Famosìsima frase que ha sido atribuida falsamente a un montón de gente, especialmente a Bertold Bretch, pero que en realidad corresponde a Martin Niemoller, un pastor luterano.
Niemoller estuvo preso en la Alemania nazi de 1937 a 1945. Inicialmente era partidario de Adolfo Hitler, y cuando se dio cuenta de lo que representaban los nazis, era demasido tarde. En esta famosa cita se critica a sí mismo. En muchos discursos criticó a otros clérigos y gente progresista que no hicieron nada para impedir el ascenso de los nazis cuando tenían la oportunidad.
Desde luego, a quien no pertenece es a ningún EOLiano, aunque alguno lo use como firma.