visto que no sabeis siguir un hilo y teneis que abrir otro, lo pego aquí otra vez
"¿Capitalismo de quita y pon?
El presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, ha pedido al Gobierno "un paréntesis en el libre mercado para afrontar la crisis económica".
No se qué me resulta mas estúpido si esta novedosa propuesta de capitalismo de quita y pon o creer que ahora en España hay un "mercado libre".
Un mercado libre, lo que los economistas llaman de "competencia perfecta", es aquel en donde, inexcusablemente, se dan las siguientes condiciones:
a) Número muy elevado de compradores y vendedores en el mercado de modo que ninguno de ellos pueda tener influencia sobre los precios.
b) Producto en venta completamente homogéneo, sin ninguna diferenciación a través de la publicidad o cualquier otro tipo de medio.
c) Ausencia total de barreras de entrada y salida en el mercado, de forma que cualquier sujeto o empresa que quiera incorporarse o salirse de él pueda hacerlo sin limitación alguna.
d) Información perfecta y disponible al alcance de todos los sujetos que participan em el mercado.
Todo lo que no sea así no es mercado libre o de competencia perfecta, lo que significa sin ningún género de dudas que, salvo algunos casos verdaderamente excepcionales, en la realidad ni existen ni pueden darse de forma generalizada los mercados "libres". Así de claro y rotundo.
El discurso del jefe de los empresarios españoles es una manifestación fehaciente más de que lo que guía el discurso y la política de los poderosos no es sino una ideología falsa que quiere hacernos creer que en nuestras economías el mercado nos iguala a todos.
La realidad es la contraria. Los mercados son de todo menos libres. Lo que más temen las empresas es a la competencia y por eso gastan tantos recursos en tratar de acabar con sus competidores.
La economía capitalista ni es de mercado libre, ni puede serlo ahora sí, ahora no, como dice el líder de los empresarios. Es lo que es: el resultado histórico de una gran acumulación de poder en los propietarios del capital.
De una acumulación de poder que hoy día se aprovecha para explotar de forma insostenible los recursos naturales, para crear un universo financiero muy rentable para los que participan en él pero irracional, porque no responde a las necesidades humanas más perentorias, y desestabilizante, porque se encuentra al margen de todo tipo de control gubernamental.
Por eso, lo que tratan de conseguir personajes como este líder empresarial no es que ahora haya más o menos libertad en los mercados sino que la intervención gubernamental que niegan para apoyar a los demás se utilice ahora para ayudarles a ellos.
No deberíamos consentirlo."
y añado este otro comentario del mismo autor
"“Esta crisis es el fruto de la falta de honestidad de las instituciones financieras y de la incompetencia de los políticos” (Joseph Stglitz, Premio Nobel de Economía)
Es muy difícil que los ciudadanos normales, los que contamos como mucho en unos cuantos cientos de euros, nos demos cuenta del alcance real que está teniendo la crisis financiera y el desastre gigantesco que se está produciendo en los mercados.
Entre otras cosas, porque se están encargando de ocultarlo y, sobre todo, de disimular sus verdaderas causas.
Hemos perdido ya la cuenta de los grandes bancos, fondos de inversión o aseguradoras que han quebrado y de la cifra de los rescates que están pagando los bancos centrales y gobiernos para tratar de salvar a otros muchos.
Solo en esta semana son cientos de miles de dólares los que se han volatilizado, los que las autoridades han tenido que poner a disposición de los mercados (quiero decir, de los grandes banqueros y financieros que son, en realidad los que tienen cabeza, sentimientos y, sobre todo, bolsillo y no los mercados, como se nos dice) para inyectar la liquidez que parece haber desaparecido por completo.
Los ciudadanos se preguntan qué está pasando y qué es lo que va a pasar pero los medios de comunicación (la mayoría participados de modo determinante por los propios bancos) y los responsables gubernamentales apenas si se limitan a balbucear vaguedades y justificaciones abstractas que nada aclaran.
En realidad, lo que ha pasado es bastante simple.
Nuestro sistema económico se ha ido consolidando como un sistema financiarizado porque la compra y venta de activos financieros, de papel, se ha convertido en la forma más fácil y rápida de obtener beneficios. Aunque también la más arriesgada y peligrosa.
Lo que ocurre es que para que eso haya sido posible ha resultado necesario expandir la generación de deuda hasta límites gigantescos.
Hasta hace unos decenios la deuda la generaban los bancos con el fin de crear más dinero con el que podían financiar nuevas actividades económicas productivas.
Hay que saber algo muy sencillo. Cuando Pedro le presta a Solbes 100 euros en metálico, la cantidad de dinero existente en la economía permanece inalterada. Pero cuando Pedro deposita su billete de 100 euros en el Botine' s Bank y luego éste presta a Solbes 80 euros, resulta que la cantidad de dinero existente en la economía aumenta en 80 euros. Es verdad que no varia la cantidad de dinero en metálico (100€), pero sí el llamado "dinero bancario" que Botine's Bank acaba de crear (80€).
Es fácil entender el atractivo que tiene este aparentemente mágico negocio bancario: solo recogiendo en un lado, depositando una parte y prestando a otro se obtiene un sabroso beneficio y además se crea dinero que no es un mero papel sino, sobre todo, un instrumento de poder y decisión.
Cuanta más deuda se crea, más beneficio y cuanto más beneficio, más deuda se demanda.
Pero si esto se hacía tradicionalmente para financiar la actividad económica, lo que ahora sucede es que el dinero bancario se utiliza para realizar operaciones financieras que nada tienen que ver con las productivas que crean riqueza y empleo.
Y la crisis actual se ha producido porque hemos llegado al paroxismo. Por un lado, la deuda creada alrededor del boom inmobiliario de Estados Unidos y en general en los demás países es ingente, excesiva e insostenible. Por otro, esa deuda está basada cada vez más en papeles de muy poco valor, muy opacos, tremendamente arriesgados, volátiles, y muchos de ellos literalmente sin valor, como las hipotecas de millones de personas que han dejado de pagarlas.
Como la multiplicación de todas esas operaciones en papeles tan arriesgados llevaba consigo un peligro muy grande, y como se trataba de inversiones que se hacían con cargo a los depósitos o ahorros de particulares y empresas, los bancos trataron de disimular el pantanal de riesgo en el que se estaban metiendo. Y lo hicieron con la complicidad de dos instituciones que se han mostrado como auténticas corresponsables de la crisis: las agencias de rating que alteraban la calificación real de esos valores para hacer creer que no tenían problema, y los bancos centrales, que dejaron hacer libremente sin intervenir, o incluso facilitando todo ello, como en el caso de Estados Unidos.
Pero el pastel estaba llamado a ser descubierto y se descubrió cuando uno detrás de otro los bancos no pudieron disimular por más tiempo sus inversiones en subprime, en paquetes de hipotecas sin valor, en fondos inmobiliarios que ya no tenían mercado, en burbujas que habían estallado o estaban a punto de hacerlo...
Comenzaron a quebrar o a hundirse uno detrás de otro y en esas estamos.
La procesión ha comenzado pero que nadie crea ni por asomo que se atisba su final. De hecho, en España ni siquiera ha comenzado, y es seguro que comenzarán a caer también.
Es seguro que van a seguir cayendo uno detrás de otro mientras que no se corte de raíz este proceso infernal de derivación financiera, de especulación desmedida, de descontrol de los capitales, de inversiones en burbujas...
Y es seguro que van a seguir cayendo mientras que los bancos centrales sigan haciendo lo que están haciendo: echar leña al fuego inyectando cada vez más dinero que no sirve sino para que las grandes financieras sigan haciendo lo único que saben hacer y que es lo que ha provocado la crisis.
Se ha llegado a una situación tan extrema que ya no cabe más solución que hacer mesa limpia, gobernar al dinero, domeñar a las finanzas, someter a los banqueros al poder de la democracia ciudadana, obligar a que la financiación esté al servicio de las empresas y los consumidores, prohibir el delito financiero continuado en paraísos y evasiones fiscales, imponer la transparencia y obligar a los ricos respeten también principios elementales de moralidad y equidad.
Pero los que están en el poder no dicen ni quieren hacer nada. Ni son conscientes de lo que han liado ni tienen la más mínima idea de por dónde empezar a cortar ni, por supuesto, tienen la valentía suficiente para decirle a los banqueros y financieros que han provocado todo esto que hasta aquí hemos llegado y que tienen que hacer frente al desaguisado.
Tendremos que decirlo los ciudadanos."
-Juan Torres López
una foto por si todavía alguien no lo pilla