Cuando paseo por mi ciudad, no acostumbro a pensar en lo que la calle le hace a la gente que vive en ella; la calle cada vez atosiga más a sus habitantes, esta vez le ha tocado el turno a "Paquito el loco", ese pobre hombre al cual el paso del tiempo en soledad le ha mermado mucho, no sólo físicamente, si no más dentro de él...
Soledad, terrible acompañante para aquel que no la desea; horribles son las huellas que deja en cierta gente, la cual, en un intento por dejarla atrás, hablan solos; a veces simplemente hablan, otras discuten, otras muchas gritan sin saber el qué... Soledad que vuelve loco, cuando no te queda más por meditar, cuando todo lo has pensado mil veces... Quizá sea esa la razón de la "locura" de Paquito; el haber pensado más de la cuenta en cosas que no merecían tanto la pena, pero que por no poder hacer otra cosa, las ha pensado.
En el paseo de hoy, tras ver llegar a los servicios sanitarios al lugar donde yacía Paco, me ha invadido la tristeza, pues, aunque era alguien que realmente no significaba nada para mí, era algo habitual verle por las calles fumando un cigarrillo elaborado por él mismo, a base de Dios sabe qué, envuelto en papel de periódico... insultando a la gente por pisar un ?papel de los suyos? que podría haberle servido para hacerse otro cigarrillo.
Quizá al próximo indigente que ocupe el "puesto" de Paco (ocupe su lugar al lado del supermercado, en su banco, que se haga los cigarrillos con las hojas que él hubiera utilizado...), pueda recibir ayuda, si es que la quiere.
Un saludo