Yo me hice colega de uno. Me regaló libros, revistas, y charlamos. Son conversaciones teológicas muy intersantes y en la vida me han pedido pasta. Es más, me invitan a todo gratuitamente, lo que pasa es que o se me olvida o paso de ir. Pero son gente educadísima, limpísima (no van apestando a sudor como otros), y bastante instruida en muchos casos.
A mí me gusta hablar con ellos, sobre todo con mi colega, y tenemos interesantes debates porque saben que no me van a convencer pero, aun así, son muy respetuosos.
Un saludo!