Detenido al denunciar el robo de su coche con el maletero lleno de hachís
Las operaciones policiales se producen, en ocasiones, gracias a un golpe de suerte buena para los agentes y mala, muy mala, para los delincuentes. Y eso precisamente es lo que les ocurrió el martes a dos jóvenes marroquíes.
Uno de ellos, vecino de Móstoles (Madrid), se trasladó a Arroyo el día antes con un flamante Mercedes para dormir en casa de un amigo. A la mañana siguiente descubrió que le habían robado el vehículo de gama alta y, de paso, los más de siete kilos de hachís que tenía dentro.
El escenario de la afortunada intervención policial se trasladaba esa misma mañana a la calle Ciudad de la Habana, en Parquesol, donde un viandante se topó con el coche estacionado y con el puente hecho. El testigo alerto al agente de barrio y éste, a su vez, a los policías nacionales. Estos últimos, al inspeccionar el vehículo en busca de la documentación, descubrieron dos tabletas de hachís dentro de la guantera.
La grúa trasladó el Mercedes a la Comisaría de Las Eras y los efectivos de la Brigada Científica encontraron en el maletero, manipulado para impedir su apertura, una bolsa con cerca de siete kilos más de la misma sustancia.
Ahora sólo faltaba esperar a que el propietario, dada la elevada cuantía del propio coche, y de su contenido, acudiera a presentar la correspondiente denuncia por robo ya que si no la policía lo iba a encontrar a él. Y lo hizo. La víctima, se presentó precisamente a la Comisaría de Delicias al mediodía acompañado del compatriota residente en Arroyo,
Los agentes le detuvieron de inmediato y, durante un primer interrogatorio, el propio vecino de la localidad vallisoletana reconoció que la noche anterior la había pasado su amigo en su casa, además de ofrecerse voluntariamente a que la registraran.
Allí intervinieron los policías otros 300 gramos de hachís y 200 gramos más de marihuana. Las fuentes policiales consultadas desvincularon el robo del contenido del coche y apuntaron que puede, incluso, que el ladrón lo abandonara al ver lo que llevaba, aunque eso no se lo cree nadie.