Bueno, como la primavera estaba alterando a todos los eolianos, ya decía yo que no podía ser inmune a ella, que tarde o temprano la locura primaveral me atraparía, y en efecto, al final me ha atrapado. No se qué narices me ocurre hoy, pero creo que estoy enamorado. Me parece a mí que era un sentimiento aletargado en lo más profundo de mí, por una chica que conozco, pero hoy de golpe ha despertado pisando fuerte.
En fin, yo, Khasius BCN, el hombre de los relatos decadentes y grises, el hombre de "¿amor? ¿eso se fuma?"...bien...no os lo váis a creer pero he escrito una poema de amor

. Es decir, en vez de escribir un poema gris, he escrito un poema...esto...¿rosa?
Aquí os lo dejo, y si queréis, tras leerlo y si entendéis mis paranoias mentales, podéis dejar algun consejo.
No corras el velo
No sé cómo expresar
lo que corre ahora por mis venas,
el corazón se me sale del pecho
cada vez que con tu mirada me llenas.
De golpe entraste en mi vida
iluminando mis ojos,
dejándome atónito ante tu blanca tez,
de golpe, de mi cordura me despojo.
No sé como describir
lo que pasa por mi mente
cuando miro tu castaño pelo,
mas cuando te das cuenta, cortas la imagen,
te mantienes al margen
corriendo un tupido velo.
No corras la cortina dulce niña,
pues ahora mi vida es mirarte,
observar esa inquietante belleza tuya
de cuando te quedas quieta,
inerte mientras el viento pasa,
y quisiera yo ser viento
para pasar suavemente por tu cara
e invisiblemente amarte.
Invisible porque la vergüenza me mata,
se me carcome por dentro,
quisiera yo decírtelo mas
sin frutos se queda el almendro.
Sin palabras me quedo cuando
quiero sacar de la roca la espada,
cuando quiero arrancar de mí este sentimiento
que parece una espada en su vaina enfundada.
Pero, ¿qué dirías tú si supieras que te quiero?
quizas te gustaría, quizás te inquietarías,
quizás te pondrías nerviosa o quizás me odiarías,
y por esa covardía,
covardía de un niño lelo
prefiero callar y observarte,
para que así no corras el velo.
Para que no dejen de mirarme
esos ojos color caramelo,
para no dejar de ver la harmonía
con que se mueve tu pelo;
prefiero seguir pensando
en mis noches de desvelo,
si es mejor callarme
o decirte que te quiero.