skalan escribió:Gracias, el análisis de sangre ya lo tenía y de hecho ambos veterinarios me dijeron que a pesar de tener alguna cosilla más alta o más baja, no había señales de alarma. Lo que si me dijo el segundo (urgencias 24h) es que los síntomas neurológicos podrían apuntar a un tumor o algo similar, cosa que casa con lo poco que he podido investigar y ligandolo a algunas de las acciones del gato en casa (apretar la cabeza contra el suelo de manera intensa y prolongada).
Mi mayor rabia es que había que estar ciego para no darse cuenta de que algo no marchaba bien y el estado en el que me entregaron al gato (completamente agotado físicamente) me hace deducir que durante su hospitalización ya estaba sufriendo dichos ataques epilépticos.
Su hospitalización (descrita por la veterinaria) consistía en dejarlo en una jaula 24h SIN atención presencial, simplemente una cámara de vigilancia.
Así que mi gato pudo estar viviendo un infierno (y apuesto mi vida a que así fue) y allí nadie vio ni hizo nada, y que maten si eso no merece ser denunciado.
La única forma de averiguar algo habría sido encargar una autopsia del gato, lo cual sería desde luego añadir sufrimiento a tu situación.
He pasado varias veces por el trance de tener un animal de edad avanzada ante un problema serio que amenazaba su vida. La última vez fue mi perro, con casi 18 años, ya en las últimas. En los meses anteriores le había salido una infección en un ojo que era tan persistente que tuve que autorizar que le cosieran el párpado, porque era la única forma -según el veterinario- de que se pudiera curar.
Una vez superada esa infección, sobrevinieron otras dos, esta vez una en cada ojo. Y el cuadro clínico empeoraba por momentos. Cada día el análisis era peor que el anterior.
Además, el perro había sido operado de un tumor hacia los 14 años, de modo que podía sospecharse que un problema de ese tipo podría haber regresado.
¿Qué ocurría? Pues que el perro se estaba muriendo. Fallo multiorgánico. Como estaba bien del corazón tardaría en morirse aún unos cuantos días, así que tuve que sacrificarlo.
Pero logré que mi perro viviera desde 14 años hasta los casi 18. A los 14 le encontraron una masa en el abdomen, que resultó ser un tumor localizado en el bazo. Tuve que autorizar al veterinario a sacrificar al perro si una vez abierto, se veía todo invadido. Al final hubo suerte, se extrajo el bazo, el perro se recuperó y vivió hasta los casi 18 años.
Pero el veterinario, antes de aquella operación, me dijo muy seriamente: "mira, no quiero que te enfades, pero tengo que advertirte que es muy posible que el perro esté muy mal y tengamos que sacrificarlo, porque no sería humano después de haberlo abierto, y sin poder hacerle nada, volver a reanimarle. Si muere te vas a enfadar conmigo y tengo que advertirte que eso puede ocurrir".
Acepté el riesgo y el veterinario le salvó a los 14 años, pero nadie puede ir contra el fallo multiorgánico.
Mi opinión es que tu gato estaba a punto de fallecer. Puede ser que el fallo multiorgánico no se percibiese aún con nitidez, pero si comparas los análisis de sangre del día 1 con cualquiera posterior (si tienes varios) seguro que son cada vez peores. Cualquier cosa le sentará mal, cualquier cosa puede favorecer un problema, y si no, hubiera cogido una infección.
NO TE SIENTAS CULPABLE porque 14 años para un gato es una vida larga y muy buena. Quizá ya le alargaste la vida todo lo humanamente posible en su caso concreto.