Originalmente enviado por R@ptor
Yo no enteder yo ser spanhish cortito con cafe.
- ¡Abuelo, cuéntame una historia!
- Muy bien, ve y acércame el libro de cuentos.
- No, uno de esos no, una historia de verdad.
- ¿Una historia de verdad?
-¡Sí! Cuéntame algo de cuando eras joven.
- Bien, entonces tendré que llevarte conmigo atrás, muy atrás en el tiempo...
Un frío día de invierno en mis trece años
Cuando caminaba por el Bosque Encantado
Escuché sonidos de caballos y hombres armados.
Algo me impulsó a seguir andando en busca del lugar
Del que venían, y cuando llegué a la linde del bosque
Vi que me encontraba sobre una colina, y ante mí había
Una gran planicie, y en ella los Ejércitos de la Tierra,
Firmes, esperando. Y yo me dije a mí mismo, ¿a quién
O a qué están esperando?
De súbito, una ráfaga de viento se alzó desde el Norte y
Apareció un Jinete Solitario, y blandía una espada de
Acero. Otro llegó por el Sur, y sujetaba
Un hacha de batalla. Por el este llegó un tercero,
Y empuñaba una gran maza, y por último, por el
Oeste un Jinete esgrimiendo un Gran Martillo de Guerra.
Con ellos llegaron sus Soldados de la Muerte, seguidos
Por un ejército de Inmortales. Eran escasos en
Número, pero sus ojos decían a todo aquél
Que los contemplaba, que sólo acabarían aquél
Día tras la victoria o tras la muerte. Y un gran
Silencio se hizo...
Mi corazón comenzó a palpitar, y negros nubarrones
Cubrieron el cielo de tinieblas. La lluvia cayó y los
Cuatro Vientos soplaron con tal furia que a un árbol me
Hube de aferrar. Contemplé a los Cuatro Jinetes alzar sus
Armas hacia el cielo. Sin aviso, entonando su
Grito de guerra encabezaron el ataque. ¡Hacia la
Batalla cabalgaron, y se estrellaron contra los Ejércitos
De la Tierra con gran clamor! Pude notar cómo el
Suelo se agitaba, y mucha sangre aquél día la Tierra bebió.
¡Cada uno de los Cuatro era una Tormenta de Perdición!!!
Cuando el humo se disipó, muchos miles habían
Muerto. La sangre y la muerte campaban. Los
Cuerpos yacían rotos y esparcidos por el
Campo de batalla, como hojas secas arrastradas por
El viento. Y contemplé a los Cuatro cabalgar juntos
Hacia la colina, mientras tras ellos los Soldados de la
Muerte reunían a aquéllos que ahora
Les habrían de jurar lealtad.
Y los Cuatro pronunciaron las palabras de la
Oración del Guerrero.
-Dioses de la Guerra, os llamo, mi espada junto a mí.
Libre de vano Orgullo, busco una vida de Honor.
Mi látigo haré restallar con un gran clamor.
Si llego a fallar, que la muerte se extienda sobre mí.
Gloria, Majestad, Unidad – Ave, Ave, Ave.
¡Y mientras seguía observando de pie, oí a los
Ejércitos de la Tierra aclamarlos sin fin, y sus
Gritos de victoria por todo lo ancho del
Mundo se extendieron!