El Páramo de Sía-Capitulo 1

I




-¿Cuántos han venido esta vez, doctora?
-Solo cuatro, General.
-Cada vez son menos. La gente ha perdido la Fe.
-También está el asunto del ádahas, señor.
-¿qué ádahas?
-Uno de los cuatro es un ádahas, es el más pequeño.
-¿Qué edad tiene?
-Catorce años solares, señor.
-Bien, hágalos pasar.

La Doctora Theis dejó el monitor encima de la mesa, apagó su asiento, y cruzó la estancia con pasó decidido hacia la puerta que tenía el escudo de la Federación en naranja. Cuando la puerta se hubo abierto, empezaron a pasar cuatro jóvenes. Se colocaron frente a la mesa del General, se envararon, y esperaron a que empezara a hablar. El General se recostó en su asiento, miró a la Doctora que estaba junto a la puerta y con un magnetismo empático ésta entendió que debía abandonar la habitación. Una vez se hubo ido, el General miró al ádahas con curiosidad. Los chicos empezaron a sentirse incómodos. Al fin comenzó.

-Bien, caballeros. Han sido ustedes seleccionados para estudiar en la escuela de gobierno de la Federación. Cada uno de ustedes será enseñado para gobernar una Colonia. Como saben su instrucción durará de cinco a veinte años. Depende de su capacidad, esfuerzo y aptitud-el General se levantó, dejó su asiento encendido, y empezó a caminar detrás de los muchachos que seguían erguidos-. Ustedes van a ser la máxima autoridad de una Colonia, con carácter civil y militar. La vida de muchos humanos dependerá de ustedes. Van a ser como los Grandes Reyes de la Primera Antigüedad. Empiecen a comportarse como tal desde hoy.

El ádahas desentonaba respecto a los demás. Era un chico algo gordito, con los ojos verde oliva en el exterior del iris y marrón en el interior. Sus cabellos eran negros como noche cerrada. Temblaba de la impresión de las palabras del General, y de su inquietante mirada. El ádahas se había dado cuenta casi desde el principio, de que el General solo le miraba a él. “Por que no miras a los demás” pensaba. Al fin el General terminó su discurso. Había estado hablando de las habitaciones, el orden y de los resultados que de ellos se esperaban. Mientras volvía hacia la mesa puso su mano izquierda en el hombro del ádahas y dio la orden de que se retiraran y siguieran a la Doctora. Los chicos salieron de uno en uno hacia la puerta y no se dieron cuenta de que el último no pudo girarse debido a la presión que el General hacía sobre su hombro. “Tú quédate, muchacho”. Cuando hubieron salido todos el militar soltó el hombro del chico y se fue a sentar. Mientras apretaba el botón que encendía el asiento del chico le decía que se sentara.

-Aún no he tenido tiempo de leer tu expediente, pero la Doctora Theis me ha informado de tu condición de ádahas. Nunca me he enfrentado a una situación similar, espero que no haya ningún problema muchacho.

-No lo habrá, señor-respondió el muchacho con la voz triste a que acostumbraba a dejar pasar una discriminación. Sabía que era infinitamente superior al hombre que estaba sentado enfrente. Había sido instruido desde pequeño para ser un ádahas y no le habían dejado terminar en su último año. Desde un primer momento, se sintió apartado. Tan solo tenía tres años cuando la Federación decidió empezar su entrenamiento. Sus compañeros no tenían menos de cinco. Se había graduado a los catorce en vez de a los diecisiete como era costumbre. Nunca había encajado. Ahora el hombre que tenía frente a él le amenazaba sin siquiera tener en cuenta el peligro que él representaba.

-Henry, sabes que cada chico aquí elige un nombre para ser tratado, aquí nadie tiene un nombre propio, ni siquiera en tu caso que provienes del seno de la Federación-Encendió el monitor que la Doctora había dejado sobre la mesa. Tecleó catorce dígitos tapándose con la otra mano para que Henry no pudiera ver la combinación y sobre la mesa aparecieron los hologramas de cuatro carpetas. El General rozó la última y está desapareció dejando en su lugar el expediente de Henry. Lo leyó con mesura y asombro.
Al otro lado de la mesa, la mente de Henry recorría a una velocidad vertiginosa cada una de las casi infinitas combinaciones que podían hacerse con los números naturales en catorce posiciones. En veinte segundos había descubierto la combinación que había tecleado el General.

-Aquí dice que has elegido el sobrenombre de Hassman, ¿Se debe al General de la última Gran Guerra?

-Si señor, siempre le he admirado, pensé que podía escogerse el sobrenombre que uno quisiera. Espero no haber infringido nada al elegirlo.

-Y no lo has hecho muchacho, simplemente pienso que a los muertos hay que tenerles un respeto, pero puedes quedarte con Hassman si quieres.

-Se lo agradezco, señor

-La verdad es que lo único que choca en tu expediente es tu edad. ¿Sabes porqué la Federación te ha hecho venir aquí siendo, por lo que parece, que eres el mejor ádahas de la historia de tu orden?

-Lamento no poder esclarecérselo señor, desde que la Federación ordenó mi nacimiento todo lo que me ha pasado alrededor ha sido fruto de las maquinaciones de sus despachos. Al pertenecerles no he tenido más remedio que hacer lo que ellos me decían, señor.

-Está bien muchacho, puedes irte, supongo que no te será fácil alcanzar a tus compañeros, será mejor que esperes a que vuelva la Dra. Theis para que te lleve con ellos-el General levantó su gordo dedo índice y señaló al chico en señal de advertencia o quizás de reproche-.No quiero ningún lío Henry, no sé muy bien de lo que eres capaz, pero no quiero que esto se convierta en un circo. Nadie debe conocer tu condición de ádahas ¿Entendido?

-Sí, mi General-Henry se levantó, dio media vuelta y salió por la puerta por la que habían salido sus compañeros. Antes de cruzar el umbral giró la cabeza hacia el hombre y con tono triunfal añadió en forma de sentencia- 2434589·7165523
El rostro del hombre empalideció, y la úlcera se le volvió a abrir. Allí, de pie, junto a la puerta, estaba Hassman, un niño de catorce años que acababa de descubrir Dios sabe como, la clave del ordenador central de la Escuela. En su vida volvería a olvidar a aquel muchacho, tanto para bien, como para mal. El hecho de tenerle allí iba a cambiar su vida. Miraba a Henry y sentía pavor. Nunca había tenido de cerca un ádahas, y nunca volvería a conocer uno como aquel.

Cuando la puerta se hubo cerrado tras Henry, la luz del pasillo se encendió. Henry relajó sus músculos. Cerró los ojos y abrió bien los oídos. Comenzó a hacer ejercicios mentales de rastreo. En un momento empezaron a lloverle, cada vez con más intensidad, numerosas voces y conversaciones. Eran frases que la gente estaba diciendo en ese momento, en la habitación de al lado, en la sección contigua, en la planta de abajo, en el puesto de mando, e incluso en la sala de mandos. Por muy lejos que estuvieran, las conversaciones, las risas, los sollozos, los pasos, los golpes, venían hasta Henry y sonaban en su cabeza. Henry hizo un esfuerzo y buscó entre aquel mar de voces hasta que localizó la de la Doctora Theis. Entonces, aún con los ojos cerrados echó a correr por los pasillos, por las escaleras, entre las habitaciones. Esquivaba los objetos, flanqueaba las puertas, evitaba a las personas como si las estuviera viendo. Mientras llegaban a su mente las frases que la Doctora les iba diciendo a sus compañeros acerca de las instalaciones. Cada vez sonaban más cerca. Más cerca. Más. Cuando la voz de la Dra. Theis sonó con eco, abrió los ojos. Allí la tenía, de espaldas a él dando su explicación.

-Cada habitación tiene lo indispensable para vuestros estudios. Los apartamentos que se asignan a los de primero son de diez habitaciones. Cinco a cada extremo del Salón. Como solo sois cuatro vamos a cerrar la parte de la derecha- En ese momento reparó en que los chicos ya no la miraban a ella y se giró para ver a donde miraban. Cuando vio a Henry allí de pie, sudando, no supo como reaccionar. Se pasó así bastante tiempo, hasta que habló, los muchachos no apartaron la vista de su compañero, y no se explicaban porqué estaba así, él estaba casi más sorprendido que ellos, y no se explicaba el porqué de tanta expectación-. Muchacho, ¿Qué te ha pasado?-Se acercó deprisa hasta él sin reparar en cómo pudo haber llegado hasta allí él solo y con tierno instinto maternal comenzó a recorrer con sus manos el cuerpo de Henry. No paraba de preguntarle qué demonios había estado haciendo. Entonces Henry reparó en la causa de la sorpresa de todos. Sus pies estaban llenos de sangre. Su camiseta estaba rota, y tenía un cristal clavado a la altura del hígado. Henry reparó en sus heridas. Se esforzó en que no le doliera, pero le dolió. Se echó a llorar, tanto que terminó por ahogar un agónico grito mientras notaba el terrible calor de la herida en su torso, y el tacto de la sangre casi negra que lamía su piel. Henry se desmayó.
Joder que buena..... me ha gustado aunque lo de la herida ¿por qué es?... ¿por ir con los ojos cerrados?.... Bueno, que me ha gustado, pero explica mejor que es un ádaha... que hay cosas que quedan en el aire ;) Me ha encantado ;)
Genial la idea del diccionario.... pero que Ninguno o Cragor te modifiquen el título para que nadie escvriba en el diccionario, que si no va a ser un lío para encontrar una palabra si está lleno de comentarios... ¿no crees?.

Ahora ya se lo que es un ádahas... ya estoy más tranquilo XD XD
Me gusta como ha empezado, la presentación del chico ha estado muy bien dando los detalles justos sobre él y dejando lo necesario sin decir y lo demás también está bien presentado. Quizás deberías relajarte un poco al escribir y no tratar de incrustar ciertas cosas (hay un par de detallitos que no pegan, pero son cosas sin importancia) pero es algo que va con el desarrollo. Eso sí, lo del diccionario buena idea pero soy de los que no le gusta ese tipo de cosas, desde mi punto de vista habría quedado mejor si las explicaciones entraran en forma de subcapítulos en el prólogo o fueses dandolas conforme se desarrolla la historia. (Claro que, mi punto de vista es comparable en importancia al del gorgojo del cacto [burla2] )
Me ha gustado, ya va tomando forma, y espero que la historia tenga muchos capítulos [sonrisa] [sonrisa] [sonrisa]
saludos.
A mi me ha encantado, de principio a fin, lo he leido del tiron y cada vez con más intensidad.... un sobresaliente. [ok]

Espero con ansiedad más capítulos y por cierto, reunelos en un hilo como con tus poesias.
Si no sabes, que se encargue el macarra. ;)

Bye.
Llevaba un tiempo con ganas de empezarla porque la tematica me llamaba la atencion, y aqui estoy por fin.
Tengo mucho que leer para ponerme al dia, pero en los proximos dias ire pillando el ritmo.
Sobre este capitulo me quedo con tu manera de escribir, que me encanta. La ambientacion es mas que coherente, todo resulta creible. Y por cierto, gran final de capitulo :)
7 respuestas