@ladyportres, la verdad es que me parece valiente tu post. Reconocer miserias propias es difícil, incluso aunque lo hagamos detrás de un teclado y no veamos las caras. En el fondo el anonimato no es total a menos que te hagas un clon.
Todos tenemos miserias. Unos más, otros menos, pero todos tenemos miserias. Igual que virtudes.
A mí no me pasa como tí, para ser sinceros. Sí que hay cosas en las que me veo reflejado en el artículo que mencionas de El País... (como en el caso que se meciona de la competetitividad deportiva, o como cuando le pasa algo a alguien y sientes que es justicia porque ahora se tiene que aplicar su propio cuento), pero algunos de los ejemplos que mencionas van más allá, eh.
Claro que no faltará quien te diga que no eres mala persona porque empatiza con lo que sientes... ni quien te juzgará sin misericordia por NO entender jamás cómo es posible que sientas eso...
Yo en tu caso dejaría de preocuparme tanto por la etiqueta ("mala persona"), y me preocuparía más en saber cómo puedo hacer para sufrir menos. Pues como han dicho por aquí, esas emociones que sientes, son fruto de una pobre imagen de tí misma. O al menos, de tu vida. O te sientes insegura... o te sientes infeliz, o ambas cosas.
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No debemos sentirnos culpables por tener las emociones que tenemos (para ser sincero, no creo que sea tu caso, como digo, creo que te preocupa más la etiqueta de mala persona), pero eso no significa que no podamos hacer nada.
La mente no es un sujeto pasivo con el que hemos nacido y ya está, como a quien le toca vivir cojo porque nació así.
La mente es algo que podemos "acicalar" y educar. Lo que hace falta, es higiene mental.
¿Y cómo se tiene higiene mental?
Pues al igual que cuando te duchas y te limpias los
bajos de forma concienzuda con los dedos... y por la mañana uno se echa desodorante... con la mente se debe tener una
actitud de mantenimiento y de vez en cuando, como si fuera una ducha, hacerla pasar por chapa y pintura.
Por ejemplo:
- En lugar de preguntarte si eres "mala persona", puedes intentar preguntarte por qué sientes eso.
- Si de repente sientes te sientes bien por una desgracia ajena... o triste por una buena noticia ajena... puedes intentar abstraerte de tu condición personal e intentar ver las cosas desde una perspectiva más lejana: "bueno, él ha conseguido ese trabajo que le pagan más que a mí... pero yo tengo pareja y él no"... o "pese a todo, yo no cambiaría toda su vida por la mía". O.. "en el fondo no puedo saber si es feliz, pese a que en esas fotos de Facebook siempre sonríe".
- Puedes apartar rápidamente pensamientos negativos. Estate alerta. Cuando notes la emoción, córtala de raíz pensando en otra cosa. Como quien cambia de canal.
Y luego vienen las grandes limiezas, las puestas a punto:
- Puedes intentar sentirte útil para tu comunidad. En lugar de pensar que tu vida es una basura porque no consigues lo que quieres... pequeñas aportaciones puntuales pueden hacerte sentir bien de la manera más tonta: donando sangre, ayudando en el banco de alimentos de tu barrio, vender cosas en un mercadillo solidario, escuchar a tu abuela más tiempo del que te gustaría..., intentar ayudar a la gente en un foro...
Con algo de suerte, te encontrarás con gente agradecida (ojo, puede que no sea así), que al decirte gracias te haga sentir mejor.
No, no cura la envidia de raíz, ni otras miserias parecidas, de golpe. Cuando alguien te vuelva a decir que ha triunfado en algo, es posible que vuelvas a sentirte mal. Peeeeero, cuando un día tras otro la existencia es menos amarga (y ayudar a los demás y que te sean agradecidos es algo muy reconfortante)..., poco a poco cada vez más el sentimiento de envidia irá quedando eclipsado.
En pocas palabras: haz algo para sentirte útil. Deja el ego de lado (acepta tu situación personal), y construye de forma activa alguien positivo en tí.
Solo entonces dejaras de sufrir por cosas que no puedes controlar, y empezarás a sentir otras cosas más bonitas.
Compasión por los demás, por ejemplo.
Ánimo. 💪