Cuando los domingos salgo a la calle temprano para ir al mercado, es cuando más consciente soy de que soy una de las pocas personas en mi barrio que viven sin un corazón dentro de su pecho, si a esto se le puede llamar vivir.
Recuerdo que hace tiempo, yo tenia corazón, como la mayoría de las personas, pero lo perdí, ya me lo decía mi madre, que siempre andaba perdiéndolo todo.
“En el cénit,
lugar sagrado.
Hoy me siento tan solo
que podría enamorarme
de cualquiera.”
Prado