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INMIGRACIÓN Y XENOFOBIA EN GRECIA
Por Andreas Markessinis
Grecia es el país más racista, más intolerante y más xenófobo de Europa. No, no es una exageración: las estadísticas así lo indican, y muestran una atmósfera de racismo brutal en la sociedad griega: según una encuesta realizada por V-Project Research Consulting de mayo de 1998, "el 83% de los griegos quiere deportar a todos los inmigrantes". Otra encuesta anterior reveló que "el 67% de los griegos siente aversión (textualmente!) por los judíos". Otras encuestas en Grecia muestran que "el 90% de los griegos cree que los extranjeros roban los empleos a los nacionales" o que "el 75% de los griegos odia (textualmente!) a los albaneses".
Todos los estudios de la Unión Europea sobre racismo en los países de la Unión sitúan a Grecia con los índices de racismo, xenofobia y anti-semitismo más altos de la Unión. El último Eurobarómetro señalaba que el país de la UE más racista es Grecia (71%), seguido de Bélgica (60%) de Italia y Alemania (ambos con un 53%). No debe extrañar: ya en 1993 el Eurobarómetro mostraba que sólo el 21% de los griegos consideraba que "la tolerancia y el respeto hacia los demás" fueran cualidades especialmente importantes para enseñar a sus hijos, mientras que en los demás países de la Unión los porcentajes oscilaban entre un 42% y un 62%.
La situación que se vive en Grecia respecto a la inmigración es, desde luego, preocupante. En poco más de 10 años, Grecia ha pasado de ser un rincón de Europa étnica y religiosamente homogéneo a ser un auténtico imán para inmigrantes extranjeros. Más de un millón y medio de inmigrantes viven en Grecia, un pequeño país de poco más de 10 millones de habitantes, y esa cifra no para un sólo dia de aumentar. Ese millón y medio de inmigrantes (la mitad de ellos ilegales) sitúan a Grecia entre los países con un porcentaje más alto de inmigración. Ese saldo arroja la situación de que en Grecia, 1 de cada 8 personas es inmigrante.
Ello se debe principalmente a su situación estratégica. Grecia puede ser uno de los países denominados "pobres" de la UE, pero sigue siendo un país rico (según el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas de 1998, el nivel de vida en Grecia es similar al de Alemania y superior al de Italia) comparado con los países que le rodean, y, por tanto, apetecible para los emigrantes de los países vecinos.
Es precisamente de estos países pobres vecinos de los que viene la mayoría de inmigrantes en Grecia. Grecia tiene frontera terrestre con cuatro países en una difícil situación económica: la ex-Yugoslavia, Bulgaria, Albania y, en menor medida, Turquía. La caída del Comunismo en estos tres primeros países ha obligado a multitud de búlgaros, albaneses y ex-yugoslavos a penetrar las fronteras de Grecia y trabajar en esos trabajos que los griegos ya no quieren hacer, muchos de ellos en la agricultura y en la hostelería. Otros contingentes importantes de inmigrantes proceden de países como Irak, Libia, Irán, Siria, Rusia, Armenia, India, Pakistán, etc...
Especialmente numerosos son los inmigrantes procedentes de Albania. De hecho, Grecia ya no da visados a albaneses porque en el país ya viven bastantes más que medio millón, que es la cifra oficial que el gobierno admitía hasta el año pasado, y que mes tras mes se revisa a la alta. Incluso durante el reciente conflicto de Kosovo, la policía de inmigración griega vigilaba la frontera con Albania y Macedonia para impedir la entrada de más albaneses en el país.
Para intentar controlar la situación, el gobierno socialista de Simitis inició en Julio del año pasado un plan masivo de chequeo de documentación de los inmigrantes a lo largo y ancho del país. La escena se ha convertido en habitual en una región habituada a la paranoia étnica: centenares de extranjeros circundados por policías, llevándolos a un estadio o a cualquier otra gran estructura cubierta. En Grecia, un número creciente de ciudadanos participa de la idea de que los inmigrantes de Albania o de otros países ponen en peligro sus hábitos de vida, y aplaude esta política.
Las víctimas de esta política, son, por supuesto, los inmigrantes. Éstos se acostumbran a enterar de las nuevas disposiciones del gobierno que les afectan a través de los periódicos de inmigrantes, de los que en Grecia hay varios. Por ejemplo, existe el diario Lampsi (en búlgaro), el semanario Kurier Atenski (en polaco), el semanario Al Ta'awon (en árabe), etc...El resto de inmigrantes que no habla o entiende griego acostumbra a leer el Athens News, escrito en inglés. Todos estos periódicos juegan un papel muy importante a la hora de informar a los inmigrantes de las novedades que les conciernen, especialmente en el tema jurídico, laboral y social.
El pasado 6 de julio la policía hizo una redada en las calles, encerrando a cientos de inmigrantes albaneses legales e ilegales, para tomar sus imprentas digitales y para verificar su documentación. Ha sido la segunda redada de este tipo en menos de una semana y las autoridades han dicho que continuarán hasta que los inmigrantes ilegales -que son centenares de miles- sean expulsados de Grecia. Pero muchos grupos por los derechos humanos y los partidos de izquierda han acusado al gobierno socialista de usar la mano dura con los extranjeros -y con los albaneses en particular- para ganarse a la opinión pública y aumentar la popularidad de la administración. "La imágen que vemos es la criminalización en masa de una comunidad entera", se quejaba Gazmen Kaplani, responsable del Fórum para los Inmigrantes Albaneses.
La Coalición de Izquierda y el Partido Comunista de Grecia acusan al gobierno de violar los derechos fundamentales con el fin de calmar a la opinión pública. Pero los grupos conservadores, entre los que está el principal partido de la oposición, Nea Dimokratia, dijeron que el gobierno no estaba haciendo aún suficiente. Los albaneses, que constituyen la mayor parte de los 800.000 inmigrantes ilegales que hay en Grecia, son siempre acusados de ser culpables de lo que se percibe como un aumento del crimen violento. "La opinión pública, alimentada por los medios de comunicación, ha creado artificialmente el problema de nuestra exposición a riesgos por culpa de los inmigrantes", dice Panayiotis Dimitras, director del grupo para los derechos humanos Greek Helsinki Monitor. "No deben emplearse métodos racistas para afrontar el racismo".
Con las nuevas medidas adoptadas, ningún extranjero está protegido de los interrogatorios o de las detenciones. Las fuerzas de seguridad han llevado a cabo raids en las zonas habitadas por inmigrantes, en los autobuses y en el metro, atrapando con la fuerza todo aquél extranjero que no llevara documentos de identidad. También han detenido a todos los hombres, mujeres y niños albaneses en posesión de documentos, afirmando que era necesario tomar sus imprentas digitales y verificar que sus respectivos documentos no fueran falsos.
skelzer escribió:como no se solucione bien la inmigracion aquí, te aseguro k les vamos a terminar adelantando...