El Guardián del Destino LXI: Karib, el cobarde

Por fin llegaron a Dulain, un alcázar muy antiguo situado sobre un pilar en el centro de un majestuoso lago. Leyendas e historias hablan de la existendia de hadas allí y de que son las protectoras de todo el reino de Tirya.
Pero no todo es magia en el valle Dulain. Las dudas y el miedo acechan nuevamente a Karib, que se encuentra, de pronto, en una encrucijada de cuya decisión final depende la vida de Derlander.

(cada vez hago mejor los resúmenes jajajaja)

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Aquella tarde Karib soñó con el castillo y con sus habitantes, soñó que era un hermoso lugar inmaculado de blanco y con habitantes hermosas como el atardecer de otoño. Pero no todo era así. De pronto una oscura sombra se cernió sobre él y le produjo mucho dolor. Notó cómo sus brazos y sus piernas se separaban de él y posteriormente también el cuerpo. Entonces despertó.

Había sido una nueva pesadilla. Últimamente se repetían muchas veces y no acababa de acostumbrarse. Rápidamente se inspeccionó los brazos y las piernas, y su cabeza también. Todo estaba en su sitio y, sonriendo, suspiró aliviado por ello. Se desperezó un poco y echó un vistazo a su alrededor; todos estaban aún dormidos, incluso Bolgar. Con la mirada recorrió a todos y cada uno de los viajeros, empezando por Dalath, siguiendo a Derlander y su hermano y acabando en Edenma.
Fue entonces cuando una punzada de dolor le recorrió el cuerpo. ¿Y si se iba ella también? La verdad era que no formaba parte de su viaje, en un principio, pero se había acostumbrado rápidamente a su compañía y su charla. No concebía aún un viaje sin ella y el pensarlo solamente le hizo plantearse muchas cosas.
Se levantó y se dirigió a donde dormía. Su pelo estaba algo sucio por el camino y la falta de aseo, pero a pesar de todo le agradaba mirarlo. Qué bonita estaba cuando dormía… y cuánto la echaría de menos. No quería que se fuese, pero tampoco podía evitarlo. De pronto se dio cuenta de que una lágrima caía por su mejilla y se ruborizó. ¿En qué estaba pensando en esos momentos? Se levantó, despacio, pero un sentimiento de agobio empezó a adueñarse de él. Cuando se quiso dar cuenta corría cuanto podía hacia ningún sitio. Corrió tanto como se lo permitieron sus piernas mientras lloraba cada vez más y más sin comprender exactamente el porqué. Cuando hubo recorrido un largo camino se detuvo y se secó las lágrimas con la manga de su maltrecha camisa mientras miraba al cielo y vio a Luna. La tarde llegaba a su fin y quisiese o no tenía que volver. La verdad era que no quería hacerlo, porque lo que realmente quería hacer era regresar a su pueblo natal, Aucus, y estaba tan cerca de conseguirlo.
Con los ojos enrojecidos miró al norte, dejando al sol poniente a su izquierda, para intentar avistar Aucus. Sabía que estaba allí, tras aquel inmenso lago, pero no alcanzaba a verlo. Luego miró en dirección al sol. Allí estaban Bolgar y los demás, dormidos… y sin saber que él se había ido corriendo. Era su oportunidad para deshacerse de todo, para empezar de nuevo y olvidar aquello. Olvidar a Bolgar, a Derlander y a Satertel, pero olvidar también a Edenma, Dalath y Ver, sus compañeros de viaje.
No sabía qué hacer, ni qué pensar. Hiciese lo que hiciese, Dalath y su hija y Vernarder y su hermano se irían, dejándole sólo con Bolgar. Abandonándole de nuevo en el camino, como había ocurrido con Allen y su familia, y él no quería que eso ocurriese nunca más. Sin darse cuenta las lágrimas aparecieron nuevamente por sus ojos pero esta vez con mucha más fuerza que antes. Se sintió impotente, incapaz de manejar su propia vida. Todo lo que ocurría lo hacía sin ningún control por su parte y ya no estaba seguro de sí mismo. Por su culpa había perdido a su familia y a su mejor amigo y ese pensamiento le destrozaba.
Abatido cayó al suelo de rodillas y, arañando el suelo, dejó las lágrimas correr por su cara libremente. El silencio le envolvió y los sonidos vivos de la noche daban poco a poco paso a los oscuros y a veces tenebrosos de la noche. El muchacho se tranquilizó tras llorar durante un tiempo y más despejado intentó incorporarse nuevamente. Debía tranquilizarse y retomar el control de todo, pero las cosas se sucedían de manera incontrolada, sin que él pudiese hacer otra cosa que contemplarlas y esperar ser salvado por Bolgar. Inconscientemente cerró el puño y golpeó el tronco de un árbol con bastante fuerza. No le dolió. Para ser sinceros, apenas lo notó, pero al mirar al tronco lo vio manchado de sangre. Miró pues el dorso de su mano y comprobó que efectivamente era la suya. Se quedó con los ojos fijos en su mano, sin mirarla siquiera pero pensando en demasiadas cosas y ninguna a la vez. Nuevamente soltó uno de sus ya habituales suspiros y volvió en sí.
Debía de tomar una decisión. Volvió a mirar hacia el norte, pero, aunque no vio Aucus, sí vio algo que antes había pasado por alto: el castillo Dulain. Al verlo, recordó por qué estaba allí: había hecho un trato con Bolgar para que Derlander fuese llevado ante las hadas, y si se despertaban y él no estaba allí, todo su esfuerzo sería en vano. Era elegir entre él o la vida de los que habían intentado salvarle de las manos de Satertel..
- ¡Mierda!
Dijo Karib cuando se dio cuenta de que le debía la vida. No podía permitir que, por su culpa, el bandido muriese. Ya había ocasionado demasiados problemas.
Respiró profundamente y se encaminó hacia la orilla de Dulain, donde se lavó la cara y miró por última vez en esa noche la cascada que gobernaba en el lago. Desde allí siguió los pasos que le había llevado hasta allí corriendo para volver con los demás.
Sin darse cuenta de nada, Karib no vio una silueta humana sentada sobre uno de los árboles, semioculto en la creciente oscuridad. Era Bolgar.

El camino de vuelta se le hizo bastante largo. No creyó que hubiese llegado tan lejos, pero corría más de lo que él pensaba. Por el camino su mano empezó a dolerle bastante y no paraba de sangrar. Tenía que empezar a controlarse un poco, pero primero debería de empezar a hacer algo con los acontecimientos que se le venían encima.
Por fin llegó al campamento. La tranquilidad que había estado presente en su huída y su regreso, también lo estaba allí. Todos dormían. Pero Bolgar no estaba entre ellos. Dónde estaba. ¿Habría salido en su busca? Si así era, estaba en un problema, y muy gordo. Si Bolgar pensaba que se había escapado seguramente le esperaba una buena reprimenda, por no imaginarse otras cosas.
Estaba bastante nervioso, porque el sol había desaparecido detrás del horizonte. Era hora de partir y el guerrero no estaba con ellos. No sabía qué hacer. ¿Despertar a los demás? No, eso sería aún peor, porque le harían preguntas que no quería responder. Pero tampoco podía salir en busca de Bolgar. ¿Y si volvía mientras él estaba fuera? Por qué tenía que ser todo tan difícil.
Estaba cada vez más asustado, pero tampoco había hecho nada realmente. Sin saber qué hacer se llevó las manos a la cara y se limpió un poco los ojos. Cuando las retiró se encontró de frente con Bolgar. Esa repentina aparición le sobresaltó, tanto que casi se cayó hacia atrás.
- De.. ¿de dónde has salido? – preguntó Karib, pero cuando lo hizo supo que no debía haberlo hecho.
- ¿Tú qué crees? – respondió el guerrero dirigiéndole la misma mirada que se le daría aun idiota.
- Lo siento, es que me has asustado.
- Despierta a los demás. Subiremos en breve.
Karib no quería más problemas, así que hizo lo que le mandó sin rechistar, con la cabeza gacha. Él siempre sería un cobarde.

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Bueno, siento dar esta noticia, pero... este será el último post del libro con internet en mi casa. Mañana por la mañana ya no lo tendré, así que lo siento mucho.
Mi propósito es grabar en un disco el libro o lo que vaya a postear y desde casa de un amigo o desde la universidad intentar acceder a EOL y leeros a todos, pero.... no sé si podré hacerlo tan a menudo.

No es culpa mia, pero siento de veras dejar EOL y el foro que tan asiduamente leia. Espero volver a tener internet pronto, (aunque sea pagandolo yo).
Pero ten por seguro que El Guardián del Destino seguirá siendo posteado, aunque de más en más tiempo.

UN ABRAZO A TODOS
Jus, muchos presagios acompañan este capítulo, a ver cuales se cumplen.

Me ha parecido un poco precipitado el aluvión de sentimientos de karib, pero bien, en algún momento tenías que dejarlos caer (sobre todo el enamoramiento ;))

Vaya, es una pena que vayas a entrar menos durante un tiempo, pero nada, estaremos pendiente de tu vuelta o posteo de capítulos, aquí estaremos hasta que vuelvas con mayor regularidad.

Un saludo karibdys. ;)
bueno, lo de precipitado... no lo creo, lo que pasa es que karib ha estado aguantando mucho y ahora, al verse tan cerca de su pueblo, ha saltado. Solo eso.

Pos nada ^^, un abrazo otra vez, ^^ nos vemos snifi
2 respuestas