BARCELONA. El partido era de los llamados de campanillas. Ambientazo en la grada, con buena tropa de béticos, como de costumbre en Barcelona. Primero contra tercero en la hierba. Título y Champions en la mente de uno y otro. Y respondió el choque a lo esperado en lo que a alternativas y goles se refiere. Tres-tres. Espectáculo. Emoción. Al menos eso dirán en la Ciudad Condal. Ahora bien, debe quedar claro que la clave de ese resultado estuvo en el silbato, no en la pizarra, porque Pino Zamorano, quizás presionado por los comentarios de dos semanas enteras, privó al Betis de la victoria echándole una mano evidentísima al Barcelona al expulsar de forma rigurosa a Rivas al cuarto de hora y al inventarse un penalti en el 80 cuando el cuadro albiverde ganaba por 1-3. Ese segundo tanto dio alas a un líder muerto, que logró igualar en el último minuto del descuento, con un Betis exhausto por el desgaste de jugar hora y cuarto con diez. Y con esos diez le dio toda una lección al cuadro blaugrana, que nunca encontró espacios y que tembló en cada contra enemiga. Luchó de forma épica el Betis, mereció el triunfo, pero el Barça se estaba jugando mucho y Pino lo sabía... Esto está montado así.
En los planteamientos, desde luego, Lorenzo Serra pudo con su colega. A diferencia de Frank Rijkaard, el preparador bético pudo contar con su once de gala para tan importante choque, con el cuarteto atacante habitual (Joaquín y Fernando por las bandas, Edu de enganche y Oliveira en punta), el consolidado doble pivote con Arzu y Assunçao y la defensa preferida -aunque le durara poco-, finalmente con Melli, y no Varela, en la derecha. Más problemas tuvo el técnico culé a causa de las bajas de Márquez y Puyol, que le obligaron a dar entrada a Navarro como central junto a Oleguer y a Gerard como pivote.
Fue fiel el encuentro a los parámetros que se marcaban en la previa. El propio Serra lo expuso: había que mantenerse con las líneas muy juntas, presionando con la zaga adelantada y saliendo a la contra como auténticas balas. Y así fue, por devoción y también por pura obligación, ya que muy pronto, al cuarto de hora, el Betis sufrió el más que serio contratiempo de quedarse con uno menos al ser expulsado nada menos que Rivas, que hizo penalti a Deco tras medir mal el salto y marcharse el brasileño en el área. El balón iba largo y nadie puede asegurar que hubiese llegado a él. Pena máxima clara, aunque la roja debe considerarse como castigo riguroso dado que nadie podía asegurar que fuese ocasión clara de gol.
Un gol para empatar
Eto´o marcó bien desde los nueve metros, engañando a Doblas; aumentó su cuenta el camerunés... pero sólo logró empatar a uno. Y es que sólo un par de minutos antes de la jugada de marras, el cuadro verdiblanco volvió a dar una lección de contragolpe poniéndose por delante en el electrónico gracias a una brillante jugada que inició Fernando enviando un buen pase en profundidad a Edu. El ex céltico se marchó por la izquierda y mandó una sensacional asistencia con el exterior del pie que Joaquín remachó con clase en el segundo palo cruzando el esférico. La alegría duró poco a causa del penalti y la roja -Serra dio entrada a Lembo y tuvo que sacar del campo a Fernando-, y además Luis Fernández comenzó a quejarse del muslo, con lo que el Barça, crecido con las tablas, acorraló al Betis entrando sobre todo por el costado del cántabro, que tuvo que cubrir en muchas fases Edu. Pero los efectos del palo fueron aminorándose conforme los minutos pasaban y el equipo azulgrana no encontraba huecos en la tupida retaguardia heliopolitana. Juanito y Lembo se anticipaban siempre a Ronaldinho, Eto´o, Deco o Giuly, y el público empezó a impacientarse viendo que sus hombres no superaban a un rival con uno menos. Esos nervios locales permitieron al Betis estirarse un poco y crear peligro con sus mejores armas, o sea, con una falta lanzada por Assunçao para asustar (m. 27) que se fue algo alta y varias galopadas peligrosas de Oliveira y Joaquín.
Con esa inferioridad estuvo a punto de marcar el Betis en varias acciones a la contra, pero pese a esos errores en los últimos metros, no se fue de vacío al descanso. En el 39, otra obra maestra al contragolpe puso al conjunto albiverde de nuevo en ventaja. Doblas saca por bajo, Assunçao recibe en la medular, ve desmarcarse a Oliveira y le manda un pase en profundidad magnífico que el ariete controla para irse de Oleguer, plantarse ante el marco de Valdés y batirle por bajo con un gran derechazo. De portería a portería. La grada, pasmada. Los posteriores intentos blaugranas no impidieron que el equipo de Serra se marchara con el electrónico a favor al descanso.
Tras el paréntesis, otra modificación obligada en los verdiblancos al tener que quedarse en la caseta el tocado Luis Fernández. Entró Varela, pasando Melli al lateral zurdo. Rijkaard expuso más y quitó a Gerard para dar entrada a Maxi para apoyar a Eto´o y Ronaldinho. La tónica se agudizó. La posesión era absoluta para los locales y el Betis cerró filas, mantuvo un orden táctico notable e intentó salir en velocidad con alguno de sus tres estiletes, Oliveira, Joaquín y Edu, que en el 53 intimidó a Valdés con un lejano derechazo que se fue ligeramente alto. El líder probaba especialmente entrando por la derecha para aprovechar la precariedad de Melli en su puesto. Ambos rivales, con sus estilos, golpeaban. El choque era de tú a tú... pero en casa del primero y con un hombre menos. Oliveira, en otra galopada por la izquierda, disparó en el 55 en el área para que repeliera con agilidad el meta local. Luego el Barça dispuso de un par de ocasiones inmejorables, primero con un potente derechazo de Eto´o que Doblas rozó lo justo para que diera en el larguero; el rechace se convirtió en un pase a Maxi que solo en la boca de gol mandó fuera. Después (m. 57), un chut de Deco desde fuera del área fue despejado muy bien por Doblas. El partido se había convertido en una locura gracias al frenesí atacante local.
Contragolpes mortales
Pero cada vez que el Betis robaba en mediocampo temblaba el Camp Nou, que asistió atónito a otra portentosa combinación entre Oliveira y Joaquín que dio el tercero al cuadro albiverde en el 62. Recuperó el brasileño, se fue, metió el esférico a Joaquín y éste, que por centímetros eludió el fuera de juego, envió por bajo al palo izquierdo de Valdés; la pelota, con misterio, se fue al otro poste y luego al fondo de la red. Épico 1-3 con diez jugadores. Éxtasis de los béticos, que desde entonces se crecieron en su numantina actitud. En el 68, Xavi manda alto con toda la portería por delante un pase en chilena de Ronaldinho, que después, en el 73, puso a prueba los reflejos de Doblas con un gran derechazo desviado por el de Bellavista.
Los tintes de proeza se acrecentaron al tener que marcharse también lesionado Juanito a falta de un cuarto de hora. Entró Cañas para ocupar la izquierda, pasando Melli al centro. Rijkaard quitó entonces a Xavi, con cuatro amarillas, lo que fue síntoma inequívoco de que daba el choque por perdido y empezaba a pensar en Madrid. Pero quedaba tela por cortar y, en el 80, Pino Zamorano se inventó otro penalti al considerar como falta un piscinazo de Belletti cuando se adentraba en el área en pugna con Edu. Serra y sus pupilos se quisieron comer al pésimo trencilla, que parecía loco por contentar al respetable. Eto´o superó de nuevo a Doblas y acortó distancias para poner pimienta al final. Pino le perdonó luego la segunda amarilla a Deco, que cortó un claro contragolpe de Edu, y Doblas salvó en el descuento el resultado con una parada por bajo a Maxi... pero el descuento fue de cinco minutos -¿a qué tanto tiempo extra?- y la ayuda arbitral fue aprovechada con un gol de Gio, que desvió lo justo un envío al área... de Deco, que no debía estar sobre el campo. Con sus cuentas personales saldadas, Pino pitó el final y tuvo que zafarse de los futbolistas del Betis, que querían merendárselo. El árbitro les había birlado un triunfo merecido y heróico.
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