El de Rastreator es simpático hombre.
El problema de muchos anuncios nacionales es que suelen vender el producto como el culo. Y así ni se empatiza con el espectador, ni nada.
El de talleres Aurgi y Rebeca es que no hay por donde cojerlo, es penoso todo: la música, la puesta en escena, la interpretación de la Rebeca, que para una puta frase que tiene que decir, la dice con naturalidad 0; es que joder, hasta los mecánicos bailongos que se ven al fondo dan pena. Una puta mierda parcheada con un buen par de tetas de plástico y un culo enfundado en cuero.