Este escrito no es mio es de una amiga y por favor me gusatria l me dierais vuestra opinion.No se si sera por k la kiero mucho pero me parece k es bellisismo.
Contadme k pensais,
MUCHAS GRACIAS y besotes
UN CUENTO
En todas las tardes de aquel largo otoño la veía sentada en el banco del parque, junto al lago, observando un atardecer que se perdía en sus ojos. Ella estaba allí cada día pero al mirarla sentía que se encontraba en algún otro lugar que no era ese parque.
Una tarde me acerqué a preguntarle qué observaba con esa añoranza, qué escribía en aquel cuaderno gris que siempre la acompañaba en aquel banco y con una sonrisa que le costó arrancarle a su alma me contó una historia que me hizo ver que para ella la vida era solo un paseo. Ella me dijo:
“En este cuaderno …
… escribo mis pensamientos, los escribo, escribo palabras que se van al viento por que no hay nadie que sonría al leerlas, nadie se emociona con mi ser y, mi más profundo alma, que plasmo en este papel, se queda vacía al no poder volar en su mente.
Él nunca conoció a una mujer herida de amor defenderse con garras de león por salir de la más oscura soledad que niebla su corazón al no poder dejar brotar su calor.
Él nunca conoció el profundo sentir que experimenta el alma con esa esencia que nos dan, y nos quitan con tanta facilidad que pasas de inmensa felicidad a tremendo sufrimiento en un instante sin poder calibrar lo que está por pasar.
Palabras corretean por mi mente, cual cortijo de pájaros revolotea al primer florecer, preguntándome cuáles serán las acertadas, cuáles fueron fallidas, qué hice bien, qué no hice, qué le dije, qué le hirió. Huyó, huyó sin palabras, él se escondió, tapando su amor, ocultando bajo un manto de rosas su más profundo dolor y su temor por perder, por haber perdido, por perderme, por perderse?
Todo lo que escribo es en blanco y negro, todas mis letras son las mismas y por más que escriba nunca lograré hacerle ver lo que hay en este corazón oxidado que se resquebraja con cada ráfaga de viento que alienta su latir.
Un latir pausado, condicionado por un sentir que tiene que ocultar su temor al despertar, despertar de esa historia que le dio la vida y le hizo volar a otro lugar donde no había nada inalcanzable, donde el ayer se convertía en hoy y en mañana, donde existía paz y una sola mirada le hacía ver lo que había en él. Este latir que quiere perderse en lo más profundo de su ser y no tener que despertar jamás por que despierto, al amanecer, las calles están vacías aún rodeado de gente. Un latir en el que su soledad silencia la lluvia que hiela su compás.”
Sus palabras encogieron mi corazón que se sintió estrangulado por oírla relatar con tanta añoranza un tiempo pasado que para ella era presente. Le pregunté quién era él y su respuesta fue inmediata pero ese sol del atardecer que iluminaba su cara me hizo estremecer al mostrarme cómo el brillo de sus ojos cambiaba al describírmelo.
“¿Has visto alguna vez un ángel?” -me preguntó-
“Yo sí” – respondió rotundamente – “Cuando lo vi lo supe. Su tenue hermosura, su candor, su sutil inocencia, el brillo de sus ojos. Supe que era un ángel pero hasta más tarde no descubrí que él era mi ángel. Su manera de mirarme, su manera de tratarme, la forma de en que me hacía reír, la forma en que me hacía sentir, él no podía ser mas que mi ángel.”
- ¿Y cómo es él? – le pregunté- Una sonrisa inmensa se dibujó en su cara y una inquietud, como la que tiene un niño el día de Reyes al abrir los regalos, no la dejaba hablar.
Respiró, me sonrió y dijo
“Él es ÉL, es mi vida, es mi aire, es mi voz, es mi sed, mi sueño, mi delirio, mi ilusión, mi alimento, mi dulce, él es mi alma, es mi felicidad, mi amor, mi color, mi inspiración, mi música, es mi arte, mi sonrisa, mi universo, mi calma y mi tempestad, mi sol, él es mi calor en el invierno, él es mi niño, es mi locura, mi ternura, mi esperanza, es todos mis pensamientos, mi corazón, mi latir, mi sentir, mi pasión, mi ser. Él es todo, todo es él. Su cuerpo es mi perfección, sus ojos son el bosque donde puedo perderme, sus labios son la poesía de sus besos, sus manos el adagio de sus caricias, sus movimientos mi compás, sus palabras el delirio de mis oídos, su aroma el éxtasis de mi aire y su sonrisa la luz en la oscuridad. Es él mi ángel.”
Su inquietud cesó y ella le seguía viendo con la inocencia con que le miró la primera vez, en sus ojos no había dolor, en sus palabras no existía rencor. Aún sufriendo de la forma que relataba en ella sólo había sensación de amor. Sufría, y dolía que no viera que el amor, aunque inmenso, estaba solo, no había nadie que le acompañara en su camino. Él no la dejó, él se evaporó, fue un sueño, un imposible, un fantasma en la niebla, incorpóreo, intangible, él no la podía amar.
Su tristeza la inundó de nuevo, era hora de marchar, pero no podía irme sin hacerle una última pregunta, por qué sigues queriéndole.
“Él ha sido para mi lo más grande de este mundo, quería compartir con él este breve instante que es la vida. Él puso en marcha el latir de lo que hasta aquél momento solo había sido una maquina, penetró en el misterio de mi alma de mujer, me dio la vida y la alegría.
Se que hay gente que no consigues olvidar jamás, y es él al que jamás conseguiré olvidar y al que jamás dejaré de amar.”