El Partido Popular de Madrid rechazó durante el pasado congreso regional, celebrado apenas hace cinco días, imponer un peaje a las carreteras madrileñas ya construidas, según ha sabido este periódico de personas que asistieron a la reunión popular.
La presidenta del PP y de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, lleva varias semanas estudiando la manera de poner un peaje, o un impuesto, que sirva para hacer frente a lo que cuesta el mantenimiento y el pago por el peaje en la sombra de las carreteras regionales, que asciende a unos 165 millones de euros anuales, según indicaron fuentes de la Consejería de Transportes.
En la Consejería de Transportes se lleva varias semanas trabajando para buscar una fórmula. Y se pensó que la mejor manera de que la cuestión se asimilara era que incluso los compromisarios que participaban en el congreso regional, y que estaban entregados a la causa, apoyaran que se pudiera pagar un peaje (o impuesto), como se hace en otros países, por carreteras que ya fueron construidas hace años, como es el caso de la M-501 o la M-45.
La ponencia de "Reformas para avanzar" había sido elaborada por Pedro Calvo, Luis Asúa y Percival Manglano y fue muy elogiada durante la reunión. Incluía la siguiente frase: "Los madrileños hemos realizado un esfuerzo inversor muy importante en nuestra red de infraestructuras, reconocida internacionalmente como una de las mejores del mundo. El Partido Popular de Madrid apuesta por un modelo de colaboración público-privada que desarrolle nuevas infraestructuras en las que concurran rentabilidad social y viabilidad económica. Por esta vía de colaboración podremos sostener la inversión en el transporte colectivo, para que sea una alternativa al transporte privado, permitiendo al ciudadano que sea él, libremente, quien elija qué modo de transporte prefiere".
Lo que traducido significaba que adelante el peaje a las nuevas carreteras de peaje, pero en ningún caso para las anteriores y sobre todo para las que no tuvieran una alternativa, como es el caso de la M-501, que es una vía única para ir a San Martín de Valdeiglesias. No hay otra carretera alternativa.
Demasiado caras
En la Consejería de Transportes ya sabían que Esperanza Aguirre preparaba una declaración en la que incluía que se pusiera peaje a las viejas carreteras. Y se acordó crear ambiente y que fuera Javier Olaechea, jefe de gabinete del Consejero de Transportes, Pablo Cavero, el que presentara y defendiera esa enmienda al texto. "La gente debería haberlo entendido y la defensa del jefe de gabinete y compromisario del PP fue clara para que la gente comprendiera que no hay dinero para pagar lo que cuestan las carreteras madrileñas", añadieron personas que estaban en la reunión.
Pero los compromisarios la rechazaron de forma masiva, lo que provocó la sorpresa del aparato, que no pensó en ningún momento un rechazo masivo entre tan distinguidos y dóciles compromisarios a esta propuesta de los jefes. "Es el problema por no explicar las cosas", dijo a este periódico una de las personas que asistió a la ponencia y que no entiende que se quiera cobrar por las carreteras viejas. Tan solo seis o siete personas la apoyaron frene a las quinientas que lo rechazaron. Fue derrotada estrepitosamente.
El asunto tiene más. Una vez la ponencia fue aprobada el texto definitivo fue llevado al pleno del congreso, con 2400 compromisarios, y la propia presidenta aprobó el texto que dice que se podrá poner un peaje en las "nuevas infraestructuras" y rechaza (tácitamente) que se imponga a las ya construidas. Es decir, la propia Aguirre pidió el miércoles peaje para las carreteras "viejas", cuando el fin de semana se mostró partidaria de lo contrario.
Pero en el Gobierno siguen empeñados, a pesar de ir contra las propias resoluciones de su congreso, en poner peajes a las viejas carreteras. ¿Y cuál es la razón? El elevado precio que se paga por los peajes en la sombra, especialmente por la M-45, que les cuesta a los madrileños cada año 80 millones de euros. La M-407 y la M-501, cuestan las dos juntas 25 millones. Los otros 2.700 kilómetros de vías regionales cuesta mantenerlos 60 millones. Es decir que el cáncer son los peajes en la sombra, que le salen muy rentables a la constructora y cuestan muchísimo al Gobierno regional.
De hecho, la presidenta ha querido rescatar la M-45 hecha por Alberto Ruiz-Gallardón, pero las constructoras prefieren continuar haciendo caja unos cuantos años más a costa de los madrileños.
Esta ha visto billetes nuevos a costa del contribuyente, y se ha puesto manos a la obra.