Francamente:
a) Es comprensible que hagamos coñas ya que se trata de una noticia hacia la cual estamos bastante poco sensibilizados. Yo mismo al leer el título del post he pensado "¿Y se llamará Samuel Pescador? (= Sam Fisher)"
b) Si vivieramos en otro país, como EE.UU., el Reino Unido o Israel, donde la inversión en inteligencia es brutal seguramente nos lo tomaríamos más en serio. Por otro lado me entristece saber que los agentes del CNI a los que mataron en Irak pudieron caer por culpa de un soplapollas con ganas de dinero. Recuerdo cuando leí la noticia hace un par de años en El Mundo, de cómo se defendieron con pistolas frente a lanzagranadas y fusiles, de cómo pidieron apoyo a la base española ("¡Mandad helicópteros, nos están matando!"), de como la última llamada de uno de los espías fue a su madre, en España, de como tras ver a todos sus compañeros muertos, el último espía tuvo que salir huyendo mientras se mordía los labios por no poder morir con ellos. Francamente cuando leí esa noticia lloré por su suerte, porque profanaran los cadáveres aún calientes y porque el helicóptero no llegó hasta 6 horas después.
c) Seguramente, al ser Guardia Civil y trabajar en el CNI, al muy soplón se le aplicará el código de justicia militar, que si prevee la pena de muerte (aunque siendo España ni se planteará, por más que debieran para dar un ejemplo), y seguramente entrará el cargo de traición, cuya pena no recuerdo.
d) En España hay mucho que espiar, lo que pasa es que el concepto de espionaje hoy en día ha cambiado mucho desde la guerra fría y James Bond. Hoy en día espiar es recopilar información, sensible o pública, para que otros la interpreten. Los diplomáticos son espías naturales, ya que elaboran una red de contactos y envían a su gobierno todos los datos que pueden recopilar. Igual que los españoles espían en todos los países (en prácticamente todas las embajadas hay por lo menos un agente del CNI), también somos espiador. Los informes van desde asuntos empresariales hasta la marcha de las relaciones exteriores, el clima político, los movimientos de tropas... Son todo cosas que no se pueden saber por un periódico, que hace falta estar allí para sentirlo y transmitirlo tal cual. Por supuesto hay cosas también como los nombres de los agentes destacados en el exterior, para que puedan ser rastreados por los propios servicios de contrainteligencia más facilmente.
e) Espero que se le caigan las pelotas por soplón y traidor.