Supongamos que nos creemos el Nuevo Testamento. Cristo habría nacido durante el reinado del rey judio Herodes Agripa y habría muerto ya cuando la región pertenecía al imperio Romano, durante el reinado de Tiberio y con el procurador Poncio Pilato.
Pero históricamente hablando hay muy pocas referencias sobre la existencia de alguien llamado Cristo que no hayan sido escritas o editadas por autores cristianos. Increíble para ser alguien tan famoso (supuestamente ) en Judea.
Las únicas citas fuera de los testamentos son tres. La de Suetonio, en su Divus Claudius, donde nombra a un tal Chrestus como rebelde judío durante el reinado de Claudio (y no durante el de Tiberio).
La de Publio Cornelio Tacito veinte años más tarde, que en sus Anales sitúa a Christus en el reinado de Tiberio.
Cristo había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato; la execrable superstición, momentáneamente reprimida, irrumpía de nuevo, no sólo en Judea, origen del mal, sino también por la Ciudad (de Roma), lugar en el que de todas partes confluyen y donde se celebran toda clase de atrocidades y vergüenzas.
Pero el conocimiento del cristianismo por Tacito provenía de referencias de cristianos de la época y no proporciona prueba independiente.
Y por último la referencia de Flavio Josefo en su “Antiguedad Judía”, que dedica un párrafo a Jesucristo.
Apareció en este tiempo Jesús, un hombre sabio. Fue autor de hechos sorprenden_tes; maestro de personas que reciben la verdad con placer. Muchos, tanto judíos como griegos, le siguieron. Algunos de nuestros hombres más eminentes le acusaron ante Pilato. Este lo condenó a la cruz. Sin embargo, quienes antes lo habían amado, no dejaron de quererlo. Y hasta hoy, la tribu de los cristianos, que le debe este nombre, no ha desaparecido.
Esta referencia es la que usan todos los estudios cristianos como “piedra de toque” en sus afirmaciones de la existencia probada de Jesucristo. Pero estudios recientes indican que Flavio Josefo transcribió un manuscrito cristiano de la época y por lo tanto no describió un hecho de primera mano. Información exhaustiva en Flavius Josephus Web.
Esto nos deja con una apabullante ausencia de datos históricos sobre Jesucristo, muchos menos que de personajes insignificantes de la misma época. No aparece citado ni por Plutarco, ni por Seneca. En fin, amigas y amigos,
Jesucristo no existió.