No te lo digo, casi nunca lo hago... Lamento ser insensible, o no ser todo lo romántico que esperas; siento no ser el príncipe azul, de tu cuento de hadas...
Cuando tiemblas y te lamentas, me ahogo en mi llanto seco, aunque tu no lo veas. En ocasiones me amas, en ocasiones me besas, y yo tan sólo, te devuelvo los labios, porque te amé y te besé cien veces ese día, cuando no estaba contigo.
A veces, soy duro e incomprensible, pero en mi interior, soy sólo un niño asustado, que protege lo que más quiere, aunque para ello deba fingir que ya no le gusta, para guardarlo bien seguro, en el cajón de los recuerdos. Nunca he querido engañarte, y siempre he sido yo mismo. Era yo el que más te gritaba en la estación de autobús, y era yo, el que te hacía estremecer con una simple caricia.
Eres frágil, y siento que te rompes es mis brazos. Mueres por palabras que me dices y no te digo; mueres por la realización de un sueño que no te deja dormir; mueres porque soy tu deseo, y porque nunca te afirmo, que se vaya a cumplir...
Por eso hoy te digo, en esas palabras que tanto deseas y que para mí se lleva el viento, que eres lo que quiero para mí, seguro ahora, puede que luego. Intentaré aprender a ser como tu, por todo lo que puedes enseñarme; espero volver a creer, en un amor de fantasía, que para mí murió hace tiempo, y que sólo habita ahora, en los pequeños espacios que dejan los latidos de un corazón puro; el tuyo.
Esa eres tu, y éste soy yo, y nadie conoce ni conocerá nuestra historia porque no hay historia que contar, sólo pasos de un camino incierto que se endurece al caminar.
Éstas son mis palabras, para decirte cien olvidados "Te Quiero". Así veo yo el amor, y veo nuestras almas, estando detrás de unos ojos, siempre vacíos de lágrimas...