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MADRID.- Los elevados precios energéticos han dejado de ser la única amenaza para la inflación. Productores, empresas de alimentación y organizaciones agrarias han anunciado ya fuertes incrementos de los principales alimentos básicos: leche, pan, huevos, azúcar, pastas, bollería, aceite de girasol e incluso de la carne.
El sector lácteo ha sido el primero en iniciar la subida. Leche Pascual reconoció la pasada semana que ha elevado un 5% el precio de sus productos lácteos y anunció que habría nuevos repuntes en los próximos meses. Lo mismo han hecho las otras dos empresas líderes del sector: Ebro Puleva y Central Lechera Asturiana. Algunas panificadoras también han comenzado a trasladar al consumidor el alza del precio de las materias primas.
Pero el grueso de las subidas está por llegar. Los fabricantes de harina, pan y productos lácteos y los productores de huevos han anunciado ya subidas del 20% del precio de estos alimentos básicos en los próximos meses, debido al vertiginoso aumento de sus costes de producción -especialmente de los cereales-.
Según la Asociación de Fabricantes de Harinas y Sémolas de España, las cotizaciones en origen del trigo panificable en Burgos -principal zona productora española- se han incrementado un 46% en el último año.
En el caso de Francia, primer productor europeo y principal fuente de nuestras importaciones, la cotización del trigo ha subido más del 66%; el maíz se ha revalorizado un 32%; y la cebada, un 44%.
Unos ascensos que repercuten directamente en los costes de elaboración de los alimentos de primera necesidad y en los piensos para alimentar al ganado. Sólo los productos transformados a partir de harina y sémola de trigo (pan, galletas, bollería, pastelería, pastas alimenticias...) representan el 10% del consumo alimentario de los españoles.
El 'boom' del bioetanol
Varias son las razones de estos fortísimos incrementos de las materias primas agrícolas en el mundo. Pero las miradas acusadoras se dirigen principalmente a los biocombustibles -la producción de energía a partir de la combustión de cereales, caña de azúcar o girasol-, que están desviando una parte importante de las cosechas a la generación energética. Se estima que este año EEUU utilizará 85 millones de toneladas de maíz para la producción de bioetanol -el 30% de la cosecha prevista-.
Son muchos los gobiernos occidentales que están impulsando, mediante ayudas, la producción de las llamadas energías alternativas con el fin de frenar la alta dependencia del petróleo. Así, la UE se ha impuesto el objetivo de que en 2010, el 10% del consumo energético de los países proceda de energía producida con materias primas, lo que supondrá dedicar a este fin el 17,5% de la superficie total de cultivo en Europa. "El problema es que, las extensiones de tierra en cultivo no han aumentado como lo ha hecho la demanda. No puedes destinar trigo a generar energía cuando hay escasez mundial", asegura José María Fernández, secretario general de la Confederación de Organizaciones de Panadería (Ceopan).