"Abro los ojos" 2ª PARTE:CAP. 1

Muy buenas!!! despues de esta plácida estancia de puente en Salou visitando portaventura y demás parafernalia vuelvo con otro capitulillo más el cual tenía hace tiempo en el tintero. Espero que os guste, al menos la historia, ya que la forma no está del todo retocada, lo escribí uno de esos días que escribes por escribir, simplemente recordando una situación vivida, lo que comunmente llamamos el reflejo de nuestras vivencias, nuestro preciado diario. Ahí va!

------------------------------------------------------------------------------------
"Abro los ojos" [size=80]2ª PARTE [/SIZE] :CAP. 1

ACAMPANDO EN OTXATE
Narrado por nuestro amigo Mikel


La acampada iba a ser unas risas, aunque todos sabíamos las leyendas que había acerca de aquel extraño pueblo abandonado y solitario en plena montaña alavesa, desde que apareció un día Charli todo emparanoiado con un libro del vitoriano Iker Jimenez donde relataba con todo detalle este y otros sucesos paranormales. Ese día precisamente despues de conocer la historia salió la brillante idea de porque no experimentar si es para tanto todo aquello. Cuenta la leyenda que dos epidemias a lo largo de los años acabaron extrañamente con todos los habitantes de aquella aldea. Dentro de nuestro continente y en la época que tuvieron lugar ambas epidemias no se registraba un solo caso,algo que da que pensar. Ni un solo alma sobrevivió en ninguna de las ocasiones a esas extrañas enfermedades. Parecía como si alguien o algo quisiera ese pueblo maldito para él solo. A raíz de aquello el pueblo siempre ha permanecido deshabitado, nadie se atreve a vivir allí, y el que lo ha intentado ha padecido inexplicables sucesos extraños tales como apariciones, voces ... etc . Esto por citar algo de lo que allí pasaba porque la historia da para escribir un libro entero.

Entrados en materia pasemos a la acción. El caso es que ibamos en un par de bugas toda la peña para alla a eso de las 8 de la tarde cuando ya estaba anocheciendo. Llevabamos a saco de priva y petas para que al menos el ciego estuviera garantizado. Algún imprudente empeñado en ver alguna aparición fue tambien provisto de algun que otro cartón por si no veiamos nada.

Hacía buena noche y decidimos dormir (el que pudiera) al aire libre alrededor de la fogata todos haciendo una especie de círculo impenetrable como decía el Chispas...
Así con los pies hacia la fogata y cada uno ojo avizor por si se aparecia algún extraterrestre o bicho raro, controlabamos toda la periferia a nuestro alrededor.
En principio allí se respiraba un silencio muy extraño, algo perturbador, casi como un zumbido que solo cuatro escépticos rompían con algún que otro comentario gracioso.

La cena se basó en lo típico de las acampadas, unas sabrosas chuletillas acompañadas de morcilla y alguna que otra chistorra, y de postre, un melón de esos que se fuman que te dejan grogui. Al acabar la cena Igor y Charli se pusieron a tocar los timbales y el resto a hacerse bromas mutuamente y en definitiva entretenernos en algo que desviara nuestro pensamiento de cualquier párrafo de aquel libro, aunque realmente todos estábamos a la expectativa.

En un momento de silencio generalizado, de repente, empezamos todos a notar un frío inmenso por todo el cuerpo, algo que solo duró unos tres segundos, y que a continuación se convirtió en un calor insoportable durante el mismo período de tiempo. Todos y cada uno de los que allí estabamos lo notamos, no podía haber sido la cena ni los porros ni la priva ni niguna droga ni nada... Nos quedamos flipados un momento hasta que Charli rompió aquel silencio abrumador

- Joder colega como pega este melón –
- Juasjuasjuas – el chispas le seguía el rollo
- Ya te digo tronco que pasada – Igor

En fin, que lo dejamos pasar como si nada hubiera pasao, un par de tragos más y olvidado. El caso es la peculiar coincidencia que tiene este suceso con los síntomas de la fiebre asiática esa que arrasó este lugar. Los que padecen esa enfermedad sufren un descenso de la temperatura corporal de hasta veintisiete grados y luego un ascenso de la misma hasta mas de cuarenta y dos grados antes de morir. Aquello me acojonó y lo tome como una especie de aviso que nos habían dado de lo que nos podía ocurrir si permanecíamos allí. Yo estaba realmente acojonado, por que negarlo, no era para menos llegando a esas conclusiones.

Pasadas un par de horas con los ojos como platos, de repente, sonó la campana de la iglesia del pueblo repetidas veces. Estos dijeron que sería algún gracioso borracho del pueblo de al lado que quería tocar un poco los cojones. Ein? Joder menos mal que estabamos muy empanados porque aquello si que me acojonó. ¿Quién iba a bajar a un pueblo fantasma a tocar la campana a las dos de la mañana?. En fin, lo dejamos pasar también aunque la gente ya estaba muy mosca. Igor y el Chispas estaban ya dormidos del ciego que llevaban. Marga, Elena, mi prima y yo estabamos con un complejo de buho nocturno que solo piábamos, y Charli estaba alejado del grupo descojonándose de una constelación de estrellas que tenía forma de polla.

Las 3, las 4, otro peta, las 5, los ojos se me cerraban, pero había algo que me impedía hacerlo: el miedo, pero era auténtico miedo psicológico y ese extraño zumbido que parecía una especie de energía que furulaba a nuestro alrededor. Al final concilié el sueño no me acuerdo como ni cuando, pero por poco tiempo. Una vez empezó a amanecer fue como si el amanecer iría despejando mi cabeza y empezar a ver todo de otra manera, más tranquilo, como controlando más la situación.

Desayunamos tranquilamente y hubo gente que ni siquiera habló de lo ocurrido la noche anterior, puesto que si no le das muchas vueltas no tiene la mayor importancia. Otra gente, como yo, sólo comentó lo que pasó la noche anterior y les recordé lo de la fiebre asiática y su relación con los cambios de temperatura corporal que ayer sufrimos. Las reacciones fueron diversas: indiferencia, risas y reflexión.

Una vez acabamos de desayunar arrancamos de allí porque Elena tenía que currar en el restaurante y Charli había quedado con su proveedor particular de sustancias ilegales. Cuando salimos de la zona de acampada y pasamos por el pueblo mi corazón se estremeció al fijarme en el campanario y ver que no existía campana alguna.
si lo disfrazo de algo mu feo... dara miedo? xD

nu, en serio, relatando bien la historia, que os parece el argumento, podría valer para enviar al concurso de pasadizo?
(repito, haciendo otro relato completamente nuevo cuyo fondo sea el mismo que este)

saludos gente!
1 respuesta