirtió en cuatro fruslerías sin valor: las tan ansiadas por los hambrientos Mexicas tierras fértiles de labor prometidas resultaron ser eriales rocosos, y los tesoros, armas inservibles.
Enfurecidos, los Mexicas se aliaron con otras tribus bárbaras que habían recibido igual trato de los Toltecas y arrasaron Tula hasta los cimientos. Mataron a todo el que opuso resistencia y al resto los hicieron prisioneros para el altar de los sacrificios. Porque Huitzilopochtli seguía reclamando sangre.
A pesar de la victoria sobre los poderosos Toltecas, los Mexicas continuaban siendo una tribu pequeña, de quien todos recelaban por su salvajismo y su crueldad al sacrificar a todos sus prisioneros. Eso por no hablar del canibalismo - que solo practicaban los guerreros y como forma ritual - y que horrorizaba a sus vecinos. Tuvieron que rendir tributo a otra tribu más poderosa, los atzcapotzalcas, pero surgió un incidente que a punto estuvo de costar nuevamente el exterminio de los Mexicas. El cacique atzcapotzalca envió a su hija más preciada con los Mexicas a insistencia de éstos, para sellar el pacto entre ambos pueblos. La intención de los Mexicas era casar a esa chica con un dios y sellar así la alianza. Cuando el cacique atzcapotzalca acudió al festival, vio horrorizado lo que los Mexicas habían hecho a su hija. La habían desollado totalmente y su piel la vestía un hechicero como tributo a la diosa naturaleza. Los Mexicas estaban orgullosos de mostrarle cómo habían honrado a su hija, pero el cacique atzcapotzalca hizo algo incomprensible para ellos: les declaró la guerra. Mucho más numerosos que los Mexicas, a éstos últimos no les quedó otro remedio que huir a una isla en medio de un lago. A esa isla la llamaron Tenochtitlán.
A partir de entonces, el único esfuerzo de los Mexicas se enfocó a convertirse en los mejores guerreros del mundo. Al estilo de los espartanos de la antigua Grecia, la guerra era el único objetivo de su sociedad. Las mujeres sólo se dedicaban a quedar contínuamente embarazadas con el objetivo de "producir" más y más guerreros (los Mexicas habían quedado muy diezmados tras el ataque atzcapotzalca) y los hombres se dedicaban en cuerpo y alma a prepararse para el combate. Los hombres Mexicas sólo tenían una ocupación: la guerra, para lo cual se empleaban como mercenarios, generalmente al servicio de quienes casi los exterminan, los atzcapotzalcas. Mientras tanto, las mujeres parían más y más guerreros y cultivaban la tierra y ganaban espacio al lago con ingeniosos métodos de cultivo. Hasta que llegó el día de la venganza. Un nuevo caudillo atzcapotzalca se sobrepasó demasiado con sus vasallos de otras tribus, exigiendo impuestos exorbitados. Esto generó un descontento general que los Mexicas aprovecharon para vengarse. Se aliaron con otras dos tribus y en una sola batalla derrotaron a los atzcapotzalcas.
Ahora eran dueños y señores del imperio atzcapotzalca, pero tenían un grave inconveniente para mantenerlo: pese a su tenacidad y fiereza, los Mexicas nunca fueron demasiado numerosos. Eso era en parte debido a que los continuos combates diezmaban constantemente su población. Sin embargo, lo que sí eran es tenaces y, además, ¿quién necesita ser numeroso cuando se cuenta con la ayuda de Huitzilopochtli, un dios tan poderoso que concede cualquier victoria y a cambio sólo necesita océanos de sangre? Así que los Mexicas se dispusieron a mantener y ampliar su imperio echando mano del terror más absoluto. Su crueldad en la guerra no conocía límites.
Sin embargo, no fue un imperio al uso: los Mexicas no interferían para nada en el modo de vida de los pueblos sometidos. No imponían su religión (totalmente atroz), ni su lengua, ni sus leyes, ni se molestaban en controlar en absoluto a quienes caían bajo su yugo, éstos podían seguir con su vida de siempre... pagando un tributo anual. El impago sólo tenía un castigo: el total exterminio.
Sin embargo, con el tiempo surgió un gran problema para los Mexicas. Llegó un momento en que su poder era tal que nadie osaba enfrentárseles. Simplemente, no había enemigos. Pero los periodos malos continuaban. Había épocas de sequías, de inundaciones, de malas cosechas y de epidemias. Y eso siempre era achacado a que los dioses necesitaban sangre. A los dioses no les importa que haya o no guerra, necesitan su dosis de sangre o de lo contrario dejan de favorecer a los Mexicas.
Así que los Mexicas inventaron las
Guerras de las Flores. Estas "guerras" tenían lugar entre los Mexicas y sus aliados. Grandes contingentes de guerreros se enfrentaban entre sí. El objetivo de los Mexicas no era tanto matar enemigos (que en realidad no eran tales enemigos), sino capturar el mayor número posible de ellos para sacrificarlos a los dioses, cocinarlos y comérselos. El de sus rivales, simplemente sobrevivir.
A pesar de todo, tuvo lugar una terrible sequía que agostó todos los campos y duró casi un año. Los sacerdotes dijeron que los dioses habían dado un imperio a los Mexicas y ahora reclamaban su pago: querían un río de sangre, las guerras de las flores no eran suficientes.
Los Mexicas, sin un solo enemigo, se dedicaron a atacar a sus amigos. Capturaron muchísimos prisioneros y se dice que se llegaron a sacrificar a 20.000 personas. Las llevaron a lo alto de los templos y los mataron a millares, en filas interminables y de continuo con el objetivo de que su sangre fluyera por la pared de la pirámide formando el río que los dioses exigían. Finalmente, la sequía remitió y cesaron los sacrificios. Y comenzó el principio del fin de los Mexicas.
Según sus leyendas, cuando asolaron Tule, huyó de allí uno de los dioses de los Toltecas, Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Huyó al mar oriental jurando volver para recuperar su reino.
Y de repente surgieron del mar unas criaturas extrañas, con plumas en la cabeza, sin color en la piel y pelo en el rostro. Sus pechos y espaldas relucían y eran duros y brillantes, otros tenían cuatro patas y dos cabezas, hablaban una lengua incomprensible y traían la muerte con ellos.
Esperando aplacar la ira de Quetzalcóatl, los Mexicas, que fueron bautizados por los recién llegados como Aztecas (como siempre, los españoles mezclando todo lo mismo les dió llamar así a Mexicas que a Mixtecas,Toltecas y cualquier otro, siendo así que el imperio Azteca era cualquier cosa menos homogéneo, en cualquier sentido que se quiera tomar), los recibieron como enviados de los dioses.
El resto, como suele decirse, es otra historia.
Sé que es mucha chapa, pero creo que es un tema apasionante (a mí me apasiona, creo que no hace falta más que ver mi firma y mi avatar), aunque quizá merecería un hilo propio. Los Aztecas fueron un pueblo cruel y fanatizado por una religión surgida de su propia desesperación, pero también fueron víctimas de unas circunstancias tan terribles que probablemente no les quedó otra salida para sobrevivir en las múltiples ocasiones en que estuvieron a punto de desaparecer totalmente. Desde luego, su motivación al comer carne humana fue totalmente religiosa, eso sí, de una religión tan terrorífica, tan absolutamente aberrante, que será dificil encontrar otra igual en la historia de la humanidad.
Sin embargo, sería totalmente injusto adjudicar o generalizar en todos los indios lo que hacían los Mexicas. De todo el basto imperio Azteca, sólo una parte muy pequeña de la población eran Mexicas y al resto de indios les horrorizaban esas prácticas tanto como a cualquier contemporáneo suyo de cualquier otra parte del mundo supuestamente más "civilizada".
Los Mexicas como imperio fueron poco más que asesinos sanguinarios, su cultura era casi inexistente, no crearon carreteras, ni impulsaron las artes, ni hicieron nada que no fuera masacrar, pero sí hicieron algo bueno: no sojuzgaron, no destruyeron ni acabaron con todos los progresos, descubrimientos, ciencia y arte de los pueblos que tuvieron la desgracia de caer bajo su bota. Antes al contrario, se aprovecharon mucho y bien de todo ello.
Cuando querais seguimos hablando de las distintas culturas de los nativos americanos, totalmente diferentes entre sí. Los había terribles asesinos y pueblos tan pacíficos que Ghandi sentiría envidia.
Los anglosajones realizaron un exterminio totalmente premeditado y calculado en EEUU (en Canadá en cambio fueron mucho más respetuosos, aunque también hicieron algunas de las suyas). Portugueses y españoles en cambio, cuando vieron que no servían como esclavos, pues morían con facilidad ante el trabajo duro, y que no merecía la pena asesinarles para robarles, pues la mayoría eran pobres como ratas, los dejaron en paz (generalmente, aunque hay muchas excepciones que se podrían nombrar). A cierto nivel de convivencia y "respeto" hasta cierto punto, sin duda ayudó el que muchos aventureros y emigrantes acudiesen sin mujeres y se emparejasen con indias (mezcla racial impensable para la mayoría de puritanos ingleses y holandeses que arribaban a las costas de la futura USA). Españoles y portugueses no le hacían ascos a las indias cuando de mojar el churro se trataba.
P.D. El relato de la historia de los Aztecas es en parte recopilación de la tradición oral india y en parte fruto de investigaciones modernas. Qué parte es cierta y qué pertenece al imaginario colectivo es algo que no se puede decir a día de hoy, ya que la falta de tradición escrita entre los Aztecas hace muy difícil la investigación. Sin embargo, los hechos, si no ciertos al 100%, sí que son lo más fiable que existe a día de hoy.