Diskover escribió:
Bueno, que dejar llevar tus sentimientos por un grupo de gente que sale en la telebasura y que no conoces de nada no es que sea de una gran madured.
Como han dicho por ahi, en el mundo, al cabo del dia, muere muchisima gente por las mismas razones, y a nadie mas que a los familiares y conocidos les entristece la noticia de su fallecimiento. La television no convierte a la gente en personas extraordinarias.
No me estoy metiendo contigo ni nada de eso, pero desde luego no puedes llamar inmaduro a alguien que te ha dado una respuesta sensata (graciosa, pero sensata), y mas bien deberias mirarte y cuestionarte quien de los dos es mas inmaduro.
Lo que Meryl quiere decir no es que esa persona fuera extraordinaria por salir en TV, ni mucho menos en ese programa en particular. Lo que quiere decir es que pocos días atrás muchos lo habíamos visto VIVO, con sus historias, con sus capulladas (lo que es yo no sé muy seguro quién es, ¿el que les puso los tochos a la novia?) y en ningún momento hubiéramos imaginado que su vida pudiera durar tan poco, que a lo mejor a la semana iba a estar bajo dos metros de tierra. A mí me choca porque me hace ver lo efímera que es la vida, y es que todos damos por sentado que vamos a vivir hasta los 90 años y morir de viejos con nietecitos, pero en realidad no sabemos dónde estaremos de aquí a un mes. Eso, las listas de muertos de la DGT no lo transmiten, no son más que cifras. Y la gente del tercer mundo lo mismo, porque subconsciéntemente los consideramos gente, no personas.
Es como algo que me pasó hace un par de años en inglaterra: en Londres conocí a una amiga de una amiga que se había quedado coja para toda la vida en un accidente de coche en el que había muerto su amiga. Yo sólo pensé, joder qué fuerte, y no le di más vueltas. Pues pasó el tiempo y vinieron otros amigos de mi amiga de Valencia, y una de ellas que estaba bastante bien no dejaba de mirarme y de decir que me conocía de algo, yo personalmente pensaba que le molaba o algo porque ella no me sonaba de nada. Pues nada, salimos todos una noche y en el pub me dice la tía que ya sabía de qué me conocía. Resulta que TRES años antes yo había hecho una asignatura optativa y el trabajo lo había hecho con una amiga suya. La amiga no era ni demasiado guapa ni demasiado simpática ni tenía ninguna virtud especial, hicimos el trabajo y luego nos cruzamos por los pasillos un par de veces y esa es toda la relación que tuvimos.
Pues eso, que me dice la amiga que ya sabía de qué me conocía, que si me acordaba de Pepita. Y le digo que no, no tenía ni idea de quién me hablaba. Y me dice que sí, que habíamos hecho un trabajo de Fines Específicos. Y al cabo de unos segundos empiezo a acordarme de la chavala aquella que se me había olvidado hacía años, de cómo habíamos hecho el trabajo, de lo bien que hablaba el inglés la jodía, y me puse to contento y le dije, osti sí sí que es verdad, ya me acuerdo!
Y me dice sin inmutarse, pues se mató el año pasado. Era la que iba en el coche con la coja. A mí me entró un bajón tremendo y tuve que irme a casa, ¿por qué? Era una vida, daba igual que la conociera o que no. No la apreciaba especialmente, ni me molaba, ni me caía demasiado bien, ni era una pérdida para el mundo mayor que cualquier otra vida. Y hacía años que ni siquiera me acordaba de su existencia. Pero era ella, era una entre seis mil millones.
Esto no tiene nada que ver con la telebasura.