Yo entiendo perfectamente a Wesker, me importa un pito lo que le pase al tete f.c., pero cuando los colegas nos reunimos para pegarles un par de patadas a un balón de cuero barato, es lo mejor del mundo, risas a tutipleni, ojalá todo el deporte fuera así... (sin ídolos, sin sofás, las cervezas que sean de playa o de monte).