Eso es algo a lo que, desgraciadamente, tendremos que acostumbrarnos. Las principales potencias ven cómo la gente que se informa en Internet son cada vez más, y éste no es un lugar tan fácil de controlar. Algo tienen que hacer. Las nuevas leyes y lo de los departamentos militares especializados en ataques informáticos, que son capaces de destruir centenares o miles de sitios en pocos minutos, debería darnos una pista de por dónde van los tiros.
Soy de la opinión de que a ningún país, por muy democrático que diga ser, le interesa la verdadera libertad de expresión, y mucho menos si ésta llega a muchas personas y comienza a ser influyente.