Corazón de acero. Capitulo 9:Contacto

CAPITULO 9: Contacto

El Mayor Philips se encontraba consultando su localizador de posición cuando el conductor del transporte carraspeó para atraer su atención. El curtido militar enarcó una ceja y miró de reojo a su acompañante.
-Señor, en menos de dos minutos habremos llegado al punto de encuentro- afirmó el conductor.
Philips no se molestó en contestar. Rebuscando debajo de su asiento sacó un fusil de asalto que colocó entre sus piernas mientras comprobaba el cargador. Al acabar la operación ajustó más aun la boina roja que llevaba puesta. A unos cientos de metros se abría ante ellos un claro en la vegetación, no servía como pista de aterrizaje pero era suficientemente amplio como para aparcar unos cuantos vehículos sin dificultad. El transporte realizó una amplia maniobra de manera que quedó con uno de sus laterales pegado al borde de la maleza.
Todos los hombres bajaron del camión y procedieron a la descarga del contenedor bajo la atenta mirada del Mayor. La cámara de aislamiento era bastante grande como para que un puñado de hombres no pudiera moverla por su propia fuerza, aun así cualquier vehículo podía acarrear con su peso. El proceso terminó con el A-04 en el suelo y los miembros del grupo alineados a su derecha. El Mayor Philips encendía ahora un cigarro mientras maldecía para sus adentros la impuntualidad del grupo de recogida.
No había pasado ni un minuto cuando llegó a sus oídos el sonido de un motor. Instintivamente llevo su mano al gatillo del arma pero se relajó al ver que se trataba de los hombres que estaba esperando. De un camino desdibujado apareció un camión dotado de un pequeño remolque que se detuvo al lado del contenedor.
-No tolero los retrasos- farfulló el Mayor, -dense prisa en cargar lo que han venido a buscar, esta zona no es segura.
El portón trasero del remolque se abrió dando paso a tres gigantes de hierro. Los jóvenes se situaron al lado de Philips, que no era ni mucho menos la primera vez que veía unos S.A.C.s. Otro grupo de operarios salió del mismo lugar y comenzaron los preparativos para la carga de la cámara de aislamiento.
Robert sacó de su armadura los papeles y resguardos necesarios para acreditarse y se los entregó al militar que, tras comprobarlos con cierta desgana, les dio el visto bueno. El contenedor estaba elevado a medio metro de altura y a punto de ser cargado cuando el Mayor se dirigió hacia los muchachos.
-En cuanto esté listo salgan sin demora, nosotros no nos hacemos responsables de lo que ocurra tras la entrega- ,aspiró nuevamente el cigarrillo –procuren que la cámara no sufra daños hasta llegar a la colonia de Sufhion.
-Con su permiso- intervino Robert -¿qué es exactamente lo que llevamos?
-Van a transportar un sujeto potencialmente letal en el manejo de las armaduras que llevan puestas.
-¿Entonces es un ser humano?- repuso el joven con cierta inquietud.
-Más o menos, su nombre es A-04, pero no esperen cortesía de su parte. He conocido animales más sociables que “eso”- remarcó el Mayor con tono despectivo. Su cara tornó de nuevo en una horrible mueca al tratar de sonreír.
Con un gesto marcial dio por concluida la conversación al ver que el proceso de carga había concluido satisfactoriamente. A una señal de su mano sus hombres se subieron de nuevo al transporte, listos para partir. El vehículo calentó motores y tras completar un giro al claro desapareció entre la jungla.
Geera estaba ahora a la altura de la cabina del vehículo de la Corporación y envió la señal de confirmación al jefe de sección. Su hermano se encontraba en actitud vigilante al lado del portón de carga. Tamborileaba nervioso los dedos sobre la cubierta del camión, que quedaba a la altura de su pecho, mientras hacia un gesto a Ed para que se colocara a su lado.
-No tenemos nada más que hacer aquí, avisa a mi hermana- le ordenó a su compañero.
Una vez estuvieron los tres juntos Robert retiró el metal de su cara para poder hablarles con mayor facilidad. Les expuso sin rodeos lo que el Mayor le había contado, sin duda era mucho más de lo que el jefe de sección dejó caer en su anterior conversación. Su tono de voz era sereno pero no podía ocultar su preocupación, sin embargo Geera y Ed se mostraban entusiasmados ante la idea de un nuevo compañero.
-¿Y como dices que se llama?- le preguntó su hermana con los ojos llenos de ilusión.
-Su nombre es A-04, pero ni siquiera podemos estar seguros de que sea una persona.
Ed esbozó una amplia sonrisa mientras pensaba que se trataba alguien más raro que él, lo cual le parecía divertido porque siempre se había considerado a si mismo como alguien excéntrico.
-Así que A-cero-cuatro -, musitaba Geera -me parece un nombre muy raro para nuestro futuro compañero.¿Qué tal si le llamamos Acero simplemente?
Su hermano la miró de lado y Ed por su parte estalló en una carcajada.
-Vamos a ver, hermanita, te explico la situación-, el tono de Robert era por completo sarcástico- estamos en medio de la jungla esperando partir mientras corremos el riesgo de que nos ataquen y tu ¿te paras a pensarle un nombre a nuestro compañero?.
Las carcajadas de Ed fueron más que sonoras y no tardaron en sumarse a ellas los dos hermanos. Todos los operarios observaban la escena perplejos y uno de ellos se acercó al grupo para anunciarles que todo estaba listo.
El sonido de los motores al ponerse en marcha reconfortó a los presentes llenándoles de una sensación de seguridad que desde hacía minutos habían perdido. En la cabina el piloto y su asistente encaminaron el vehículo de vuelta a la colonia. Mientras tanto, en el interior del remolque, la cámara de aislamiento era vigilada por cinco operarios y custodiada por los tres jóvenes. El silencio se había apoderado de todos, en especial de Robert, que permanecía alerta ante cualquier sonido extraño que se filtrara a través de las aspilleras del camión. Los minutos pasaban con lentitud y muy a su pesar sus peores temores se vieron confirmados. El sonido de un disparo de energía impactando a pocos metros del transporte disparó la alarma. Los técnicos se apresuraron a afianzar los anclajes del contenedor y el piloto aumentó la velocidad.
Ed asomó la cabeza por la escotilla superior que la Corporación había añadido al vehículo. La escena le dejó paralizado. A pocos metros de distancia les seguía un grupo de hombres en transportes ligeros. Estaban fuertemente armados, pero lo que le cortó la respiración fue la visión de cuatro S.A.C.s en la parte trasera de uno de ellos. Tan rápido como pudo dio el aviso a sus compañeros y el pánico cundió entre los presentes. Jamás habían tenido notificación de que esa tecnología se usase por otras Corporaciones, de hecho se suponía que tenían un contrato de desarrollo en exclusiva con la industria militar.
La cara de Robert se desencajó y se apresuro a ocultarla tras el metal. Los disparos sonaban cada vez más cerca y el último de la andanada impactó contra el portón trasero zarandeando el camión.
-Seguidme todos, ¡subamos al techo del remolque, desde allí les haremos frente!- gritó a sus amigos. La escotilla se abrió de nuevo y uno tras otro se fueron colocando en la cubierta, haciendo unos esfuerzos terribles para no caerse. Los disparos silbaban entre sus cabezas y algunos llegaron a impactarles, obligándoles a subir la potencia del campo eléctrico de sus armaduras. Al instante comenzaron a responder el fuego enemigo en forma de disparos y estiletes de metal. Sin embargo sus esfuerzos eran inútiles pues las armaduras de sus rivales repelían cualquier ataque, al menos mientras les quedara potencia. Poco a poco estaban acortando la distancia.
-Perdóname Geera- le susurró Robert al oído de su hermana.
PLAS- PLAS- PLAS- REPLAS...

Ta mu pero que mu bien, si señor. Se ve que este tipo de cosas son lo tuyo, el capítulo ha quedado fantástico y el final ha sido genial, (me tas copiando nene, lo de los finales cortaos a mitad es míoXDXD). No hay quejas esta vez, enga, esperamos el siguiente impacientes.
Pero en esta ocasion me ha parecido demasiado rápido, la llegada de los malos ha sido casi sin avisar... esperaba más emocion en esa parte.
El final mu gueno.

Saludos. ;)
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