Conducía medio dormido, pues siempre que salía del trabajo tan tarde el sueño le empezaba a pasar factura antes de coger la cama. Aquella noche el sueño se hecho un órdago y ganó. Daniel se quedó dormido al volante y su coche se transformó en pájaro que no vuela en un descendente vuelo de 35 metros hasta chocar y explotar en medio de Despeñaperros. Daniel de la Torre Barrabás, ni se dio cuenta del momento en que murio.
Lo siguiente que vio Daniel fue muchas personas. El léctor debe saber que a partir de ahora no vamos a estar en el mundo que él conoce, pues Daniel lo ha dejado para siempre de forma inesperada. Cuando decimos muchas personas, miles de personas, el lector no puede llegar a imaginarse el increíble número del que hablamos.
David se encontraba en una especie de estación, inmensa, rodeado por millares de personas que estaban tan sorprendidas como él, y algunas otras con expresión de abatimiento, consideración y hasta de resignación. Aquellos eran los únicos que llevaban papeles en la mano y miraban una especie de mapa para buscar la puerta a la que tenían que ir. Después de casi cuatro angustiosas horas, en las que el chico no dejó de preguntar, sin éxito alguno, que dónde estaba, cómo había llegado allí y qué debía hacer; Daniel llegó a una de las puertas.
-Siguiente
-Hola
-Documentación
Daniel le enseñó su DNI, pero solo obtuvo una sonora carcajada del hombre de uniforme que le pedía la documentación.
-Pero esto no vale chico. ¿No te informó tu agente?
-¿Qué agente?
-Oh, Dios. Otro Ilegal.
-¡Ilegal de qué!
-Chico, hazte a la idea, has muerto, punto. Ahora tenemos que reubicarte y...bueno, eso mejor que te lo explique el agente que te asigne el gobierno.
-¿Qué gobierno?- Daniel ya no daba crédito a sus oídos y empezaba a pensar que era una horrible pesadilla.
-El nuestro, mira, pasa por ese pasillo, preséntate a la primera autoridad que veas, y que te lleve a una Comisaría. Allí irá un agente asignado y te lo contará todo.
Y eso fue lo que hizo Daniel sin imaginarse siquiera lo que estaba a punto de escuchar.