Hace muchos años, en torno a 11/12, estuve en el famoso mercat. Si bien por aquel entonces no había tanta locura como hay ahora con los precios, sí que es cierto que era desmesurado el sobreprecio que metían a prácticamente todo. Desde entonces no he vuelto a ir, pese a que he vuelto a la ciudad cuatro o cinco veces más.
Y si lo ampliamos al resto de mercadillos, el rastro de Madrid simplemente APESTA. Es la mayor pérdida de tiempo para el que busque material retro que se puede hacer en un domingo, apenas quedan ya puestos y los que hay, dos o tres a lo sumo, tienen precios dignos de eBay.