Pues la verdad, no sé por qué no se pueden lamentar ambas cosas, la pérdida de una vida humana siempre es lamentable, pero a veces por cercanía hay cosas que nos duelen igual, ya sea tu perro, tu coche, tu casa, o lo que sea, ya sea por la utilidad que tenían, lo próximas que estaban o lo que representaban para tí.
Si aquí en Tenerife, por poner un ejemplo, se hubiera caído la bota de la reina, o el roque cinchado (el del billete de 1000 pesetas) estaría jodidillo ahora, o un terremoto hubiera desmoronado el pico del Teide.