Homeworld (III)

La oscuridad llenó la mente de Nedd por un momento, reflejando la realidad cristalizada y remasterizada de su mundo. Unas chispas luminosas formaban figuras allá en lo lejos, en la boveda que su mente había creado, la boveda de los sueños.

Una figura de un hombre a lo lejos se había formado, entre una niebla que a Nedd le resultaba bastante familiar. La figura se alejaba lentamente, como levitando entre la nebulosa condensada que les cubría. Nedd sintió curiosidad por saber quien era ese hombre, y que significado tenía en esa realidad deformada. Salió corriendo hacia él, mientras la niebla se condensaba mas en sus ojos. Hasta que desapareció, sin dejar rastro.

Se quedó parado en medio del aire grisáceo. A su alrededor, solo la nada, condensada en las preguntas que Nedd se formulaba. Alzó la mirada, y vió una gran masa de metal rodeada por una bola de fuego, que se acercaba lentamente. Cuando bajó la mirada, la niebla se había vuelto completa claridad, un suelo familiar... un cielo familiar... una ciudad, completamente desierta.

Mientras aquel astro iracundo se acercaba al suelo, Nedd sintió un golpe suave en su hombro izquierdo, se dió la vuelta. Un hombre, con un traje extraño, en su pecho, a la altura del corazon, un emblema muy raro, un circulo, al parecer un planetoide, con un triangulo encima de este. Sonrió.

- Fijate bien... esta lleno de estrellas... - Dijo, mientras señalaba a una parte del cielo, donde estaba dibujado una especie de mapa, formado por tres esferas, ordenadas de mayor a menor, y una linea que iba desde el centro de la de la izquierda hasta el de la derecha, pasando por la esfera del centro.

Nedd sintió un gran temblor, y, mirando hacia el horizonte, vió una gran explosión, a lo lejos, que había desprendido una gran ola de fuego, que avanzaba consumiendolo todo.

En ese momento, los ojos de Nedd se abrieron. Las luces le cegaron.

- Ya se ha despertado el capitán.

La capsula de cristal que cubría a Nedd habia desaparecido, dejando paso a la luz que emitían las columnas holograficas y la pantalla de la cúpula. La gente andaba de un lado para otro, esperando a que Nedd diera alguna orden.

En cuanto Nedd pudo, se incorporó de su asiento. Cogió el controlador vital que se posaba en su nuca, y advirtió unas letras en su mini-pantalla:

"Sueño Grabado"
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