Por cosas como las que leo me da asco el fútbol muchas veces.
Yo cuando he jugado a fútbol, nunca de forma profesional, me lo he tomado muy enserio, he ido a todas las jugadas al máximo... pero cuando me he excedido, incluso sin verlo nadie, yo mismo he sido el primero en reconocerlo, como por ejemplo un agarrón en una contra o unas manos que no vio nadie. Pero a mi no me gusta hacer trampas, así que yo mismo señalaba que había hecho una falta. ¿Sabeis lo que me decían muchos compañeros? Que era gilipollas y que me callara la boca. Y esto en partidos entre amigotes.
Yo la temporada que viene seré arbitro, empezaré con los crios de 10 y 11 años, y si algo tengo claro desde ya es que me importa más el respeto que le tengan al rival que no las acciones en sí. Por ejemplo, si veo que uno hace unas manos clamorosas y en vez de protestar, deja la pelota en el suelo y se va, le premiaré sin tarjeta, pero si se pone a protestar como un loco... pues a aplicar el reglamento.
Hay que entender que a estas edades lo de menos es la competitividad como alguno de aquí la interpreta. Yo he visto partidos de estos crios donde hasta se ponen a perder tiempo en los cambios en un campo de Fútbol 7, donde el entrenador no para de chillar al árbitro, donde los críos meten piscinazos... por suerte no son demasiados, en general los niños lo que les gusta es jugar y se suele parar poco el juego. La competitividad no es ganar a cualquier precio, es querer ganar respetando el juego y al contrario. Desde el momento en que ves al contrario como el enemigo, es que no saber competir.
En definitiva, el gesto del Sevilla me parece inmenso. ¿No podeis entender que son niños? Joder, ahora resultará que unos niños de 10 años según algunos de vosotros han de estar en casa amargados porque han perdido la final, no se merecen ni la palmadita en la espalda. A ver si así con suerte para el siguiente partido contra el Sevilla los ven como el enemigo y les meten patadas a ver si esta vez ganan.
Pero bueno, hay muchos de aquí que no saben ganar, está claro. El Sevilla jugó su partido y lo ganó, y seguirá siendo el campeón. Pero quisieron ellos mismos premiar el juego y esfuerzo del Espanyol con un gesto puramente simbólico, que seguro que los niños, derrotados como estarían en ese momento, les alegró mucho ver como si propio rival les reconocía todo. Ahora decidme donde está el problema de esto. Ah, sí. Que lo mejor es que los niños del Espanyol se vayan a casa llorando, derrotados, hundidos. Han perdido una final, menudos inútiles. Yo de ellos me retiraba, da igual que tuvieran un año menos y que hicieran un pedazo de torneo.
En fin