Locuras de Medianoche II

¿Cual es el objetivo de la vida?
¿Cual es su fin?

Así son las preguntas que los hombres se hacen. Son estas ahora y durante su existencia y hasta su final. Yo, que he sido hombre en esta ultima vez, puedo decíroslo ahora en mi lecho de muerte, a través de mis ultimas palabras.
La vida no tiene mas objetivo ni mas causa de existir, que poder ser vivida por los que somos afortunados de recibir tal regalo.

Soy yo del que debes oír estas palabras, yo el que tiene la experiencia de millones de vidas. Podría hablarte del calor seco e intenso que impregna tu cuerpo al cruzar el desierto hacia tu pueblo natal al sur de Argelia, podría contarte la jornada de trabajo de un repartidor de comida casera en Bombay y como sus cinco hijos le reciben al llegar al hogar, te hablaría de las investigaciones que puedo llevar a bordo de un barco científico viviendo en el verano antártico mientras el aire glacial golpea mi rostro.
He sido granjera, llevando a pastar las reses, en lo profundo de los Estados Unidos y he sido granjero con el que desposarme.
Como medico, he visto niños nacer en las peores condiciones en campos de refugiados en Sudan a la vez que millones de moscas surcan mi cuerpo y el de los que me rodean. He muerto de hambre, frío y enfermedad. Fui niño para jugar sin preocupaciones bajo la lluvia en la Europa Occidental y también lo fui para trabajar dieciséis horas diarias en Tailandia y Pakistan. Pise la hierba descalzo en el Central Park mientras cerraba tratos millonarios y deguste los mejores vinos de la Toscana usurpandoselos a los clientes que yo mismo servía. Me dispararon por medio dolar en las barriadas de Ciudad del Cabo y me cure de una grave enfermedad en un exclusivo hospital de Singapur. Contraje el sida en Tijuana y me hicieron soldado en Tel-Aviv. Me case con un francés en Moscú y me emborrache muchas noches en Madrid.

En breve yo desaparece, quedarás tu y lo que quieras hacer contigo. Tu marcas tu propio camino, no existe una vereda ni unos limites para el rumbo que te propongas trazar. No existen las lineas rectas, no hay principio ni fin, no busques antagonismos y no hay comparaciones posibles. No hay blanco, ni hay negro en la contrariedad, no hablas y tampoco callas, no sientes felicidad ni encuentras la profunda tristeza, no vive ninguna de ellas en su totalidad.
Por eso sabrás que no serás jamas prisionero y que no existe la libertad. En tu mano esta la posibilidad de hacer estos términos realidad.

Sientete afortunado de la oportunidad que se te ha dado y se consciente de las posibilidades que te rodean y que no tienen aquellos que no pueden ser conscientes de que la vida ya les ha abandonado.
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