La Verdad de Prometeo- Capítulo 4

IV


Theis lo sabía, aunque no entendía como, Arahe, Ahn, Yoé y los demás se comunicaban entre ellos con la mente sin que los ádahas lo interceptaran, ni siquiera Jihe. Es por eso que necesitaba acceder de algún modo a Arahe. Al fin la vio, apoyada contra la jamba de la puerta principal, vestida casi tan vulgar que todavía no había llamado la atención. La miró fijamente. Arahe comprendió: Theis no podía hacer nada y Ahn debía ser avisada. Cerró los ojos y le habló

“Ahn, los ádahas han tomado Sía. Theis está en peligro, salid del planeta”

Cuando pensó esto se deslizó hasta las sombras que quedaban en una esquina y esperó. Cuando nadie miró se introdujo por la puerta que había detrás de la columna, una puerta que utilizaban durante los entrenamientos, para moverse por el palacio sin ser vistos. Corrió por los pasillos hasta que bajó tanto que ninguna voz se escuchaba, y la humedad revelaba que en verdad se encontraba a gran profundidad. Ante ella se extendía un gran pasillo. Cerró los ojos e hizo el ejercicio de localización. Su cerebro mandó ondas hacia delante que al rebotar volvían hasta ella. Seguía el procedimiento de los murciélagos. Y corrió por el pasillo. Cuando estaba realmente cansada se paraba a dormir. Y al cabo de algunas horas volvía a seguir avanzando. Ella estimaba ya que debía de llevar al menos seis días caminando por aquel interminable túnel. En un momento dado, la oscuridad se hizo aún más cerrada y los pasillos más angostos, y el camino ascendía haciendo bruscas curvas a derecha e izquierda. Se ahogaba. La humedad y la sensación a estar casi enterrada la agobiaban, pero corría, corría con todas sus fuerzas. Como siguiera así unos días más el mínimo consumo de fuerzas al que había acudido, y al que se acudía cuando no se tenía comida ni bebida, iba a desaparecer, muriendo de forma irremediable por inanición.

Pero después de dos días más se topó con que no había salida. O mejor dicho con que las ondas chocaban en toda una superficie, pero eso no significaba que no hubiera salida. Apoyó las palmas sobre la trampilla de madera y empujó con fuerza. Se encontraba en el interior de un templo. En uno de los brazos orientales. La planta del templo tenía forma de H, pero de espacio dirigido. El interior estaba iluminado con velas, y los bancos miraban hacia un altar elevado sobre pedestales al fondo de la nave. Se acercó un momento al altar e hizo una reverencia a la figura tallada de Prometeo, rezó una oración y salió corriendo.

Cuando salió del templo los ojos casi le quemaban de la fuerza del sol y tardó en acostumbrarse bastante tiempo. Cogió el camino que salía hacia las montañas y corrió. Cuando llegó al linde del primer bosque sus fuerzas flaquearon y cayó. Se arrastró hasta el río y bebió largo tiempo. Cuanta más agua, más materia que su cuerpo transformaría en energía. Todos los alumnos de Theis habían aprendido un nivel más del entrenamiento básico de los ádahas, sus cuerpos se ajustaban al medio en que vivían de una forma asombrosa. El poder recuperar todas las fuerzas tan solo bebiendo agua era un poder asombroso que dejaba al resto de los humanos en una situación muy por detrás respecto a ellos. Cuando terminó de beber, se apoyó en un árbol, la recuperación de la fuerza no era inmediata y cayó dormida.

Se despertó al día siguiente bien entrada la tarde. Un fuerte calor le lamía la cara y una intensa humareda entraba en el bosque. Se asomó al linde y vio allá a lo lejos como ardía el templo. Horrorizada salió corriendo hacia él. Cuando estaba a apenas cien metros reparó en los soldados que le habían prendido fuego y que ahora conversaban apoyados en un vehículo. Dos estaban fuera, otro avisaba por la radio con cara de preocupación. Repararon en ella y la gritaron “¡Eh, tú, quieta ahí!”. Arahe esbozó una ligera sonrisa y antes de que los soldados la apuntaran el cuerpo de la chica desapareció en la nada. Así, sin más. No se lo explicaba. La tenían delante y en un momento dado, en un simple parpadeo, ya no estaba.

Cuando terminó de dar el rodeo hasta la posición de ellos se subió al vehículo de un salto. Los soldados que estaban fuera se habían adelantado hasta el sitio donde vieron a Arahe. El que estaba dentro informando que no habían encontrado la baisa de Henry por ningún lado salió a ver qué ruido había sido ese. Allí la vio. Una muchacha con el cabello negro brillando ante la luz del fuego, de tamaño menudo y la piel clara, los ojos grandes y bonitos le miraban con superioridad.
El soldado echó mano a la pistola que llevaba en el muslo en el momento en que Arahe saltó sobre él y apoyó las rodillas en sus hombros haciendo presión sobre el cuello. El soldado perdió el equilibrio y cuando cayó, con la cabeza entre las rodillas de ella se partió en cuello. La muchacha rodó hacia un lado y silbó a los soldados. Se giraron y cuando la iban a apuntar volvió a desaparecer. Permanecieron juntos y ese fue su error. El cuchillo del soldado que ya estaba muerto voló hacia uno de ellos hasta clavarse en la base del cuello. Se llevó las manos a la garganta mientras daba un par de pasos hacia atrás, con la sangre corriendo por encima de la coraza. Lamentaba haberse quitado el casco. Tuvo tiempo aún de ver como Arahe se le acercaba corriendo saltaba sobre él se apoyaba en su pecho y tomaba impulso para incrustarle el pie en el cristal del casco al otro soldado que se había girado para ver qué le pasaba a su compañero. En un momento los tres estaban muertos. La chica recogió las armas, se las echó al hombro y se internó en el bosque.

La habitación que le habían proporcionado a Daev era majestuosamente grande. Lo habían acomodado a las necesidades de un humano y había comida en abundancia, al menos para varios días. Miraba por la ventana cómo aquella inmensa ciudad era tecnológicamente apasionante. Notó además mucho ajetreo, un importante ir y venir de extraños vehículos y masas de esa gente yendo de un lado para otro. Nadie fue a despedirse de él, y nadie fue a ver que tal estaba acomodado. Después de la explicación de aquél ser, después de haberse recuperado de aquello, el ser lo llevó hasta aquella habitación y se despidió de él.

Daev se deslizó hasta la cama y se tumbó a pensar todo lo que habían contado. Empezó a entender el significado de todo aquello y la futilidad de la vida. Con aquellos pensamientos se quedó dormido.

Al día siguiente se despertó completamente despejado. Se estiró y se puso la coraza. Debía informar a sus muchachos para que no se preocuparan. Tomó un bocado rápido y salió afuera. En la especie de palacio en donde se encontraba parecía no haber nadie. Todo estaba completamente en silencio. El aire había dejado de ser tan pesado como le pareció en un principio. Pero allí no había nadie. Tardó casi una hora en recorrerlo entero y en verificar que estaba vacío. Tampoco en las calles. Nada. No había nadie. Todo el mundo parecía haber desaparecido. Empezó a preocuparse. Todas las casas estaban desiertas, con los artilugios que parecía servían para la vida cotidiana. Allí no había nadie. Volvió a la torre donde habían aterrizado, donde se le había explicado todo. Allí seguía la extraña nave redonda. Había miles de pantallas que enfocaban lo que Daev terminó por averiguar eran vistas de distintas ciudades. Todas vacías, todas igual. Los vehículos parados, algunos en mitad de lo que parecían calles o atravesados en las pasarelas. No se lo explicaba, todo aquello era tremendamente extraño y empezó a cansarle y a asustarle de veras. Parecía, contra todo pronóstico, que toda aquella gente había desaparecido.
Ya se que este es más corto que algunos de los anteriores...pero es que me pasa lo que otras veces o hago esto, o el siguiente tiene demasiadas cosas y es demasiado largo...me perdonen
Escrito originalmente por Demiurgo
Ya se que este es más corto que algunos de los anteriores...pero es que me pasa lo que otras veces o hago esto, o el siguiente tiene demasiadas cosas y es demasiado largo...me perdonen


Mas corto?

Nu se, a mi no me lo paaarece. En serio.

Joer macho, como mola el nuevo personaje. Que cañera es la tia [Ooooo] [Ooooo]

El toque del final de que esté todo desierto, es cojonudo, pero... ¡¡pobre Daev!! ¡Que locura![mad]


Sigue asi tio, que lo estas hciendo de put* ****** [oki]
Por fin he pillado el ordenador, y por fin lo entiendo [ginyo] [fumeta]

Pues un giro buenísimo, Demi, muy muy buena la situación en la que has metido a Daev. Pero pasa lo de siempre, que me dejas hecha un flan, quiero más...

Y bueno, que decir de Arahe... mola XD guta mucho. Si señó, he disfrutao leyendo, como disfruté también escuchándote... Sigue así bonito. :):):)
Increible, la verdad es que me has dejado ajojonaten... Voy a dejar de decirte que tu modo de escribir es visual, porque yo creo que ya se ha notado... a partir de ahora voy a decir que tu forma de escribir es MATRIX!! :-P [carcajad]...

No tengo mucho más que añadir, sólo que el final me recuerda a la escena de Abre los Ojos en la que el prota se queda solo por Madrid, me hago una idea de lo que debe sentir, en parte gracias a la peli.

Bueno mushasho, que lo haces mu bien... sólo espero que esta gente no se convierta en Super-guarreros [+furioso][+furioso] XDXD:-P
Me ha encantado, tanto el anterior como este ;)

La verdad es que el final me ha parecido muy bueno, a ver qué pasa al final.... dónde se habrá metido la gente y todo eso XD

Lo del nuevo personaje, a ver si logra hacer algo (a parte de lo que ya ha hecho), me refiero a ganar tiempo aunque sea para que no logren dar con la baisa de Henry en un tiempo y de tiempo a Daev a hacer una de las suyas.

A ver cómo continua ;)
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