I

Hola, os dejo por aquí una cosa que he hecho estos días.


En la oscuridad de la noche, marcho en un barco sin anclas; sin redes ni velas, sobre un mar sin agua. Bien lejos, en un oleaje de gasas, recorro los lomos de seis corceles blancos, mientras trotan desbocados, sobre la ilusión más pura una vez desnudada. Persiguen la luz de ese pequeño faro, que los desquicia con gélidas luces hasta caer descarnados, haciendo subir la implacable marea que amortaja la orilla de mi escarpada playa.

Justo en ella, se levantan los astilleros donde fabrico, a partir de viejos ataúdes hinchados, deformes barcos con los que me tiro por la ventana, siempre boca abajo, al más sucio esputo de las mañanas en las que despierto buscando náufragas sonrisas entre sábanas encrespadas.

Antes, procuro cubrirlos de grotescas imágenes hechas con sangre y plumas arrancadas de mis propias alas, para que me vea hasta el Diablo, cada vez que destrozo mis manos contra el mástil más alto y acto seguido, agarro un arpa sin cuerdas y rompo a tocar atroces canciones que tiran sin distinción de orejas, melenas y barbas de todos los hombres y dioses cuyo nombre recuerdo. Porque soy un bárbaro y como tal, sólo vivo para masticar cada día vivido hasta ver sangrar mis encías, para al final de cada travesía, poder escupirle los restos a la cara al destino.




Un saludo!
Me gusta tu relato darzia, he podido crear mil imágenes en mi cabeza leyendo estas linias...es un relato precioso.
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