Seguramente, si las cosas siguen como van, nos peguen otro palo mas a los informaticos. Estoy seguro de que por aqui ronda mucha gente que actualmente estudia ing. en informática y es por eso que cito aquí, desde
lo que quieren hacernos: borrarnos del mapa.
Hace tiempo que los Ingenieros e Ingenieros Técnicos en Informática observamos con preocupación la secuencia de despropósitos que están teniendo lugar al hilo de la adaptación de España al Espacio Europeo de Educación Superior. Lo que en un principio parecía que iba a convertirse en una suave transición hacia un modelo basado en títulos universitarios de cuatro años, dónde la Informática como disciplina pasaría a ocupar un papel acorde con su relevancia social, hemos observado como, por arte de magia, el consenso que llevó años alcanzar se esfuma con la misma celeridad con la que el nuevo gabinete del Ministerio de Educación y Ciencia corría por los pasillos del edificio ministerial para ocupar sus respectivos asientos.
Con la silla del antiguo Secretario de Estado de Universidades aún caliente, un nuevo iluminado de la reforma universitaria irrumpe una mañana y descubre que dispone de la receta mágica para elaborar las directrices que regularán los nuevos títulos de Grado y Máster. -Qué cada Universidad haga lo que le dé la real gana-, vino a afirmar en su propuesta “La Organización de las Enseñanzas Universitarias en España”. -Ahora bien, en el ámbito de las enseñanzas técnicas, no me toquen a las intocables, por favor-. ¿Quiénes son estas intocables? Aquellas enseñanzas cuyo único mérito es el de haber existido cuarenta años antes del nacimiento de la Informática en este país. Porque para quien aún se esté preguntando el porqué de nuestro hastío, les diré muy atentamente que la informática dejará de tener la consideración de Ingeniería, y pasará a convertirse en un título de Grado en Arquitectura e Ingeniería, atomizado de manera sorprendente para convertirse, de nuevo, en un experimento fruto exclusivo de la imaginación que alcancen a tener las propias universidades. Eso sí, las ingenierías clásicas podrán seguir nutriendo a sus corporaciones de Graduados en Ingeniería de tal y tal, Pascual.
De nada sirve que la Ingeniería en Informática sea una profesión regulada en otros países, como Italia, Portugal, o el Reino Unido. De nada sirve tampoco que el consorcio Career Space afirme que el día de mañana exigirá profesionales para el Desarrollo de Software y Aplicaciones, Arquitectura y Diseño de Software, Especialista en Sistemas, Director de Proyectos TIC, etc. y que un Ingeniero en Informática formado en nuestras universidades sea un profesional con plena capacidad para desempeñar con solvencia este trabajo. Tampoco sirve que en la actualidad, el 25% de los ingenieros e ingenieros técnicos que salen de la universidad española sean de informática, ni que el 75% de los estudiantes del área TIC pertenezcan a esta disciplina. Mucho menos sirve aún que la Ingeniería e Ingenierías Técnicas en Informática sean las primeras ingenierías de esta santa nación, y que su tasa de paro sea inexistente (como muchos otros también reivindican), aún tratándose de un colectivo formado por más de 90.000 estudiantes y otros 100.000 titulados. No, aquí sólo sirve ser profesión regulada o no. Y la Ingeniería en Informática no lo es. ¿Por qué? Podría extender este artículo en un sinfín de conjeturas, pero dejémoslo en una simple aserción: “porque nació como profesión demasiado tarde”.