Esto, aparte de que es algo sabido desde que el mundo es mundo, estaba científicamente estudiado desde hace mucho.
Es uno de los principales argumentos por los que muchos ejercitos no permiten que sirvan mujeres, o al menos, no en unidades de combate (porque se considera que el resto de tropas de su unidad pueden reaccionar irracional y temerariamente para acudir en ayuda de la mujer combatiente, si ésta estuviese en peligro inmediato, que si el soldado en apuros fuese un hombre.