[HILO OFICIAL] Shadows of the DAMNED

Si hay algo que todo el mundo sabe, es que tiran más dos tetas que dos carretas. Y el protagonista de Shadows of the DAMNED, García “Puto” Hotspur, bien lo sabe, y por dos tetas que se baja al infierno y se pega con hordas de incontables demonios, se enfrenta a la propia Muerte (realmente, a LAS Muerte, que son tres hermanas) y al mismísimo Príncipe del Mal (título autoasignado, según tengo entendido).

Al comienzo del título, tras una escena inicial explicándonos la historia (que realmente no nos aportará gran cosa), García salta desde un piso bastante alto para atravesar un portal que lo llevaría al mismo inframundo. Lo único que se lleva: su chupa morada y a Johnson, un demonio que consiguió huir del infierno, que se manifiesta simplemente como una calavera con acento británico y que se transformará en cualquiera de las armas que podemos emplear en el juego.

Tras la caída, no tardamos demasiado en recorrer la, literalmente, autopista hacia el infierno. Johnson se transforma en nuestra moto y rompemos la barrera del sonido, el único requisito para encontrar la puerta del infierno. Tras ella, hordas de demonios con intenciones poco agradables y un odio sobrenatural profesado hacia el mexicano.

Y de ahí en adelante, a lo largo de lo que para mí han sido ocho horas y diez minutos (para algunos puede ser más, para otros menos), empieza su odisea por el infierno para salvar a su amada.

GRÁFICOS:

El juego da una de cal y otra de arena. El motor gráfico es el Unreal Engine 3, que ya está viejote, y todo el tema técnico que tan poco me gusta y que tan de moda se ha puesto (como los dientes de sierra, la resolución, el fotorrealismo, las motas de polvo por milímetro cuadrado en las zonas iluminadas) simplemente no es nada del otro mundo. No le llega a cualquier juego que use bien el motor a la suela de los zapatos.

Pero ¡oh, el apartado artístico! Es el juego más colorista que he visto emplear este motor, y he visto muchos. Los diseños de los enemigos, variados lo suficiente para que con cada uno tengamos que emplear una forma distinta de lidiar con ellos, son perfectos. Los escenarios no les van a la zaga. Especial mención para el diseño de los jefes finales, brutalísimo, y el juego de luces que hay en las zonas plagadas de oscuridad y cuando la disipas.

SONIDO:

Con Akira Yamaoka a la cabeza, prácticamente padre de la saga Silent Hill, ¿qué se puede esperar? La banda sonora, aunque algo friki, es buenísima, y todos los efectos de sonido y tal, yo, que soy un tío sin demasiado oído, los he visto perfectos.

El doblaje… ah, el tema polémico del doblaje. Viene únicamente con voces en inglés. En este caso, con los chascarrillos en español y el juego que le dan a todos los acentos (Cristopher, el vendedor, tiene un acento muy del sur de los Estados Unidos, Johnson tiene un perfecto acento británico, y García, que suelta alguna palabra en español de vez en cuando y tiene esa pronunciación tan extranjera…), que realmente no hace falta dominar el idioma para pillarlos y reírte con ellos, veo la falta de doblaje más que justificadísima. ¿Que se podría haber arreglado metiéndole a Cristopher acento andaluz, manteniendo el mexicano de garcía y ponerle gallego a Johnson? Yo lo habría acabado jugando en inglés por lo ridículo que me resultaría.

JUGABILIDAD:

El punto fuerte del juego. Escribe uno que se ha terminado tantas veces el Resident Evil 4 que se consiguió el lanzacohetes con munición infinita sólo para terminárselo otras tantas veces haciendo el cafre. Os tienen que gustar los juegos con la cámara al hombro (los otros juegos con los que se me ocurre compararlo ahora mismo son Resident Evil 5 y la saga Dead Space), pero si es así, sin duda éste será el mejor que habréis probado en la generación. Una variedad de armas justa (cada una tiene su utilidad y no son tantas como para saturar al personal), una cantidad de enemigos perfecta, alguna que otra fase que no desvelaré que alivian bastante la tensión de juego (Acto 4 )...

Y por si fuera poco, es de los pocos juegos de esta generación que tiene unos puzles bastante decentes y un diseño de jefes finales de la hostia. Sí, sé que lo he dicho antes, pero me repito: me han encantado los jefes finales. Cada uno, con su forma diferente de matarlos, con su jugabilidad bien marcada, con sus historias (que la tienen)… Impresionante.

Además, dentro de que es bastante lineal, tiene un componente bastante curioso de exploración para aumentar su rejugabilidad.

CONCLUSIONES:

Probablemente sea el primer juego del que acabo una versión sparrow tan convencido de que me quiero pillar el original en cuanto tenga ocasión. Shooter en tercera persona de cámara al hombro, jugabilidad a prueba de bombas, gráficos cojonudos, historia que al fin y al cabo no está nada mal, Akira Yamaoka en el sonido y Suda 51 metiendo mano para inundar el juego de frikismo y sentido del humor. ¿Qué más se puede pedir? Ah, sí, antes de que se me olvide, ¡platino facilón facilón!

Resumen:

-Te gustará sí:
-Te gustó Resident Evil 4
-Aguantas el sentido del humor gamberro y las frikadas.
-No buscas aquí un super argumento enreversado, sino simplemente diversión.

-No te gustará si…:
-No te gustan los videojuegos.
-No aguantas el sentido del humor y las frikadas de un tío tan “personal” como Suda 51.